La Serenísima y una nueva cuenca puntana
El cuento reza que, cuando un tambero muere llega al cielo y luego de preguntarle San Pedro a que se dedicaba en la tierra y si era felíz, el hombre comienza a quejarse “Que va, si era tambero. Sufría con las lluvias, las inundaciones y la seca. Ha sido tremendo”. A lo cual San Pedro le propone, “¿que te gustaría ser si pudieras volver?”, y el hombre insiste, “Tambero”. San Pedro lo mira perplejo y el hombre responde: “Me dijeron que va a subir el precio de la leche”. Este es un cuento que circula entre los tamberos y les arranca una sonrisa porque se ven en esa imagen de persistencia, fuerza y determinación. También se identifican los socios del establecimiento San Cristóbal, en la novedosa Sociedad por Acciones Simplificadas (SAS), con su tambo asociativo, que seguro es único. En principio porque es bastante raro que un productor se asocie y más en el sensible segmento de producir leche. Son 5 partes integrantes (4 de ellas con tambos en actividad) que se unieron escapando de las inundaciones y el barro permanente en sus zonas de producción. Pusieron rumbo a San Luis y allí de la mano de La Serenísima inciaron la búsqueda de un campo, hasta dar con San Cristóbal, con 1600 hectáreas, 5 pivotes de riego y 600 hectáreas de alfalfa implantada. Algunos aportaron animales, otros maquinarias y otros capital. Ya tienen 250 vacas en ordeño y planean llegar a 700. La leche irá -desde octubre aprox-, a la nueva planta de leche fluida ultrapasteurizada que La serenísima está anexando a su planta quesera de Villa Mercedes, con una inversión de u$s 10 millones. El objetivo es promover una nueva cuenca para reducir costos de logística y proveer a Córdoba, Mendoza, San Juan, Tucumán, Río Cuarto y Neuquén. Y abrir el juego. Porque en la lechería aún hay mucho por hacer.
“La firma descentraliza su producción de leche con una planta puntana”.