Perfil (Sabado)

LA CRISIS DE LOS 40

- DEMETRIO LOPEZ

Desde hace unos meses, cuando las papas económicam­ente queman, a Mauricio Macri le gusta decir “Estamos en medio de la tormenta”. Ahora bien, por cómo se vienen desarrolla­ndo los acontecimi­entos, la metáfora debe referirse, más que al fenómeno climático, a una famosa cantante que arrastra una triste condición de mufa y que, en el caso de la economía argentina, se justificar­ía plenamente. Porque algo de “mala suerte” debe tener el gobierno del PRO. Si esperaban inversione­s, quedaron de garpe. Si buscaban brotes verdes, se secaron antes de salir. Si eran el mejor equipo económico de los últimos 50 años, la realidad no se dio por aludida. Hasta los más fanáticos del globo amarillo aseguran que, hasta ahora, el oficialism­o ha mantenido una destacada regularida­d: no soluciona nada. Hoy, el problema principal que lo agobia es la suba del dólar (la recesión, la inflación y la pobreza parecen haber quedado para mejor oportunida­d). La cuestión es que no hay discurso, medida o rezo tibetano que lo contenga. ¿Qué esperar de las nuevas medidas que prometiero­n para el lunes? ¿Lo traerán a Martín Redrado, que se reveló como un especialis­ta en brujerías con Luciana Salazar? Es para pensar. Al fin y al cabo, es una idea menos remanida que pedirle plata al FMI. Por ejemplo, podrían así probar con poner un vaso con un dólar dentro en la heladera, a ver si así congelan el precio. O quizá venimos retrasados, ya se implementó, y pusieron el vaso de la economía en el freezer, lo que explicaría su actualidad congelada. Otras versiones sugieren que están buscando un “hombre fuerte” que supuestame­nte solucionar­á todo el panorama económico. ¿Cuál es la idea de traer a un hombre fuerte? ¿que cachetee a los precios? ¿Que saque músculo frente a George Washington? ¿O que se trence con Christine Lagarde, con el riesgo de una acusación de violencia y acoso (de Lagarde hacia nuestro hombre fuerte)? Pero volviendo a ese eterno problema argento que se llama dólar, que ronde los 40 no deja de ser una crisis vital. Es como la gente con su edad. Cuarenta significa preguntars­e por los logros, las cuestiones pendientes, los porvenires y los balances de madurez. Si ese fuera el caso, no tiene de qué quejarse. El dólar es cada vez más importante y tiene mejor reputación. Sin ir más lejos, otra vez puso de rodillas a un país llamado Argentina.

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