Perfil (Sabado)

CUANDO SALE EL SOL DEL NORTE

En verano, los suecos suelen abandonara capital y alquilan casas de campo. La ciudad, entonces, queda para los turista Además de la buena prensa del Barrio Antiguo (Gamla Stan) y de la isla Sodermalm, esa red de islas conforma un entramado bucólico de mod

- INGRID K. WILLIAMS*

En el verano, los habitantes de Estocolmo abandonan su ciudad en masa y se establecen en cabañas de campo, justo cuando su ciudad llega a su mejor momento. No los siga. Mejor aproveche esos largos días bañados de luz del norte para explorar la prístina naturaleza de la capital de Suecia –brillantes vías de agua, parques en floración–, haciendo escalas en un montón de bares, repostería­s y restaurant­es. Incluso las calles son más atractivas en esta temporada del año, ya que una reciente iniciativa transformó varias manzanas en animadas zonas peatonales durante el verano. Y con la abundancia de tiendas de moda, gemas culturales y vida nocturna, Estocolmo parece preguntarn­os por qué querríamos estar en cualquier otro lado.

Día 1. La fika es primero

Como los palos de mayo al empezar el verano y las caricatura­s en vísperas de Navidad, la fika es la piedra angular de la cultura sueca: un breve receso para tomar café con algo dulce. Sea parte de esta tradición en Bageri Petrus, una repostería muy apreciada por los kardemumma­bullar (bollos de cardamomo) recién sacados del horno, que muchos consideran los mejores de la ciudad (25 coronas suecas, US$ 2,76). Pruebe uno con un café tostado ligero de Koppi, tostador de café del sur de Suecia, en una de las mesas al estilo parisino. Camine hacia Skinn ar viksb erg et, un risco rocoso desde el que se domina la vista de la isla de Kungsholme­n, el punto natural más alto dentro de la ciudad, que ofrece una perspectiv­a sin paralelo para observar los botes que recorren el oscuro canal rodeado de los hermosos edificios y la majestuosa sede del ayuntamien­to en ladrillo rojo. Más al este, pasee por el sendero panorámico Monteliusv­agen para tener una vista igualmente espectacul­ar a través del agua de los islotes de Riddarholm­en y Gamla Stan (Barrio Antiguo). En abril abrió sus puertas el minirestau­rante Bar Agrikultur, en una ubicación de primera en el lado soleado de Nytorget, el epicentro de la zona de moda de Sodermalm. En verano, cuando la calle se les entrega a los peatones, son muy agradables las mesas sobre la vereda. Y aun mejor que la atmósfera es la comida: un menú siempre cambiante de bocados y refinados platos pequeños

de menú econórdico. Por ejemplo, espárragos blancos encima de huevos revueltos condimenta­dos con heno tostado (110 coronas), brochetas de ternera a la parrilla (100 coronas) y un superlativ­o budín de pan hecho con los bollos dulces del día anterior, con una crujiente corteza brûlée (85 coronas). ¿Tiene una opinión sobre los méritos relativos del lúpulo Mosaic respecto del Citra? Entonces venga a conocer gente de su misma mentalidad en el Omnipollos Hatt, un bar de cerveza artesanal (y pizzería) con tarros dedicados a las imaginativ­as variedades de Omnipollo, una destilería gitana local que produce una de las cervezas más interesant­es de Escandinav­ia. ¿Prefiere hablar de vinos? Entonces diríjase a Folii, un bar dedicado a los vinos inaugurado en enero por Béatrice Becher y Jonas Sandberg, dos de los más distinguid­os sommeliers de Suecia, donde su lista de vinos, que comprende varias páginas, está disponible por copa, como el Domaine Jean Grivot 2008 de Borgoña. Día 2. Mañana en el parque “Djurgardsr­undan”, una vuelta alrededor de Djurgarden, la isla verde del centro de la ciudad, es como muchos suecos esbeltos empiezan su sábado. Prepárese para una carrera panorámica de casi 10 kilómetros por todo el perímetro, o pasee por el trayecto corto, de poco más de 3 kilómetros, siguiendo los senderos naturales del paseo marino al este, hacia la zona de los parques. Si requiere parar para descansar, hágalo en Rosendals Tradgard, un jardín biodinámic­o con lotes de verduras y hierbas, campos de flores silvestres para recoger, una cafetería

en el invernader­o y huertos de manzanos que ofrecen su sombra a los fatigados. ¿Sigue asociando el diseño de interiores sueco con el minimalism­o austero o con Ikea? Entonces vaya a absorber las tendencias más recientes en Dusty Deco, cuya ecléctica mezcla está compuesta por clásicos del diseño danés, hallazgos de los mercados de segunda franceses y fotografía moderna colecciona­dos por su dueño, Edin Memic Kjellvertz, en sus viajes por todo el mundo. En enero se abrió otra espaciosa sala de exhibicion­es en el barrio de Ostermalm, con una florería en la entrada. Adentro, admire la colección de sillones felpudos de los años 40 de Axel Einar Hjorth, basada en el principio de que más es más. Hay tapetes marroquíes clásicos y accesorios caprichoso­s como una mesa lateral en forma de palmera de los años 70. Mientras la sala de comida de Estocolmo, Ostermalms Saluhall, del siglo XIX, está cerrada por reparacion­es (está programada para estar lista el próximo año), los proveedore­s han estado ocupando un edificio provisiona­l al otro lado de la calle. Los habitantes quizá le digan, en voz baja, que prefieren el espacioso mercado nuevo, destino para surtirse de provisione­s de lujo y comer en restaurant­es informales. Después de recorrerlo, tome asiento con la especialis­ta en mariscos Lisa Elmqvist para cenar con arenques y pan de centeno oscuro con queso añejo Vasterbott­en (125 coronas),

gravlax (salmón curado) con salsa dulce de mostaza (192 coronas) y charolas de langosta, langostino­s, camarones y cangrejo (675 coronas). En la cima de una colina rodeada de parques se asienta el antiguo estudio de Carl Eldh, un eminente escultor de la primera mitad del siglo XX, cuyo taller lleno de luz y su jardín salpicado de esculturas han sido conservado­s como Museo Estudio Carl Eldh (admisión 80 coronas). Varias esculturas representa­n a August Strindberg, padre de la literatura sueca moderna. Los chefs Adam Dahlberg y Albin Wessman siguen manipuland­o las expectativ­as de una buena cena en Adam/Albin, un ambicioso restaurant­e inaugurado el año pasado en el mismo lugar en el que los dos ofrecían anteriorme­nte clases de cocina. Aquí, ahora la cena es un asunto de cinco platos: un menú en el que usted puede elegir su propia aventura, con dos o tres opciones por plato. Por ejemplo, mollejas de ternera fritas para saborear con caviar y un divino consomé ahumado con perejil con tiernos cortes de calamar. En la mesa comunitari­a, la comida avanza con un delicado langostino carameliza­do, tierna carne tártara debajo de champiñone­s blancos, chuletas asadas al ajo en salsa de Marruecos con flores de wasabi, y helado de limón, coco congelado y crema de maíz. La cena completa, 895 coronas.

Día 3. Otro Sodermalm

Cambie el almuerzo en la ciudad por el bucólico escenario de Enskedepar­kens Bageri, pastelería y cafetería con una ubicación de cuento en el suburbio meridional de Enskede. La cafetería está anidada entre el parque y una escuela ecuestre y es una vieja cabaña de jardinería del siglo XVIII pintada con el tradiciona­l rojo Falu, con una cerca de estacas que hace juego. Para desayunar, pida un sándwich en un rollo de pan fermentado o un bollo de canela cubierto de azúcar y busque una mesa al aire libre para ver pasar los caballos. Sodermalm es conocida por sus restaurant­es y tiendas de moda, pero el borde meridional de la isla, rodeado del canal Arstaviken, está dedicado casi por entero a los placeres de estar al aire libre. Empiece en los jardines comunitari­os de Eriksdalsl­unden, donde desde principios del siglo XX los habitantes de Estocolmo han estado cuidando sus parcelas, que cubren varias hectáreas, cada una con una colorida cabañita. Después pasee hacia el oeste, rumbo al parque Tantolunde­n, a lo largo del sendero que va por el canal, pase por los clubes de veleros y las piscinas de natación, para encontrar carritos de comida, un bistró, una pequeña playa, muelles para nadar, un bastu (sauna), golfito, zonas de juegos infantiles e incluso una pared donde es legal hacer sus grafitis.

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LOS GREENS. El Obelisco de Vidrio en la plaza céntrica Sergels Torg, que lleva el nombre de un escultor del siglo XVIII. Es el lugar donde se hacen las protestas.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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GRAN GRA ANGULAR. Al otro lado del canal (sup.), la isla Kungsholme­n; el sendero de la derecha conduce a un mirador que permite perm divisar Riddarholm­en y Gamla Stan (Barrio Antiguo). En Suecia viven solamente 10 millones de personas.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK SKINNARVIK­SBERGET. Este risco es el punto natural más alto de Estocolmo.
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THE NEW YORK TIMES / TRAVEL
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HACER HA PATRIA. P El Museo M Abba funciona fu en Djurgården, Dj desde de 2013. Con Co ocho discos, dis la más famosa fam banda sueca sue del pop vendió ven 400 millones mi de copias. co
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