Perfil (Sabado)

"El gran tabú es el sexo” “El en nuestro país

Considerad­a de las más talentosas de su generación, se luce en Niní en el aire y en 100 días para enamorarse, con personajes bien diferentes. Sostiene que es muy de perfil bajo y está aprendiend­o a llevar la fama. GZA. ANITA TOMASELLI

- ALEJANDRO LINGENTI

Es un buen momento para Jorgelina A ruzzi. Se luce con su personaje en 100 días para enamorarse, la exitosa tira de Telefe, y también con su notable trabajo en Niní en el aire, la obra teatral en la que interpreta a la inolvidabl­e Niní Marshall. Por el escenario del Liceo Comedy desfilan en cada función personajes tan desopilant­es como entrañable­s: Cándida, Catita, Doña Pola, la Niña Jovita, Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet Crostón y Gladys Minerva Pedantoni, que causan mucha gracia sin apelar a la grosería o las obviedades. En el programa televisivo que protagoniz­an Nancy Dupláa y Carla Peterson, Aruzzi es Inés Sosa, una mujer bastante altanera que entra en crisis cuando descubre la infidelida­d de su marido. Dos roles diferentes que la actriz resuelve con solvencia e imaginació­n, reafirmand­o su estatura de gran comediante. “A mí me interesa especialme­nte que el humor tenga verdad –analiza

“Creo que hay mucha verdad en 100 días para enamorarse, y la gente se identifica.”

ella–. En una tira diaria cabe todo tipo de humor porque tenés mucho terreno para recorrer. Entonces, hay momentos de humor un poco más grueso, otros de humor más inteligent­e... Funciona mejor cuando el personaje está sufriendo, cuando padece un poco el chiste. El buen humor casi siempre tiene algo trágico. En el caso de Niní en el aire, la clave fue no imitarla”

¿Por qué te parece que hoy sigue funcionand­o tan bien el humor de Niní, cuyo esplendor fue allá por los años 40?

—Ella tenía un enorme talento para escribir los textos, más allá de la interpreta­ción que hacía de cada personaje. Tenía la capacidad de mirar con mucha acidez la época en la que vivía, pero lo notable es que esos tex- tos siguen vigentes. Era muy cáustica su visión del ser humano. Está claro que tenía un gran talento para interpreta­r a los personajes, pero detrás de esa buena comediante había una mujer muy inteligent­e.

—¿Estás más cómoda en el teatro o en la televisión?

—Me siento cómoda en los dos lugares. La tele tiene la ventaja de la masividad, de que llegás a mucha gente. Pero con el teatro me siento muy identifica­da, siento que es algo más mío. Sé que si no me llaman para hacer algo en TV puedo escribir algo yo misma y hacerlo en cualquier escenario. En la televisión la exigencia pasa por la inmediatez, la rapidez para resolver. Y en el teatro hacés un trabajo de mayor profundida­d. Para hacer esta obra sobre Niní Marshall, por ejemplo, investigué, leí su biografía, hablé con su hija... Un aspecto interesant­e de la televisión es que podés tocar temas importante­s para la gente con un lenguaje llano, popular. Para mí es una gran herramient­a, depende de cómo la uses.

—¿Cómo te llevás con la exposición que genera la televisión?

—En un momento me daba terror, ahora la estoy llevando mucho mejor. Igual, yo tengo un perfil muy bajo. Y la gente se me acerca siempre con buena onda. La verdad es que hoy no lo estoy padeciendo. El amor y la alegría que me transmiten me alimenta.

—¿Cuál es el fuerte de “100 días para enamorarse”?

—Creo que hay mucha verdad en la historia. La gente se siente identifica­da con un programa que toca temas muy actuales –las relaciones sentimenta­les, la problemáti­ca de género, el mundo del trabajo– y en el que hay muchos velos que se caen. Son temas serios tocados con inteligenc­ia y con humor.

—¿Cómo vas trabajando tu personaje, que está tan cargado de conflictos?

—Muchas de las cosas de Inés surgen de las charlas con el director de la tira y de la interacció­n con mis compañeros de elenco. Me divierte mucho el papel. Yo siempre propongo desde la actuación. No me siento y digo: “Bueno, a mí me parece que mi personaje en esta situación debe hacer o decir tal cosa”. Inés Sosa es una mujer que se la cree, que se la pasa minimizand­o a los demás. Parece que se las sabe todas, pero es una mina muy insegura. Y cuando la deja el marido, entra en una debacle. Es una agrandada que termina pagando las consecuenc­ias de ser como es.

—La crisis de Inés en “100 días para enamorarse” la provoca la infidelida­d, un tema siempre espinoso...

—Yo creo que el gran tabú es el sexo. En el debate por la legalizaci­on del aborto vimos los desastroso­s argumentos de los que están en contra de la ley, que revelaron los terribles efectos de ese tabú del que hablo. La muerte y la sexualidad son dos de los tabúes más importante­s que conozco, pero creo que el de la sexualidad es el más fuerte. Yo no digo que sea lindo descubrir un engaño, pero me parece que es mejor enfocar el tema de la infidelida­d desde una perspectiv­a distinta. Lo grave es la mentira. Somos sujetos que desean, y hay que ver qué pasa con esos deseos.

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MOMENTO. Jorgelina Aruzzi se destaca como Inés Sosa en 100 días e interpreta­ndo a Niní Marshall.
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CAMBIOS. Aruzzi y su dupla con Siciliani en Educando a Nina. Y en el suceso de 100 días para enamorarse como la mujer del bígamo.
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NINI. Creada por Jorgelina Aruzzi, la Marshall cobra vida.
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CEDOC PERFIL
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GZA. ANITA TOMASELLI EXITO. Aruzzi con Mariano Torre en el escenario del Liceo Comedy.

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