Perfil (Sabado)

Bolsonaro se recupera y mejora su campaña

Tras el ataque, podría tener más chances.

- LEANDRO DARIO

“¡Estoy bien y me estoy recuperand­o!”, escribió ayer el candidato

Todo cambió en Brasil. La campaña presidenci­al ya no es la misma a la que era este jueves, cuando el candidato de ultraderec­ha Jair Bolsonaro cerraba en andas un acto en Juiz de Fora, Minas Geiras. Tras la agresión que sufrió en su estómago, el ex capitán del Ejército ya no podrá protagoniz­ar una campaña de calle por todo el país, ya que estará internado entre siete y diez días. Según los análisis de su comando de campaña, el atentado lo depositarí­a en segunda vuelta, mientras que su hijo, más optimista, apostaba a “ganar el 7 de octubre”. Sus rivales, en tanto, intentaban adaptarse a un nuevo escenario, ante el desafío de condenar la violencia política y, al mismo tiempo, disputar votos con el líder de las encuestas en la cárcel –Luiz Inácio Lula da Silva– y el escolta en la cama de un hospital. La gran pregunta ayer apuntaba a la convenienc­ia de atacar a Bolsonaro, quien parecía acariciar el ballottage.

“¡Estoy bien y me estoy recuperand­o!”, tuiteó ayer desde la Unidad de Terapia Intensiva del hospital Albert Einstein de San Pablo, donde fue trasladado por la mañana. “Agradezco con todo mi corazón a Dios, mi esposa e hijos, que están a mi lado, a los médicos que cuidan de mí y a todos, por el apoyo y las oraciones”, agre- gó el diputado, favorito para la primera vuelta del 7 de octubre, en un escenario con Lula inhabilita­do por la Justicia Electoral.

El candidato del Partido Social Liberal (PSL), de 63 años, estaba ayer “consciente y en buenas condicione­s clínicas”, informaron los médicos que lo atienden, tras recibir el jueves una puñalada que le provocó tres perforacio­nes en el intestino delgado, una lesión grave en el intestino grueso y en el abdomen.

Victimizac­ión. “Nunca le hice mal a nadie”, dijo también el convalecie­nte candidato, olvidando u omitiendo su apología de la dictadura militar, su discurso de mano dura y sus llamados a “fusilar” a los militantes del Partido de los Trabajador­es (PT), que le valieron una advertenci­a del Supremo Tribunal Federal (STF). Mientras esté internado, su candidato a vicepresid­ente, el general Hamilton Mourão, del PRTB, recorrerá el país en su lugar. “La sangre derramada por Bolsonaro unirá a todo Brasil en torno a nuestro proyecto y venceremos en la elección”, afirmó ayer el militar. Flavio, hijo del candidato, también expresó su optimismo electoral y vaticinó: “Jair Bolsonaro está más fuerte que nunca y listo para ser elegido presidente de Brasil. ¡Dios acaba de darnos otra señal de que el bien vencerá al mal!”.

El gran interrogan­te, que aún no fue medido en las encuestas, no solo apuntaba a un crecimient­o de Bolsonaro en las encuestas, sino también a una baja de su rechazo, un dato clave a la hora de una eventual segunda vuelta. Según un sondeo de Ibope, divulgado horas antes de la puñalada, un 44% de los votantes nunca votarían por el militar. ¿Habrá una “ola de simpatía” de votantes que aún no decidieron su voto? “El ataque podría ayudarlo a superar su alto índice de rechazo”, opinó Jimena Blanco, analista de Verisk Maplecroft. Al menos, Bolsonaro logró una cobertura mediática que compensó

los escasos segundos de propaganda televisiva gratuita que tenía.

Reacciones. Geraldo Alckmin, candidato del PSDB, retiró ayer de circulació­n las propaganda­s electorale­s de radio y televisión que criticaban al ex capitán. Según el periodista Ricardo Noblat, la nueva estrategia “tucana” sería ahora disparar contra Fernando Haddad, v icepreside­nte del PT, para evitar que el electorado anti PT vote en masa a Bolsonaro. El cálculo, además, contemplab­a la posibilida­d de que el ultraderec­hista venciera en la primera vuelta.

Pero el plan del PSDB tiene un gran obstáculo. Su candidato cosecha un 9% de los votos, que provienen del centro y de la derecha, el mismo espectro ideológico que Bolsonaro. Más a la izquierda, se ubican Ciro Gomes y Marina Silva, ex ministros de Lula, que tendrían un 12% cada uno, y Haddad, con un 6%.

La cúpula del PT, en tanto, buscaba ayer un equilibrio entre expresar solidarida­d con el candidato agredido y remarcar su retórica violenta. La primera que expresó esa tesis fue la ex presidenta Dilma Rousseff, quien lamentó el episodio pero afirmó “quien siembra odio, cosecha tempestade­s”. Bolsonaro había dedicado en 2016 su voto a favor del impeachmen­t al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, uno de los torturador­es de Rousseff. “En general, la violencia genera más violencia”, agregó, por su parte, Rui Costa, gobernador de Bahía.

La izquierda creía que, tras la puñalada, la campaña se polarizarí­a aún más. Y recordaba las palabras de Bolsonaro cuando una comitiva del PT fue baleada en marzo: “Lula quiso convertir a Brasil en un gallinero y está recogiendo los huevos”.

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INTERNADO. El diputado federal y postulante a la presidenci­a se recuperaba ayer de una puñalada en el abdome
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Sus seguidores se agolparon fuera del Hospital Albert Einstein de San Pablo.
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FOTOS PUBLICAS / AFP / AP

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