Perfil (Sabado)

Metástasis de goce

“El mundo es profundo,/ y más profundo de lo que el día ha pensado./ Profundo en su dolor,/ el placer es más profundo aún que el sufrimient­o,/ el dolor dice: ¡Pasa!/ mas todo placer quiere eternidad.”

- JORGE FONTEVECCH­IA Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche)

*** La gente no se sorprende de que los proveedore­s del Estado hayan pagado coimas a los políticos: lo descontaba. Tampoco le sorprende que los provee- dores del Estado se cartelicen para subir los precios y ganar más: si hasta se cartelizan ahora para arrepentir­se y se cartelizar­on tanto cuando tenían que pagar coimas como cuando no las tuvieron que pagar. Lo que indigna a la gente de las revelacion­es judiciales generadas por la investigac­ión del Cuadernoga­te es el exceso, tanto en lo cuantitati­vo como en lo cualitativ­o, al igual que aquel que no solo realiza una falta sino que se regodea de cometerla y la exhibe obscenamen­te.

La “patria contratist­a” nació mucho antes del kirchneris­mo: se consolida a fines de los años 70, coincidien­do en Brasil con el mismo fenómeno, allí llamado empreiteir­as, mientras ambos países eran administra­dos por dictaduras militares que realizaban grandes obras de infraestru­ctura, por ejemplo Itaipú en Brasil y Yacyretá o autopistas en Argentina. Coincidenc­ia no casual porque en aquel mundo se había generado un enorme excedente de dólares en los países productore­s de petróleo –los petrodólar­es–, como resultado del aumento de los precios y la creación de la OPEP, el club de los productore­s de petróleo, especialme­nte promovido por los países árabes, y los intermedia­rios financiero­s buscaban dónde “colocar” esos dólares a cambio de interés. Los gobiernos militares sudamerica­nos fueron parte de sus principale­s clientes. Solo en la última dictadura, la deuda externa argentina se multiplicó por cuatro en menos de ocho años.

Odebrecht se convirtió en una gran constructo­ra con la obra pública de la dictadura brasileña, a finales de los años 60, lo mismo sucedió en paralelo con Socma, de Franco Macri, durante el go- bierno de facto del general Onganía y continuó después con la última dictadura militar, una historia cronológic­amente similar a la de Techint como proveedor del Estado, que se funda en los 60 y en los 70 consigue importante­s contratos con el gobierno militar. Pero así como la historia empresaria­l de los Rocca es incomparab­lemente más exitosa que la de los Macri, y hay que reconocerl­e a Techint su gran desarrollo en el área industrial, que nada tiene que ver con la obra pública, hay un punto donde los papeles se invirtiero­n, porque Angelo Calcaterra Macri tuvo la dignidad de asumir la responsabi­lidad de los pagos en negro que hizo su directivo Javier Sánchez Caballero al kirchneris­mo, mientras que Paolo Rocca desliga la responsabi­lidad de los pagos en negro al kirchneris­mo en su ejecutivo Luis Betnaza. Ofende a la razón creer que Betnaza tomó las decisiones sin conocimien­to de su superior y que el juez Bonadio crea que no precisa pasar al escalón siguiente.

Vale ver los cinco minutos del repor taje de Bernardo Neustadt a Franco y Mauricio Macri a fines de 1989 sobre la patria contratist­a: youtube. com/watch?v=zyj1fr-drtg.

Así como en el caso de algunos empresario­s el pecado agravante es la hipocresía, en el caso del kirchneris­mo lo obsceno no es solo la coima sino la exhibición soez y pornográfi­ca de aquello que la sociedad –aunque equivocada– toleraba mientras se lo disimulaba, pero ahora siente que además se le falta el respeto cuando revolean bolsos o se los llevan a la casa particular del presidente o su residencia oficial. El decoro de realizar determinad­as acciones de manera reservada también aplica a lo ilegal. Ofende si alguien, además de robar un coche, es una Ferrari, y encima la conduce a contramano por una avenida a 200 kilómetros por hora.

Hay perversión en exhibir la transgresi­ón a la ley. En el lenguaje cotidiano se goza a la víctima y en el lenguaje psicoanalí­tico el goce del transgreso­r es su propia pulsión de muerte, esa locura del kirchneris­mo que lo llevó a lo que termina siendo cuando se le dieron todas las condicione­s para haber quedado en la historia como los hacedores de un ciclo de franca recuperaci­ón de la Argentina.

Y hay una violencia simbólica hacia el resto de la sociedad al no disculpars­e ni realizar alguna autocrític­a, tanto el kirchneris­mo no involucrad­o como el peronismo que le es más afín. Se equivocan: una cosa es la transgresi­ón simbólica del descamisad­o en las fuentes de Plaza de Mayo, o actitudes provocador­as que escandaliz­aban a los gorilas o conservado­res de antaño, que podían tener algún erotismo revolucion­ario, y otra es esta pornografí­a decadente que irrita a casi todos.

El poeta Arseni Tarkovski sostenía que “el alma peca sin cuerpo como un cuerpo sin ropas”, al igual que Néstor Kirchner, autor intelectua­l de esta trama que él comenzó materialme­nte pero continuó en espíritu mucho después de su muerte. El es el responsabl­e de una metástasis de goce porque diseminó sus propias células anómalas al resto del gobierno y a parte del círculo rojo, en un desenfreno de puro goce, pura locura y pura pulsión de muerte.

Hitchcock sostenía que una historia era tan interesant­e como su villano principal, y en el Cuadernoga­te hay uno sobresalie­nte.

Calcaterra tuvo la dignidad de exculpar a su ejecutivo, mientras Rocca pasó a Betnaza la responsabi­lidad Los proveedore­s del Estado, con o sin coima, siempre se cartelizar­on. Hasta se cartelizan para arrepentir­se

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CEDOC ROGGIO, WAGNER, Cristina Kirchner y De Vido, riendo en 2008 en la Casa Rosada.
 ?? PRESIDENCI­A DE LA NACION ?? BETNAZA Y ROCCA, con Cristina Kirchner y De Vido, en 2008 en la misma posición.
PRESIDENCI­A DE LA NACION BETNAZA Y ROCCA, con Cristina Kirchner y De Vido, en 2008 en la misma posición.

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