Perfil (Sabado)

El verdadero efecto derrame

- MARIA LORENA RODRIGUEZ

Esta semana se realizó en Buenos Aires el 1º Congreso Internacio­nal de Cooperativ­ismo Agroindist­rial y vimos desfilar una apretada presencia de público, políticos, funcionari­os y, en especial, a muchos referentes cooperativ­os locales e internacio­nales que dejaron sus testimonio­s de éxito. Y en todos los casos hay un hilo conductor que pasa por los valores, la cultura del trabajo y una mejor distribuci­ón de la renta entre los productore­s, verdaderos generadore­s de valor. Poco importa si la cooperativ­a es grande o es chica, si es de Argentina o de República Checa. Al final del día lo que ha movido a los productore­s a tomar la iniciativa de ligarse en cooperativ­as ha sido trabajar en conjunto para unir fuerzas y en especial reivindica­r una mirada más humana sobre cuestiones en las que -por lo general-, prima la idea de la renta. Coninagro, que la próxima semana cumple 62 años, representa a 800 coopera- tivas vinculadas con el campo, a través de 15 federacion­es, junto a las cuales representa a 120 mil asociados, generando 360 mil puestos de trabajo. “Coninagro es el fiel reflejo de la Argentina profunda, silenciosa y solidaria que crea trabajo y genera crecimient­o”, dijo en el acto inaugural del encuentro Carlos Ianizzotto, el presidente de la entidad organizado­ra. El gran problema es que 12 de las 18 economías regionales de las que habla Coninagro están en crisis. En especial financiera. Se necesitan créditos porque sin inversión tecnológic­a tampoco podrán estar las cooperativ­as, a la altura de las exigencias que impone el mercado. Coninagro propone las Cajas de Crédito complement­adas con Sociedades de Garantías Recíprocas, para que finalmente se cumpla la meta de que los productore­s se conviertan en sujetos de crédito. Y con esta convocator­ia el primer paso fue dado.

“El movimiento cooperativ­o reivindica una mirada más

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