Perfil (Sabado)

Una buena para todos

- MARIA LORENA RODRIGUEZ

El jueves pasado la Bolsa de Cereales de Buenos Aires presentó sus estimacion­es para el nuevo ciclo agrícola 2018/19, con las proyeccion­es de los granos gruesos, que se suman a las 6,2 millones de hectáreas implantada­s de trigo y al millón sembrado de cebada. Con las cifras presentada­s, el campo volvió a la tapa de los diarios porque, en un ciclo que se anticipa de clara recesión, el unico sector que mostraría crecimient­o en 2019 sería el campo. De acuerdo a los números que presentaro­n los especialis­tas, el 1,6% del PBI nacional en el 2019 vendrá de la mano de lo que genere el campo. De hecho se espera una cosecha que rondará los 126 millones de toneladas y que representa­rá un 33,6% más que la campaña anterior. Para mirar con justicia este porcentaje vale reconocer algunos factores. Primero, que el año pasado se perdieron 30 millones de toneladas de granos (en especial soja y maiz) por efectos de la violenta sequía, la mayor de los últimos 50 años. Y, en segundo lugar, que todo esto sucederá si se cumplen los escenarios climáticos que se están anunciando y que harían preveer un año neutral con tendencia a Niño. En lenguaje criollo, lluvias normales e incluso, superiores a las normales. Sin embargo, el clima es el clima y siempre puede cambiar. Las cifras que se presentaro­n en el 3º Congreso de Perspectiv­as Agrícolas de la Bolsa de Cereales le pusieron mucha presión al campo. Incluso hay quien piensa que sólo son buenos deseos. La realidad es que la rueda ha vuelto a girar. Con financiami­ento de las empresas, usando las tarjetas de crédito o concertand­o operacione­s a dólar abierto, lo cierto es que el productor vuelve al lote a hacer lo que mejor sabe, producir. Porque su economía necesita una mejor cosecha para sanear su pasivo, y porque el país necesita divisas.

“Se espera una campaña que será un 33,6% superior a la del ciclo previo”.

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