El matrimonio es un artefacto
Empezamos junto a Daniel Cúparo a escribir esta historia en el 2014. La idea era indagar en un matrimonio con una historia en común de muchos años, que al quedar solos luego de la partida de su hijo, se enfrentan a una crisis que comúnmente se llama “nido vacío”. Pero nuestra intención era trascender ese tópico. Jugar en contra de la idea de un conflicto externo, como usualmente se ha hecho en otro tipo de películas de un desgaste o de terceros en discordia. Nos parecían caminos ya muy transitados y nos seducía investigar qué pasaba con personas que se llevan bien, que se entienden, que se desean. Creo que lo original de la película está ahí. Que su planteo va más por el lado individual que por el de la pareja y cuál es el espacio que hay para resolver estas cuestiones entre dos.
El matrimonio es un artefacto creado por los humanos, her moso, único, pero i mper fec to, co - mo toda obra humana, y al que uno le exige que le brinde todas las respuestas. Ese artefacto, que es lo que finalmente propone la película, debe ser continuamente revisado y reactualizado. En ese sentido, el cine hace largo rato se viene ocupando en diferentes géneros cómo afecta al amor el paso del tiempo. Lo novedoso de El
amor menos pensado, es que propone una pregunta: “¿Estás enamorado?” que juega de diferentes maneras y la saca del lugar sacralizado.
El segundo acto propone unos pasos de comedia enmarcados en el titular de “El Maravilloso mundo del recién separado”. Queríamos desdramatizar la idea de una separación, alejarla de la idea del fracaso. Como autores, nos atrae naturalmente el divertir a la gente, hacerla reír. Nos fascina ver la reacción del público frente a ciertas escenas muy cómicas de la película. Es muy gratificante para uno ver que algo que estuvo en un papel cobre vida y provoque tal reacción.
Y finalmente está el aspecto emocional. Sin spoilear nada, también nos ha sorprendido la reacción que sobreviene al final. Muchas personas con lágrimas en los ojos al término de cada fun- ción. Incluso, a nosotros mismos al escribirla, nos abrazó una emoción, inesperada. Cuando algo así te pasa en el papel, uno sabe que hay algo genuino. El amor menos pensado propone también un mosaico de personajes que intentan decir que cualquier camino que busque la felicidad es lícito. No importa la edad, habilitar el deseo y la posibilidad de cambiar y amar. Desde el hijo hasta los pa- dres de los protagonistas.
El guión fue escrito ya pensando en Ricardo Darín y Mercedes Morán. Tener eso en mente fue muy importante, porque uno ya al conocerles sus giros, sus maneras, sus estilos, inconscientemente ya decide los tonos y la métrica.
Trabajar con ellos fue algo maravilloso. Tienen una gran sensibilidad, un oído increíble, para mejorar, modificar e interpretar cual- quier línea de diálogo. A l ver la película veo nuestros textos, pero de alguna manera extraña y mágica parece que fueran otros. Es decir que son y no son al mismo tiempo. Aunque la película se ciñe mucho al guión. Pero la musicalidad de ellos hace que las mismas palabras suenen muchas veces distintas. Y ni hablar de lo intangible, que podría resumir en la manera de mirar que tienen. Fui muy afortunado de trabajar junto a ellos. Un regalo de la vida.
Y luego está el resto del elenco. La película demandaba unos roles secundarios que estuvieran a la altura. Todos tienen su incidencia en el guión. Y tuve la suerte de trabajar con grandes actores que se prestaron a darle vida a personajes que toman distintas decisiones frente al tema del amor. Estoy muy orgulloso de ellos por la entrega y la generosidad que han tenido.
Muchas personas que han visto ya la película destacan cómo está representado el rol de la mujer. Me alegra doblemente, ya que no fue algo buscado. Sucedió naturalmente: mujeres con iniciativa, con decisión, con coraje. A la par del hombre. Y me alegra mucho que sobresalga esa lectura.
Escribo esta nota con las noticias de que la película está calando hondo en los espectadores. La vieron el primer fin de semana más de 215 mil personas. Y más allá del número, infinidad de mensajes emocionados porque se han visto reflejados en algunas de las múltiples capas que tiene la película. Muchos pensarán que es una película para una franja etaria por arriba de los 40 años, pero he comprobado que gente mucho más joven también ha sentido que la historia de Marcos y Ana, los divierte, interpela y emociona. Estamos muy felices por ello.
*Productor, director y guionista cinematográfico.