PERDIDO EN EL POLIAMOR
El poliamor llegó a nuestras latitudes y no sé si estoy preparado para ello. De repente me descubro bastante clásico, por no decir mojigato, por no decir un Pancho Ibáñez de la pareja. Calculo que esta modalidad parte de la premisa de que la monogamia no existe, es forzada, termina en cuernos, y que es mejor vivir la poligamia con alegría. Parafraseando al gran Groucho Marx: el matrimonio es como cazar un alce que no se mueve. Pero quiero decir que el poliamor, de movida, acentúa la desigualdad social: algunos tienen varias parejas, y otros no tienen nada. Faltaría un poco de redistribución amorosa, digamos. ¿Y cómo hacés para comer afuera dos o tres veces por semana, para conquistar a estas damas, con los precios por las nubes? No sería extraño que el ajuste ponga serios límites a las pretensiones poliamorosas. Además, ¿da para armar un grupo de WhatsApp con nuestras conquistas? Sería lo más práctico, así pueden combinarse días y horarios, y que no haya cruces incómodos. Pero si alguno manda un emoji lanzando besos, ¿cómo sabemos a quién lo dirige? ¿Y si alguno abandona el grupo, también abandona nuestro combo amoroso, o solamente está podrido de recibirme mes ?¿ Podemoscomb in arkyantik,enf unción del ansiado equilibrio? Finalmente, debo confesar, abandono cualquier pretensión de sumarme al poliamor. Imaginensé tener que escuchar de tres o cuatro parejas el famoso “tenemos que hablar” y darles la razón a todas ellas, asumiendo que estuvimos equivocados, aunque no sepamos muy bien en qué. Ni qué decir de tener que ver a un pelotón de suegras todos los domingos. En fin, a mí déjenme con Netflix, plataforma estupenda de poliseries.