Tras los rumores de salida, Faurie se abroquela para enfrentar el “fuego amigo”
El jueves juntó a su plana mayor para sofocar cualquier residuo de incertidumbre
Pese a que los rumores sobre la continuidad del canciller Jorge Faurie se cortaron con su ratificación, lo que no se diluyó del todo, con el correr de la semana, fue la sensación de que las versiones habían partido desde la propia Cancillería y que ahora debían convivir con ese “fuego amigo” declarado. En esencia, en las oficinas del piso 13 de Esmeralda miran con recelo a un sector del radicalismo que nunca digirió por completo el estrecho vínculo de Faurie con la Rosada así como su plan de recorte del gasto.
El jueves por la tarde, luego del horario de oficina, Faurie reunió en el auditorio del Instituto del Servicio Exterior de la Nación a la plana mayor de su ministerio para sofocar cualquier residuo de incertidumbre. Habló de “rumores y operaciones de prensa” y remarcó que era la persona al mando por voluntad del Presidente.
“Hizo especial hincapié en que debemos concentrarnos en el comercio para corregir el déficit fiscal. Es clave para ser soberanos y no tener que pedir plata”, aseguró Fernando Petrella, director de la escuela diplomática. Para él, Faurie “sigue sólido porque nunca se cuestionó su política exterior”.
“La verdad, no nos importa que sean radicales, peronistas o lo que quieran, siempre y cuando se alineen con el trabajo. Afuera, que vayan al acto del que quieran”, dijo a PERFIL uno de los colaboradores más cercanos de Faurie, al ser consultado por el “fuego amigo”. Añadió que el nombre de Alfon- so Prat-Gay fue “una propuesta y no un ofrecimiento” de un sector de la UCR que apuntó hacia Olivos “para ganar espacios”. La Cancillería era uno de los objetivos. Desde la UCR, en cambio, insistieron que “el nombre de Alfonso siempre está presente, desde antes de ser ministro de Economía”.
A diferencia de otros cancilleres, Faurie pertenece al linaje diplomático. En 2017, Cambiemos lo repatrió desde París para reemplazar a Susana Malcorra. Pese a que no todos la veían como radical –desde 2004 trabajaba en la ONU–, una parte del partido sintió que perdía el timón.
Faurie tiene, además, un buen vínculo con Fulvio Pompeo, el secretario de Asuntos Estratégicos. En tal sentido, encarna un liderazgo mucho más cercano a la línea exterior de la Rosada, en acción y palabra. Su decisión de limitar el gasto en misiones y encarar una reforma integral de las representaciones así como otras reformas orgánicas no le granjearon muchos afectos.
“En la Cancillería no todo son flores. Muchos nos fuimos en años anteriores porque nos sentíamos incómodos y no se dio un traspaso generacional ordenado, que es lo que trata de hacer Faurie. Formar una camada a la altura del siglo XXI. Eso crea reacciones”, comentó el embajador retirado Guillermo González. Algo de eso hubo en el mensaje del jueves: la necesidad de apresurar los tiempos ante el riesgo de quedarse sin margen.