El gobierno uruguayo ordenó cesar los controles a las lanchas en 2012
La investigación de la vertiente uruguaya de la causa del dinero K sigue abriendo nuevos caminos que comprometen cada vez más a las autoridades al otro lado del Río de la Plata. En las últimas horas, una resolución del Ministerio del Interior uruguayo que data de 2012 por la cual se dispuso levantar los controles migratorios a las embarcaciones deportivas que atracaban en Carmelo, ha sembrado la duda respecto a cuán informados estaban los responsables de los viajes clandestinos de los llamados “valijeros K” y si hubo complicidad en vez de negligencia al saltearse los controles regulares.
El documento salió esta semana a la luz en medio de la interpelación en la comisión de seguridad del Senado al actual ministro del Interior, Eduardo Bonomi, funcionario bajo cuya responsabilidad reposan los controles migratorios desde 2010. Está fechado el 20 de abril de 2012 bajo el rótulo de la Inspectoría de Migración de Carmelo y comunica a todo el personal que, por disposición de la cabeza de la Dirección Nacional de Migración “no se atenderán las embarcaciones deportivas como se venía haciendo hasta el momento, solo se atenderán los que así lo soliciten habiéndose comunicado a la Prefectura Naval para que se les informe a los tripulantes de la nueva disposición”.
En otras palabras, lo que se ordenó con la resolución fue levantar todo tipo de control salvo que la embarcación así lo solicitara.
“Lo inexplicable es que contradice todo lo que se había fijado tan solo un año y medio antes, un mecanismo muy preciso y riguroso por el cual se chequeaba a cada miembro de una tripulación que deseaba entrar al país. De pronto, sin explicaciones, se pasó a una nueva modalidad a demanda en la que perdimos todo control”, comen- tó a PERFIL el senador del Partido Nacional y cabeza de la comisión de seguridad, Javier García. Las explicaciones de Bonomi no conformaron a la oposición. “No se puede revisar lo que no existe y la persona que no registra su ingreso no existe, así esté frente al Obelisco de Montevideo”, concluyó el senador. Puerto Camacho, a donde el financista Ernesto Clarens solía arribar en su lancha desde Buenos Aires, quedó contemplado por esta medida. Según el testimonio de Bonomi, Clarens estuvo “solo 94 veces”, 13 de esas veces en 2012. García, no obstante, le replicó que hay otras 64 oportunidades en las que no se registró, poco más de una treintenta de ellas durante el año en el que cambió el sistema de chequeos. Según una fuente de la causa, la mira se está ampliando hacia todos los argentinos cuya actividad pudo vincularlos a estos circuitos. “Son muchos que amaron nuestras costas. En apariencia, hicieron algo más que amarlas”, sugirió.