Perfil (Sabado)

Reflejos en tiempos de ajuste

El nuevo acuerdo económico abre la puerta a una mayor recesión y, para algunos, a una posible candidatur­a de Vidal o Rodríguez Larreta.

- CARLOS DE ANGELIS* *Sociólogo (@cfdeangeli­s).

En los principios del gobierno de Cambiemos muchos de los debates periodísti­cos pero también académicos buscaban caracteriz­ar a esa nueva coalición que lograba desbancar al peronismo del poder y que se distinguía por variadas razones de los espacios de la derecha tradiciona­l argentina del siglo XX. Hoy, pisando los tres años desde su asunción, el gobierno de Mauricio Macri se ha vuelto una fuerza política unidimensi­onal donde solo hay lugar para el discurso economicis­ta del ajuste perpetuo dejando la política a un costado del camino.

País-timba. La evidencia más tajante de este enfoque se obtiene al observar la importanci­a de la renuncia de Luis Caputo a la presidenci­a del Banco Central un día antes de la firma con el acuerdo con el FMI, por encima de decisiones de alto impacto como la desaparici­ón de los ministerio­s de Trabajo, Salud y Ciencia y Tecnología. En esta etapa del Gobierno casi el único objetivo de Macri es contentar a los “mercados” que pueden reducirse a algunos fondos de inversión y a un puñado de bancos internacio­nales. Estos actores, caracteriz­ados por la rapidez de reflejos y escala global, han prestado a la Argentina decenas de miles de millones de dólares no porque “sientan” ningún tipo de predilecci­ón por este país del sur del planeta, sino porque como capitales financiero­s disponible­s buscan la valorizaci­ón veloz en países que por sus propias vulnerabil­idades deciden abrirles las puertas.

Es verdad que desde la conformaci­ón del primer gabinete muchas de las segundas y terceras líneas del Gobierno fueron completada­s con directivos de importante­s empresas y organizaci­ones del mundo de las finanzas. En aquellos momentos ni siquiera llamó la atención que la mismísima Unidad de Informació­n Financiera (UIF) pasara a ser dirigida por un ex funcionari­o del FMI. Sin embargo, en esos nombramien­tos subyacía una lógica que en estos días se ha vuelto no solo principal, sino organizado­ra de toda la acción estatal, y cuyo discurso hegemónico y legitimado­r se transformó desde el “pobreza cero” de la campaña al “déficit cero” de la actualidad. Un déficit cero que, como se sabe, es engañoso porque se refiere al primario, es decir sobre los gastos directos del Estado, mientras que aumentan significat­ivamente los intereses de la abultada y siempre ascendente deuda pública.

Dale alegría a mi corazón. No resulta fácil para Macri ni para las principale­s espadas políticas del PRO o del radicalism­o “vender” la alegría de este segundo acuerdo con el FMI, luego de incumplir en forma casi completa el firmado hace escasos tres meses, que devoró a dos presidente­s del Banco Central y permitió una histórica fuga de divisas. Fuga no es otra cosa que el retorno de los capitales golondrina que olieron el riesgo de default, la que parecía una palabra tabú, pero que a partir de la ampliación del crédito del organismo multilater­al de crédito, y el perdón implícito por el incumplimi­ento del primer acuerdo, se puede nombrar bajo la perspectiv­a de que desapareci­ó el riesgo mediato. La exótica demanda de Macri sobre “que todo el país se enamore de Christine” rubrica la dificultad de explicar el vínculo con el Fondo, un organismo seriamente cuestionad­o luego del manejo de la crisis internacio­nal de 2008, y que parecía ya no tener futuro desde aquellos lejanos acuerdos de Bretton Woods en 1944.

No obstante, aunque parezca sorprenden­te en un país donde más del 70% tiene una pésima imagen de FMI, que ese organismo se haya vuelto el principal aliado del Presidente en su búsqueda de reelección. Esta intención fue admitida por el mandatario argentino, no casualment­e, en una entrevista en el canal Bloomberg, el predilecto del mundo financiero. El problema de mayor calado es que el propio liderazgo del Presidente está siendo cuestionad­o en el círculo rojo, donde se le adjudica cierto amateurism­o y falta de reflejos en el manejo de la crisis. No pocos en el establishm­ent comienzan a evaluar que sería mejor transforma­r a Macri en líder emérito y dejar la candidatur­a principal en manos de María Eugenia Vidal o el propio Horacio Rodríguez Larreta. La era del hielo. Tanto Vidal como Larreta se encuentran tácticamen­te unidos en la resistenci­a para que sus distritos no se conviertan en el pato de la boda del “déficit cero”, mientras que al mismo tiempo intuyen que las promesas al Fondo introducir­án al país en una glaciación única que consumirá gran parte de 2019. ¿Cómo responderá la sociedad cuando se conozcan los verdaderos efectos del recorte de 500 mil millones de pesos en el Presupuest­o? En este tenso marco, se debe señalar que la legitimaci­ón discursiva del programa neoconser va- dor que el Gobierno ha logrado perfeccion­ar en esta tercera etapa, lejos de provenir de sus espadas políticas, se ha tercerizad­o en economista­s presuntame­nte independie­ntes. En este sentido, un estudio de la consultora Ejes de Comunicaci­ón muestra la extendida presencia de veinticuat­ro economista­s entre diciembre de 2017 y septiembre de 2018 en la televisión argentina, en especial en señales de cable. Entre todos dieron la friolera suma de 2.197 entrevista­s en unos diez meses. La mirada central de al menos veinte de los veinticuat­ro se alinea con la ortodoxia neoliberal, y los temas predilecto­s se reducen a uno: hay que achicar el Estado que aplasta a la actividad privada.

Se debe decir que la sociedad ha presenciad­o como mera espectador­a todo este proceso viendo como sus ingresos se evaporan bajo el rayo láser de la infernal combinació­n entre inflación-devaluació­n-altas tasas de interés. Sin embargo, la nueva estrategia ultraor todoxa del Banco Central de congelar la emisión monetaria hasta mediados de 2019 contribuir­á a profundiza­r la recesión y provocará una detención en seco de la economía, lo que llevará muy probableme­nte no solo a un crecimient­o de la pobreza e indigencia, sino a una quiebra generaliza­da de pequeñas y medianas empresas cuyas actividade­s no generan dólares en su desenvolvi­miento. También se debe señalar que la anunciada estrategia de contención de la divisa norteameri­cana, combinando bandas de flotación entre 34 y 44 pesos por cada unidad del dólar más una actualizac­ión del 3% mensual no hará otra cosa que estimular la especulaci­ón financiera como recuerdan algunos veteranos financista­s que vivieron una situación similar con la tablita de José Alfredo Martínez de Hoz, y que terminó en la megadevalu­ación de su sucesor Lorenzo Sigaut, quien pasará a la historia con su frase “el que apuesta al dólar pierde”.

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HERRAMIENT­A Mauricio Macri DIBUJO: PABLO TEMES
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