GRACIAS POR LA MUSICA
La ciudad que siempre será recordada por dos grandes hombres, Martin Luther King y Elvis Presley, no guarda silencio. La modernización y creación de nuevos espacios culturales es incesante. Y sus voces siguen resonando.
El blues, Elvis y la carne asada tienden a dominar las percepciones que comúnmente se tienen de la segunda ciudad de Tennessee. Sin embargo, también hay muchos otros atractivos.
Día 1. Derechos civiles
Después de una renovación de US$ 27,5 millones en 2014, el Museo Nacional de los Derechos Civiles, ubicado en el lugar que antes ocupaba el Motel Lorraine, donde Martin Luther King Jr. fue asesinado el 4 de abril de 1968, se transformó en una experiencia de inmersión multimedia que comienza con la réplica de un esclavo cautivo en un barco y abarca cinco siglos de opresión y luchas por los derechos civiles (entrada, US$ 16). Los visitantes pasan por habitaciones dedicadas a la era de Jim Crow; una réplica del autobús de Montgomery donde Rosa Parks se negó a abandonar su asiento y comedores escolares donde los estudiantes llevaron a cabo protestas en los años sesenta. De ahí se pasa a King y su activismo en torno a los derechos civiles, y el emotivo recorrido termina en el exterior de la bien conservada habitación 306, que ocupó este emblemático hombre antes de ser asesinado en el balcón. La salida desde el anexo del museo deja a los visitantes en la calle South Main, un distrito histórico en renovación, que contempla la transformación de una estación de tren en un hotel. El último viernes de cada mes, la Noche del Tranvía por el Distrito Histórico y Artístico de South Main ofrece recorridos gratuitos en tranvías antiguos entre tiendas, galerías y restaurantes (de lo contrario, la tarifa es de un dólar, o 3,50 si se compra un pase de un día). El aclamado dúo de los chefs Andy Ticer y Michael Hudman colaboró en varios restaurantes en los que Italia se funde con el sur estadounidense, como el popular Hog & Hominy. Con la apertura del nuevo The Gray Canary en el centro de la ciudad, cambiaron la tradición, ya que ahora sirven ostras y platos asados a la leña (desde US$ 11) en un romántico local con vista al lejano puente Hernando
De Soto, que se extiende sobre el Mississippi.
Día 2. Clásico urbano
La restauración de los edificios es algo que enorgullece a los residentes de Memphis (basta ver la arena deportiva en forma de pirámide que ahora se ha convertido en una tienda de artículos de pesca conocida como Bass Pro Shop, inspirada en una ciénaga). Un centro de distribución de Sears abandonado a su suerte se ha reconstruido para convertirse en el poblado vertical Crosstown Concourse. Recorra por su cuenta la galería del segundo piso, en la que encontrará murales, videos e instalaciones de arte. Uno de los parques urbanos más grandes de Estados Unidos, Shelby Farms Park, al oriente de la ciudad, abarca una extensión de 1.821 hectáreas, que comparte con una manada de búfalos. Asista a la popular clase de yoga, el sábado a las 9.30 (gratuita), que se lleva a cabo en un área verde frente al lago, afuera del centro de visitantes. O alquile una bici (US$ 10 la hora) y recorra los senderos. El parque se extiende a lo largo de 17 km de la Greenline, una conversión de vías de tren en veredas que llevan de regreso al centro de Memphis. Después del ejercicio, nada mejor que un generoso sándwich estilo Nueva Orleans en Second Line, que se encuentra en la plaza Overton. Ubicado en una acogedora cabaña con ladrillos a la vista y fotografías en blanco y negro, los agradables locales atraen a fanáticos de toda la ciudad por sus generosos “po’boys” hechos con muslos de pollo y queso suizo (US$ 12) u ostras fritas (US$ 16),
incluye guarnición. Los amantes de la música deben hacer un recorrido por Sun Studio (entrada US$ 14), que es parte del peregrinaje a Memphis. En su modesto edificio de ladrillo de dos pisos, el ingeniero de sonido Sam Phillips descubrió al joven Elvis Presley. Phillips grabó el primer sencillo del futuro “rey del rocanrol”, That’s All
Right, en 1954, pero antes de eso fue un fanático del blues y grabó a otras leyendas, como Howlin’ Wolf y The Prisonaires, cuyos videos musicales se reproducen durante el recorrido. En un estudio sin mucho glamour, donde han grabado más recientemente U2 y Bonnie Raitt, los guías invitan a los visitantes a posar sosteniendo el micrófono original Shure 55 que utilizaron Elvis y otras leyendas. La escena creciente de las microcervecerías artesanales coloca la cerveza como el producto que hay que comprar en un par de barrios emergentes. Cerca de Sun Studio, en el Edge District, High Cotton Brewing Co. colinda con Edge Alley, donde se encuentran algunas tiendas interesantes, como B. Collective, que vende artículos para el hogar hechos por artistas, y Paulette’s Closet, una tienda de ropa “vintage” en excelentes condiciones. A unos 8 kilómetros al este en un rincón industrial al lado de unas vías del tren, Wiseacre Brewing Co. anima el distrito artístico de la avenida Broad, que está repleto de tiendas. Las nuevas salas de artes escénicas en expansión se concentran en torno a la plaza Overton, un imán de la cultura. Hace un año, el Ballet de Memphis, conocido por sus obras de temas regionales, además de clásicos de la danza, inauguró una nueva sede de 3.530 m2 aquí. Los muros de vidrio invitan a los observadores a echar un vistazo a los ensayos, aun cuando no haya presentaciones programadas. A unas cuantas calles de ahí, funciona la conocida compañía afroamericana del Teatro Hattiloo. La música de Memphis resuena desde la céntrica calle Beale. Comience un recorrido musical progresivo en la plaza Overton, donde Lafayette’s Music Room presenta en el escenario a artistas de bluegrass o soul. Mollie Fontaine Lounge, con sus muebles retro, ocupa una de las mansiones originales en la zona que se conoce como Millionaire’s Row, en el centro de la ciudad, que recibe el nombre de Victorian Village. Déjese contagiar por la fiebre del boogie en la pista de baile Iluminada de Paula & Raiford’s Disco en el centro de la ciudad, que abre ya entrada la noche y solo los fines de semana.
Día 3. El rey y su corte
Recorrer la finca de Elvis Presley, Graceland, donde se encuentra la “habitación jungla”, de estilo kitsch con techo alfombrado, sigue siendo un clásico para los amantes de la música. Desde la primavera pasada, hay mucho más que ver en el nuevo Elvis Presley’s Memphis, que costó US$ 45 millones y es un complejo de museos, tiendas y restaurantes de 16 hectáreas al otro lado de la calle. Los recorridos (a partir de US$ 59) comienzan en la mansión del cantante, donde se pueden ver películas caseras y objetos personales como los trajes de boda de los novios. Los autobuses del recorrido llevan a los fanáticos de regreso al otro lado de la calle, donde una serie de exposiciones escudriñan la influencia del rey en otros artistas como Elton John y Bruce Springsteen, sus colecciones de automóviles llamativos y sus conocidos monos cubiertos de lentejuelas. Un restaurante que lleva el nombre de su madre, Gladys, sirve los sándwiches fritos de manteca de maní y banana (US$ 4,49), que eran los favoritos del “rey”.