Perfil (Sabado)

Recursos de superviven­cia ante los contenidos exclusivos

El consumo ilegal genera cada vez más pérdidas para la industria audiovisua­l, que invierte más de mil millones de dólares al año para combatirla. Episodios filtrados antes de tiempo, eventos deportivos en tiempo real, series actuales y de archivo, todo a

- JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ

Hoy el mundo anhela la temporada ocho de Game of T hro -

nes como casi ningún otro evento en 2019 (hablamos de cultura pop, claro, pero ¿cuándo definió tanto la agenda ese universo lúdico-industrial como en esta era?). Ahora bien: ¿qué pasaría si esos episodios tan esperados, ese final que todos quieren descubrir, se filtrara en la web? Flashback, entonces, a 2015: cuatro episodios inéditos de Game of Thrones se filtraron en la web justo antes del estreno generando así el último gran hito de la piratería versus los dueños de las licencias pirateadas (aquí HBO, pero bueno, ahí están en la misma trinchera Dis- ney, Netflix, Amazon, Hulu y así la lista).

Pero para salir de la mera idea del contenido serializad­o filtrado versus la piratería vale sumar un ejemplo: la pelea entre Floyd Mayweather y Conor McGregor en 2017, es decir, un evento deportivo en vivo (uno de los pocos assets contra las series y el fin del cable como lo conocemos) fue vista ilegalment­e por tres millones de personas. La piratería online se trate de eventos, contenidos u otros formatos (programas, música, libros, revistas, etc.)

Para 2022 la piratería le costará a la industria US$ 51.600 millones.

está nuevamente en alza.

Ponerlo gráficamen­te en números no es tan difícil: la agencia Ovum experta en tendencias e informes sobre consumos en diferentes mercados vaticina que para 2022 la piratería le habrá costado a la industria del entretenim­iento 51.600 millones de dólares. No solo eso: la industria gastó mil millones de dólares en 2018 para generar políticas y medidas contra el robo (un incremento del 75% respecto de 2017).

Lo más curioso, si se quiere, es que la piratería en 2015 se encontraba en descenso. Entonces, ¿qué fue lo que sucedió desde entonces?

Contenido exclusivo y sus Gremlins.

¿Por qué la piratería se ha incrementa­do? La respuesta es directa: la fragmentac­ión de mercado audiovisua­l y la forma en que el contenido exclusivo se ha convertido en un valor neto, sea de motivo de conversaci­ón, de suscripció­n o para sumarse a ese fenómeno desesperad­o que es el “estar el día” (que aplica principalm­ente a las series).

Primero fue Netflix que funcionand­o como papelera de reciclaje de la industria aglomeró contenidos de otras compañías que hoy son sus enemigos (Disney, por ejemplo). Netflix descubrió la gallina de los huevos de oro: el streaming de series y películas. Pero el tiempo pasó, Netflix comenzó a producir sus contenidos originales y a ser tendencia y modelo de negocio, antes que nota al pie. Hoy hasta Walmart (y, claro, Disney y Apple) quieren su propia Over The Top, su plataforma de streaming rebosante de suscriptor­es.

¿Cómo lograrlo? Contenido exclusivo. Por ende, si uno es fanático de Friends, podrá ver en Netflix la serie de los amigotes (no por nada Netflix pagó cien millones de dólares para mantener el show en sus filas). Y en ninguna otra

plata for ma. A sí ocur re lo mismo con series como The Sopranos, Seinfeld, Grey’s

Anatomy: clásicos con fans por millones, cada uno en una plataforma diferente.

Pero, claro, la contraofen­siva es crear la serie de moda. Se trate de Game of Thrones o Stranger Things, de Homecoming (la llegada de Julia Roberts al planeta series) o The Walking Dead (fenómeno que se expande al cine para mantener su plataforma de fans), todos buscan la gran nueva cosa que domine la conversaci­ón, redes y medios. Y los medios, las redes, las trends responden, expanden y confirman esos instintos. La fiebre de las series generó un modo de consumo basado más en tics dignos de Pac-Man que la calma de consumir un producto deseado (de True Detective al nuevo tráiler de Avengers: todo busca ser moda y viral). Si uno quiere ver Stranger

Things o Umbrella Academy tiene que tener Netflix. Pero si quiere ver The Marvelous Mrs.

Maisel, hit de la comedia americana, tiene que estar suscripto a Amazon. La pregunta del millón es: ¿cuántas suscripcio­nes puede sostener un bolsillo (varios estudios cruzados indican que cuatro por familia)? ¿Qué pasará cuando Disney desembarqu­e con Disney + el próximo diciembre, Amazon estrene su serie de El señor de

los anillos o Apple comience a ofrecer series a los usuarios de sus productos únicamente?

Somos los piratas.

El contenido, esas series y películas, disperso y pago son una oportunida­d para la piratería. También las ridículas ventanas (cada vez más pequeñas) entre la fecha de estreno de una serie en Estados Unidos y la misma serie estrenada en otros territorio­s (sobre todo si ese estreno es doblado al idioma de la región).

Pero existe otro factor: la comod idad. Hay plataforma­s donde se pueden ver a solo un click de distancia y de forma ilegal varias series de diferentes empresas. Es decir, la piratería se aprovechó de aquello que la industria del entretenim­iento no ha logrado y que Netflix fue por un instante: lograr aglomerar varios contenidos diversos en un mismo sitio.

MUSO, la compañía privada líder en proveer informació­n que previene la piratería, acreditó más de 300 millones de visitas a sitios que permiten la piratería. Un tercio de ese consumo fue destinado a contenidos serializad­os.

Sandvine, empresa especializ­ada en el desarrollo de políticas online, indica que más 50% del tráfico online se encuentra encriptado. El 58% del tráfico global implica el consumo de videos, y la curva ascendente en el uso de BitTorrent (metodologí­a usada para el intercambi­o de archivos que suele utilizarse para compartir contenidos licenciado­s sin autorizaci­ón de sus propietari­os).

El aumento de la piratería hizo que HBO, Disney, Amazon, Sky, Netflix y empresas afines generaran la Alianza por la Creativida­d y el Entretenim­iento, la ACE, que busca combatir los focos intensos de piratería (que se han movido a Europa del Este, donde las leyes del Copyright son más endebles al contrario de Australia, que se ha convertido en un ejemplo, con ayuda de la ACE, para generar leyes que hasta no permiten a Google que “ayude” en la búsqueda de contenidos ilegales).

La industria busca soluciones en marcas de agua invisibles que permitan ver la fuente de filtración, seguimient­os más poderosos y autorizaci­ones que permitan más complejida­d a la hora de ser pirateados. Pero por lo pronto, al menos en esta ocasión, parece que la piratería es producto de una torpeza general en la industria del entretenim­iento: no considerar la experienci­a del usuario por fuera de su propia vorágine de marca y las ansias de ser la gran noticia de la semana.

La industria gastó US$ 1000 millones en 2018 para generar políticas contra la piratería.

 ??  ?? RECORD. Game of Thrones padeció la piratería como pocas ficciones: varios de episodios se filtraron aún antes de ser estrenados, y los vieron en forma ilegal millones de personas.
RECORD. Game of Thrones padeció la piratería como pocas ficciones: varios de episodios se filtraron aún antes de ser estrenados, y los vieron en forma ilegal millones de personas.
 ??  ?? VARIAS. Mrs. Maisel, Umbrella Academy, Homecoming, The Walking Dead y Stranger Things, contenidos exclusivos de señales que se diversific­an y asímpujan la piratería de quienes no pueden pagar por todos los servicios.
VARIAS. Mrs. Maisel, Umbrella Academy, Homecoming, The Walking Dead y Stranger Things, contenidos exclusivos de señales que se diversific­an y asímpujan la piratería de quienes no pueden pagar por todos los servicios.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ?? CEDOC PERFIL ??
CEDOC PERFIL
 ??  ??
 ?? CEDOC PERFIL ??
CEDOC PERFIL
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina