La anticuada tristeza de pensar solo en los roles actorales
THE PARTY Dirección: Sally Potter Intérpretes: Thimoty Spall, Kristin Scott Thomas, Cillian Murphy y Cherry Jones Origen: Reino Unido (2017)
Lamentablemente, The Party es de esas películas de actores, de nombres grandes en una situación de encierro (una casa donde se celebra una victoria política en este caso) que apelan a posiciones de cámaras y duelos actorales, esa ca- lamidad, para crear una idea de cine. The Party es teatral, ese adjetivo que suele usarse caricaturescamente para aislar estos ejercicios.
El caso de Sally Potter, una directora con cinturón negro en comedia ídem, y siempre con un foco acentuado en la performance de los actores, es aquí más cercano a un ejercicio. Esa noche de festejo comienza creando una serie de personajes que parecen prediseñados para dar lugar a una “gran actuación”, como puede ser un hombre agotado (Thimoty Spall), una mujer que recibe una pésima noticia (Kristin Scott Thomas) o simplemente una amiga con actitud más bífida de lo que una película ponzoñosa requiere (Patricia Clarkson). Así, rápido y de modo superficial, los personajes buscan ser definidos en un instante, con una frase o un consumo –cocaína en el caso de Cillian Murphy–, y todo comienza. Como predefine el blanco y negro saturado de la imagen, todo será bipolar, tremendo y trágico. Noche de secretos, otro McMenú que cierta idea sobre la actuación suele adorar. Lo cierto es que a lo largo de la película el match de actuaciones se da, y todos suben la espuma que Potter busca sacudir. Allí está su engaño pueril: quiere tanto ver esas tripas en el suelo que se olvida de darles un cuerpo que las contenga.