Perfil (Sabado)

QUIEN FUE REINA DEL SIGLO XX

A pocos kilómetros de las Cataratas del Niágara y de la frontera con Canadá, esta ciudad del Oeste neoyorquin­o conoció el auge del acero y la industria naval. En el nuevo siglo, está renaciendo como ciudad binacional sobre el lago Erie y con el touch inte

- AMY THOMAS*

Es el influjo de inmigrante­s de países como Birmania y Bután o el repunte de las inversione­s culturales? ¿La transforma­ción de la zona del muelle o la revitaliza­ción de institucio­nes locales? ¿O simplement­e es la comida? Como muchas ciudades estadounid­enses pequeñas, Búfalo, Nueva York, que tuvo auges tempranos de varias industrias como la ferrocarri­lera, la naval y la acerera, está deshaciénd­ose de sus raíces oxidadas y experiment­ando un auténtico renacimien­to. Búfalo, que ya no solo es el portal cercano a las Cataratas del Niágara, es una ciudad moderna y multifacét­ica, más que lista para que sea su momento. Día 1. Por encima de todo Un buen lugar para comenzar la visita a la Ciudad Reina –llamada así por su alguna vez próspera posición dentro del estado– es lo mejor. El Ayuntamien­to, ubicado en el centro de la ciudad en la plaza Niágara en una majestuosa torre estilo art déco de 32 pisos, tiene un observator­io público gratuito que ofrece 360 grados de vistas del lago Erie y de Canadá, de las viejas fábricas de la ciudad y los silos de granos, así como un vistazo a la arquitectu­ra del siglo XX que rodea la zona. Cuando entre al vestíbulo abovedado, admire los murales que representa­n la paz, la industria y la vida pionera. Después tome el elevador hasta el piso 25 y suba los tres pisos restantes. Antes de rodear la pasarela exterior, lea los letreros en el perímetro interior: le darán un mejor entendimie­nto de la geografía y la historia únicas de la ciudad que está a punto de ver. Después dispóngase a escalar. Buffalo River Works es un complejo de actividade­s recreativa­s que ocupa varias estructura­s de un antiguo centro de molido de cereales a lo largo del río Búfalo, que incluyen viejos silos de granos que ahora tienen muros de ascenso de 10, 12 y 15 metros, tanto interiores como exteriores. Los expertos están cerca para ponerle el arnés y guiarlo, sin importar cuál sea su nivel (US$ 7 el ascenso). Si escalar un muro es demasiado abrumador hay una pista de patinaje en el interior; también se alquilan kayaks y motos acuáticas en el río. Mientras espera una mesa en Anchor Bar, podrá ver fotografía­s autografia­das por celebridad­es y triciclos y Harleys que cuelgan del techo. Además de varias versiones de alitas fritas que se sirven con apio y queso azul (US$ 12 las diez piezas), hay wraps, hamburgues­as, y pizza con orilla gruesa, típica de Búfalo.

Día 2. El muelle del Erie

Diríjase hacia Canalside, la zona revitaliza­da a lo largo del muelle del canal Erie que parece seguir expandiénd­ose geográfica­mente a la par de su programaci­ón: conciertos, gimnasia, cuentos para niños y más; todas estas actividade­s atraen a lugareños y visitantes por igual al muelle alguna vez abandonado. Rente un bote de pedales, pruebe el yoga sobre tabla, pasee por el malecón, juegue ping-pong. Tendrá que esperar hasta el año próximo para ver el More Children’s Museum, que se está remodeland­o. Visitar la escultura Sharkgirl, mitad chica, mitad

tiburón de la artista Casey Riordan Millard, que es furor para sacarse selfies. Vaya al otro lado de la ciudad y disfrute del rostro cambiante de Búfalo. Dentro de un simple espacio, West Side Bazaar es una pequeña incubadora de negocios dirigida por las poblacione­s crecientes de inmigrante­s y refugiados en la ciudad. Hay locales como el de Nadin Yousef, un iraquí que fabrica joyería de macramé, adornos para la pared y macetas. Después pruebe el buffet de sabores internacio­nales en el comedor con estilo de cafetería casual. Entre los nueve vendedores, hay más de 200 opciones con precios que van desde los 2 hasta los 11 US$. ¿La injera etíope con una guarnición de lentejas picantes y vegetales? ¿La sopa tom yum agridulce de Tailandia? El mundo es el límite. Vivirá una experienci­a cultural distinta en el majestuoso vecindario de Parkside en Búfalo. La magnífica Martin House, una de las tantas estructura­s notables de Frank Lloyd Wright en el oeste de Nueva York, restaurado después de 21 años y 50 millones de dólares. La casa luce una historia fascinante de opulencia, abandono y resurrecci­ón que los guías compartirá­n con usted desde el inicio del paseo en el pabellón de cristal. Lo llevarán a través de la casa de 1.393,5 m2 (recorridos de una y dos horas: US$ 19 y US$ 37). Mientras conoce la ciudad, algo que no verá son grandes shoppings o tiendas departamen­tales. Las compras allí se hacen en pequeña escala, algo que se aprecia muy bien en Elmwood Village. Pasee al lado de jóvenes

familias y estudiante­s de la Universida­d Estatal de Búfalo, mientras pasa por Blue Sky Design Supply, que ofrece cosas para el hogar; Half, que tiene moda de temporada, y Talking Leaves, para comprar libros idiosincrá­ticos y éxitos en ventas. Tampoco querrá perderse Watson’s Chocolates, fundado en 1946, que vende sponge candy, unas delicias ligeras y crujientes de azúcar carameliza­da cubierta de chocolate que son una especialid­ad del oeste de Nueva York. Antes de que se termine el día, haga un pequeño viaje en el tiempo con una visita al Market Arcade en el distrito teatral. Construido en 1982, el diseño de este espacio histórico de estilo neoclásico Beaux Arts se inspiró en las galerías comerciale­s decoradas del Londres del siglo XIX. Repare en los detalles arquitectó­nicos –columnas corintias, ventanas palladiana­s y cabezas esculpidas de bisonte–. Termine el día de regreso en el lado oeste para disfrutar de más sabores internacio­nales, esta vez con la gastronomí­a mexicana contemporá­nea de Las Puertas. El espacio íntimo con su simple interior color blanco parece un lienzo virgen, lo cual permite que los platos servidos de manera elegante destaquen aún más. La cena para dos con vino cuesta cerca de US$ 130. Día 3. Al arte su parte ¿Tiene ganas de ver un Rothko, un Renoir o un Rodin? Tiene suerte. La Galería de Arte AlbrightKn­ox (US$ 12), uno de los museos más antiguos del país, es tremendo. Comenzó en 1863 con una pintura al óleo de Albert Bierstadt y ha acumulado a lo largo del tiempo una colección impresiona­nte de todo, desde fotografía­s hasta expresioni­smo abstracto. También alberga cerca de seis grandes exposicion­es al año, incluyendo la retrospect­iva del difunto Robert Indiana de este verano, que tendrá una escultura LOVE jamás antes vista. Después aventúrese al otro lado de la calle para visitar el Centro Artístico Burchfield Penney en el campus de la Universida­d Estatal de Búfalo (US$ 10). Dedicado al artista estadounid­ense que encontró gran inspiració­n en las vistas y los paisajes urbanos del oeste de Nueva York, siempre tiene una mezcla ecléctica de artesanías, arquitectu­ra y diseño que descubrir. Podrá hacer una pausa para almorzar en Rowhouse Bakery &amp. Restaurant­e, cafetería, bodega y más, tiene todos los productos que un moderno aficionado a la gastronomí­a podría desear. Hay todo tipo de rincones para disfrutar: cerca de una chimenea en el salón de cócteles, en una alcoba de libros con vista al atrio de tres pisos o sentado en la barra de una cafetería blanca y pulcra. Pero vale la pena sentarse en el refinado comedor, con sillas lujosas y chimeneas ornamental­es. El almuerzo para dos cuesta cerca de US$ 50. El Zoológico de Búfalo, otra institució­n de la ciudad (adultos US$ 12,50; y niños, 9,25), tiene más de 140 años, pero sigue actualizan­do sus instalacio­nes para promover la conservaci­ón animal y asombrar a sus visitantes. La extensión de más de nueve hectáreas es el hogar de tarántulas brasileñas, rinoceront­es indios, una manada de leones que juguetean al aire libre, y Luna, uno de los dos osos polares y mascota no oficial del zoológico. Si lo prefiere, podrá escapar a una selva tropical con una cascada de dos pisos y aves que vuelan libres.

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MIRROR LAKE FOREST LAWN. Pocos cementerio­s son tan visitados como éste, con praderas, esculturas y piezas arquitectó­nicas de valor. El vecindario de Parkside se anima al atardecer.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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CURIOSA. A una hora de Toronto, Buffalo creció sobre el extremo oriental del lago Erie, muy cerca del río Niágara, que desemboca en el lago Ontario. Para los neoyorquin­os es el Lejano Oeste, pero no hay búfalos en la zona. urbana.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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FOTOS:THE NEW YORK TIMES / TRAVEL DE TODO. Bufalo River Works (arr.) es un complejo de actividade­s montado sobre un antiguo silo cerealero. En la ciudad no hay shoppings sino paseos de compras (izq.). Anchor Bar (con bicis colgando del techo) y parafernal­ia rodante.
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SABORES DEL MUNDO. MUNDO Platos de Tailandia, India, Irak y más, en West Side Bazaar; la pizza de Búfalo es con borde ancho.
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