Awada bajó su exposición en redes y se ajustó a solo tres ejes
Agosto fue el mes menos activo en su canal favorito de comunicación: Instagram. Los posteos: familia, mucha “acción social” y protocolo.
“Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”, decía Ernest Hemingway. Desde que Mauricio Macri asumió como presidente, Ju l ia na Awada fue desplegando su rol de primera dama con un eje de “acción” por sobre discursos y entrevistas. Hoy, sobre todo en el último mes –y en medio de la coyuntura económica–, realiza selectivas apariciones y mantiene, por recomendación de su equipo de comunicación, un silencio que la resguarda de toda mediática.
El jueves y ayer, volvió a aparecer junto a Macri en el marco del viaje a Mendoza, por la cumbre del G20. Llevada a Instagram –la plataforma comunicacional por excelencia y, como dicen en la mesa chica del aparato de comunicación del Gobierno, “la red social que ya no busca convencer a la oposición sino mantener el electorado propio”–, la visita a es aprovincia inauguró la serie de posteos de septiembre, después de un agosto que será recordado como el mes de la corrida bancaria; donde, como correlato de la crisis, sólo se subieron seis posteos de Awada. En enero de este año hizo, por ejemplo, 21; la cifra máxima de lo que va de 2018. Desde entonces, decreció. Redes. Hasta el momento, Instagram es para Awada el lugar más cómodo para organizar una suerte de estructura comunicacional que navega sobre tres pilares fundamentales: acción social, familia y viajes oficiales. La labor social fue, desde el comienzo de la gestión, ón, la bandera que se pensó ensó para que Awada tomara vuelo. Con el combo que sumó mó con sus tareas en la huerta de la quinta de Olivos, se habló –e incluso se la llegó a comparar– de su parecido a la agenda que tuvo Michelle Obama. En el marco de una charla par tidaria reciente, con funcionarios abocados abocad a la comunicación del Gobierno, Go se charló char sobre la imagen i presidencial, preside en especial, esp acerca acerc de la
preocupación que hay por el aumento de las críticas de a la imagen frívola que da Macri. En ese marco surgió el tema Juliana. “Jefatura de Gobierno entiende que todo lo que hace a Mauricio y sus actividades familiares tiene una mala resonancia por la coyuntura”, cuenta a PERFIL un asesor de un ministro. “Son plenamente conscientes de que la imagen de Juliana impacta bien en el electorado de Cambiemos y no en el opositor. Es vista como una mujer linda y exitosa, que se viste bien y que no da la impresión de austeridad, no tiene aceptación en la mujer de clase baja. Todos la ven como alguien a seguir pero, a su vez, como ella no se para fuerte ni tiene un discurso propio, cuesta más. Es un buen proyecto el de ser una Michelle Obama pero necesitaría hablar sobre temas de coyuntura argentina. Como sea, Por ahora la idea es que eso no suceda”, agrega la fuente.
PERFIL se comunicó con el equipo de imagen de Awada, el que acumula desde 2016 pedidos de reportajes con la primera dama. “No suele dar entrevistas o responder preguntas”, fue la respuesta oficial. El silenzio stampa se manifiesta en los eventos donde ella concurre: se le cerca un camino para que no tenga contacto con ningún micrófono.
Mejor callada. ¿Es acertada entonces esta estrategia de aparición medida y tal vez poco frecuente? “En este momento del país sí, hay que preservarla”, opina Néstor Montero Méndez, director académico y general del Instituto Argentino de Ceremonial y Relaciones Públicas. “Las apariciones familiares, con empresarios, o la forma en que acompaña a su marido, es la mejor de las figuras que en este momento político se puede poner de manifiesto, sin arriesgar un perfil distinto que le sumaría un problema. Por como viene todo, la mantienen en su
“Si la comunican mal, Awada es un búmeran muy peligroso”, dice Saráchaga
rol de acompañamiento del Presidente, preservada, está ajena a todo”, agrega Montero Méndez. “Si consideramos que todo lo que hacemos o decimos contiene implícito un mensaje, en momentos en los que la coyuntura es adversa, y salvo situaciones de extrema urgencia, es lógico retraerse, analizar el contexto y asumir solo movimientos certeros. Juliana Awada, independientemente de modificar la frecuencia de su exposición pública, cuando se muestre debe hacerlo más en el ejercicio de las funciones que demanda su posición como primera dama y menos en aquellas situaciones en las que podrían activarse asociaciones de pensamiento ligadas a lo frívolo y superfluo”, opina Lisandro Montero, director de la agencia de relaciones públicas NortePR y docente en la materia Ceremonial y Protocolo II de la Universidad Nacional de La Matanza.
Para José María Saráchaga, exper to en comunicación, deberían mostrarla más pero de una manera muy cuidada. “Bien llevada, es un ac t ivo i mportantísimo de Macri. Sin embargo, si lo hacen de manera desprolija, es un búmeran muy peligroso”, esgrime Saráchaga.
“Visto como comunica el Gobierno hasta ahora, quizá sea mejor que no. El problema es el mal manejo de la imagen de Awada que se hizo en el comienzo de la gestión. Cuando fue la anfitriona de Michelle Obama se la vio mal coacheada, actuando un discurso en lugar de darlo y con un texto que incluía frases del tipo: ‘Si uno quiere hacer una casa estudia arquitectura, ¿no?’. La dejaron desdibujada. Juliana quizá sea la primera dama con más glamour y mejor imagen desde Regina Paccini de Alvear y, sin embargo, la llevaron por un mal camino. Quizá la explicación del hermetismo pase justamente por el desencanto tras esa experiencia fallida”.