Perfil (Sabado)

La Ciudad quedó desierta, sin subtes ni gente en las calles

Buenos Aires se transformó por la cumbre. Las restriccio­nes de movilidad, los pedidos hicieron que los porteños escaparan.

- CLAUDIO CORSALINI

La cumbre del G20 modificó por completo la fisonomía de la Ciudad. Calles desiertas, negocios cerrados, pocos autos y colectivos circulando por Capital Federal fue el escenario que presentó ayer la Ciudad en la primera jornada oficial de la cumbre. Además del pedido de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, para que “los porteños se fueran de la Capital Federal” durante los días del G20 (viernes y sábado), el feriado decretado por el Ejecutivo porteño ayudó a que la Ciudad amaneciera desierta casi por completo.

Más allá del gran polígono de seguridad y restricció­n delimitado las avenidas Independen­cia, Entre Ríos-Callao, Las Heras, Sarmiento, Figueroa Alcorta y Udaondo, que se montó para la ocasión, la imagen que devolvían las arterias porteñas se asemejaba a la de una tranquila tarde de domingo en enero. Muy lejos del típico viernes, con calles y avenidas atestadas de autos y gente pugnando por subir a un transporte público.

Las avenidas Corrientes, Entre Ríos-Callao, 9 de Julio y Santa Fe, por citar solo algunas, mostraron pocos comercios abiertos y menos gente que la habitual caminando por las veredas. Las autopis- tas 25 de Mayo e Illia, en tanto, también mostraron una postal diferente de la de todos los días: sin autos y por momentos cerradas al público cuando circulaban las comitivas presidenci­ales. El panorama en las paradas del Metrobus 9 de Julio y Del Bajo no era diferente. Parecían un set de filmación listo para el rodaje.

Los únicos puntos donde se veía cierto movimiento de vecinos fue en los accesos establecid­os por el Ministerio de Seguridad de la Nación para que los habitantes de la Ciudad pudieran entrar o salir de sus domicilios, que quedaron dentro del área restringid­a (ver recuadro).

Una recorrida de PERFIL por las zonas de exclusión permitió constatar de primera mano cómo la mitad de las líneas de colectivos que circulaban por las calles habilitada­s debió desviar su recorrido. Los vehículos públicos iban sin pasajeros. El mismo panorama ofrecía el servicio de taxis.

Paradas sin gente y colectivos estacionad­os en las dársenas fue la postal que devolviero­n, por su parte, las populosas Plaza Constituci­ón y Plaza Once. En este caso, la circunstan­cia tuvo que ver con que no funcionaba­n ni los trenes ni los subtes. Solo los colectivos que llegaban desde el sur o del oeste del conurbano bonaerense cambiaban un poco la bucólica escenograf­ía de esas zonas.

“Ni los senegalese­s vinieron hoy ( por ayer). Las ‘saladitas’ no abrieron y hasta ahora vendí muy poco”, graficó el dueño de una panadería de Brasil y Santiago del Estero, que evaluaba bajar las persianas del local más temprano que lo habitual. “No tendría ni que haber ven ido”, se lamentaba parado en la puerta de su negocio.

La mitad de los colectivos debió desviar su recorrido. Iban sin pasajeros

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NA A LA PELOTA. Avenida Corrientes estuvo cerrada al tránsito en varios tramos. El centro estuvo vacío.

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