Carrió standapera: un show para bancar a Macri
“Soy la fracasada política más popular”, ironizó el jueves ante ejecutivos
Elisa Carrió renunció al poder, pero no a la lucha. Y tampoco a los honores que recibe, en su condición de celebritie histriónica de Cambiemos. La crisis del Gobierno la consagró en el papel de standapera, cuyo mensaje central es una defensa blindada del rumbo oficial. Un rumbo sobre el que no incide demasiado, ni pretende hacerlo. Al menos no en el trazo grueso: sus proyectos se limitan a agilizar la donación de alimentos a los pobres y a gestionar ciertos beneficios para las Pymes.
“No quiero ningún cargo, soy Lilita”, resumió, satisfecha por el estatus alcanzado. Ocurrió el lunes pasado, en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa. Acodada en un atril y con anteojos negros sobre la frente, buscó diferenciarse de la UCR, que intenta (sin éxito) aumentar su influencia dentro de la Rosada.
“Soy la fracasada política más popular”, ironizó el jueves ante una muchedumbre de eje- cutivos en el Hotel Alvear. Ahí se presentó como una especie de lobbista de las Pymes.
Cerca de la diputada revelaron que está acordando con el ministro de Producción, Dante Sica, un régimen de promoción de exportaciones para las empresas medianas. Su otro objetivo es apurar una ley que agilice un banco de donación de alimentos, modificando una norma de 2004.
Durante el último fin de semana, cargado de operaciones y frenetismo en la quinta de Olivos, Carrió se había quedado en su casa de San Antonio de Areco “separando zapatos viejos para tirar”. Si bien evitó la rosca, mantuvo diálogos con Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. “Lilita no exige ministerios ni va a reuniones inútiles: ella mantiene bilaterales”, define un legislador de su partido.
Mientras crece la tensión entre la jefa de la Coalición Cívica y los radicales (a excepción de Mario Negri), Carrió personaliza cada vez más su apoyo sobre Mauricio Macri. En su performance de la CAME, castigó a Ernesto Sanz y Martín Lousteau, y a la pasada acusó a Raúl Alfonsín de haber motorizado un golpe contra Fernando de la Rúa.
Desde Mendoza, ayer Macri intentó contemporizar: “Cuando arrancamos nos decían que ni siquiera íbamos a llegar juntos a las elecciones”. En off, un asesor presidencial toma partido entre las fuerzas aliadas del PRO: “Con Lilita está todo más que bien”.
En los días de mayor descon- cierto oficial, Carrió apuntó a preservar al ex vicejefe de gabinete Mario Quintana. No lo logró. Tampoco consiguió desechar plenamente la vuelta de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Esas dos intervenciones fallidas, sin embargo, no la empujaron a retacear su apoyo hacia Macri.