Boca y San Lorenzo ganaron y siguen en la Copa Argentina
SAN LORENZO PERDIA 2-0 Y NO LE ENCONTRABA LA VUELTA AL PARTIDO, PERO REACCIONO Y LO EMPATO. AL FINAL, LO GANO 3-1 EN LOS PENALES Y PASO A LOS OCTAVOS DEL TORNEO.
Hay algo que indiscutiblemente está bueno de los partidos de la Copa Argentina: ver en una misma cancha dos hinchadas. Una imagen que en otro tiempo hubiese sido cotidiana, casi una no noticia, desde hace años se convirtió en una novedad. Anoche, en Rosario, pasó eso: San Lorenzo le ganó por penales a Colón y pasó a los octavos de final. De un lado, varios miles de hinchas azulgranas festejaron. Del otro, varios miles de hinchas sabaleros se frustraron.
Y si lo del contorno fue distinto y estuvo bien, lo que sucedió adentro de la cancha estuvo mucho mejor: porque Colón y San Lorenzo hicieron un partidazo con goles, jugadas polémicas, un penal atajado y hasta una tijera que merecía ser la postal de la noche.
Como pasó en la mayoría de los partidos de este semestre, el equipo de Claudio Biaggio empieza mal y mejora con el correr de los minutos, aunque nunca llega a jugar sólidamente de manera colectiva. Todo lo que genera lo genera por individualidades o por prepotencia. Tampoco fue que Colón mostró un funcionamiento colecti- vo envidiable, pero sí algunas pinceladas. De hecho se puso en ventaja a los 17 del primer tiempo, cuando desde la derecha Chancalay tiró un centro exquisito –casi a la brasileña– y Leguizamón convirtió. La defensa del Ciclón protestó y pidió un supuesto offside que no fue tal: Leguizamón y Coloccini estaban en la misma línea.
¿Era merecido? No, porque ninguno había mostrado mucho. Pero el único que había generado alguna situación clara fue Colón, con un tiro de Mariano González que Navarro sacó de al lado del palo.
Pero si el primer gol de Colón no había tenido muchos argumentos anteriores, el segundo –ya en el complemento– fue una consecuencia de todo lo que había hecho. El conjunto de Eduardo Domínguez tomó la pelota y generó una supremacía en ese aspecto. Por eso no sorprendió el 2-0, logrado con un anticipo de cabeza de Fritzler luego de un córner de Alan Ruiz.
El partido parecía terminado, pero ahí vino lo mejor: San Lorenzo lo empató con dos goles de Reniero de cabeza, y pudo haberlo ganado con un penal de Blandi que el arquero Burián atajó. O con una tijera magistral del mismo Blandi que pegó en el palo. Hubiese sido un golazo a la altura del partido, pero no.
La resolución quedó para la serie de penales, que fue una síntesis de lo que había pasado en el partido. Al final, detrás de la tribuna azulgrana, el grito fue para los de Biaggio, que perdían y luego festejaron.