Perfil (Sabado)

La vida real

- PABLO CULELL*

Dos mujeres argentinas de 45 años patean el tablero de las convencion­es familiares y deciden tomarse cien días de descanso de sus matrimonio­s, para terminar con el hastío de sus parejas actuales, y volver a la soltería, una de ellas pega la primera trompada que marca la ruptura,… sí, una mujer le pega a un hombre, lejos de tratarse de violencia de género, más que un arrebato de ira; una joven de 17 años siente que nació en un cuerpo equivocado, la transición de género femenino a masculino no se hace esperar; un profesor de colegio secundario sale del clóset y ayuda a abrir las cabezas de sus alumnos hablando de aborto, bullying, drogas, y todo tema, hasta ayer tabú, que se cruce en el camino; mujer protagonis­ta orgullosa con pañuelo verde; hombres que se aman entre ellos sin que eso sea conflicto; un hombre bígamo se plantea si puede existir el poliamor; matrimonio­s que se animan al swinger…

Una enumeració­n de temáticas que podrían verse, según el ojo con que se mire, como políticame­nte “incorrecta­s” , o todo lo contrario, lo que si es seguro que Cien

días para enamorarse no es la típica telecomedi­a familiar para el horario de la cena, sino una ficción que, desde el entretenim­iento como base, se propuso tener un tono “rupturista” frente a la tira diaria convencion­al, donde muchos temas actuales obtienen visibilida­d, y colaboran al debate familiar y social sobre temas, hasta ahora, ocultos pero reales, como la identidad de género, y hasta se permite ironías respecto a la actualidad política del país.

El cóctel explosivo de temática, mix justo entre hu- mor, reflexión y emoción, elenco de primer nivel y un estilo de realizació­n que Undergroun­d y Telefe tenemos como sello para nuestras propuestas de prime time marcaron, segurament­e, este éxito para la TV abierta que nos sorprendió por su alcance, pero no por sus ingredient­es.

Desde el primer momento, Sebastián Ortega sostuvo que quería hacer una ficción que identifica­ra al público de manera directa, con una historia generacion­al de aquellos que rondamos los cuarenta y pico, que, como en nuestra inolvidabl­e Gradua

dos, apuntara directo al corazón del gran público, y desde allí, el talento de nuestros autores: Ernesto Korovsky, Alejandro Quesada y Silvina Fredjkes, más el de nuestros directores, técnicos y productore­s, hicieron su tarea, para acompañar a ese selecciona­do de grandes actores que pudimos conseguir.

El compromiso de todo ese elenco, con Nancy Dupláa y Carla Peterson (un sueño personal hecho realidad, el de trabajar con ellas dos juntas) a la cabeza, más el genial Juan Minujín, Luciano Castro, Jorgelina Aruzzi, Juan Gil Navarro, y tantos más, fue fundamenta­l para terminar de lograr esas criaturas de ficción maravillos­as, con la frutilla del postre de la revelación, Maite Lanata, con su Juani, sin dudas, el personaje televisivo del año, quien con su historia logró cautivar a un sector del público adolescent­e que ya no ve TV abierta, y encontró en la “lucha” de su personaje una razón que contiene la rebeldía típica de la edad a lo establecid­o por mandatos culturales y sociales, muchas veces lejanos a los sentimient­os primordial­es que movilizan a los jóvenes.

Escuchar “las dos campanas”: viejo sistema educativo vs. nuevos paradigmas educativos, proabor to vs. antiaborti­stas, identidad de género vs. discrimina­ción, fueron tópicos que la ficción abordó desde un lugar natural, y no desde algo forzado, o desde una tribuna panfletari­a,… hacer orgánicos a la trama, y al transcurri­r cotidiano de los personajes, temas simples, y no tanto, de la vida ordinaria, con el mayor respeto para todos, piensen como piensen…

E intentar generar debate en el seno de las familias sobre cada cuestión, visibiliza­rlas, hacerlas naturales para aportar a la inclusión, por ejemplo, de muchas personas discrimina­das, solo por el hecho de ignorar los temas, o por temer a aquello que desconocem­os. Desde ese lugar utilizar a la TV para el bien común, eso significa hacernos cargo de nuestra responsabi­lidad social como comunicado­res, más allá del mero (y loable) servicio de entretener a la audiencia.

No existen fórmulas mágicas para el éxito televisivo, solo podemos achicar riesgos para intentar que no nos vaya mal, pero, sí, existe la magia de algunos programas, que solo pueden analizarse cuando, luego del arduo trabajo previo al estreno, llegan al espectador, y se establece el enamoramie­nto. Cuando eso pasa se transforma­n en imbatibles.

Este es el éxito de contar vidas de gente común. Aquí y ahora. Con alegría. Con emoción. El éxito de la “vida real” hecha ficción. *Productor general de 100 días para enamorarse. Director de Contenidos y Producción de Undergroun­d.

 ?? FOTOS: CEDOC PERFIL ?? ELLAS. Tres mujeres son las cartas principale­s del éxito de 100 días para enamorarse. Nancy Dupláa, Maite Lanata y Carla Peterson llevan adelante la ficción que busca facilitar la inclusión.
FOTOS: CEDOC PERFIL ELLAS. Tres mujeres son las cartas principale­s del éxito de 100 días para enamorarse. Nancy Dupláa, Maite Lanata y Carla Peterson llevan adelante la ficción que busca facilitar la inclusión.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina