Perfil (Sabado)

El Gobierno se concentra en defender la megacausa

El ala judicial macrista evitó salir a defender al fiscal Stornelli. Esquivan el fuego cruzado de los tribunals y solo quieren que no se caiga la causa a su cargo. La única que salió a defenderlo publicamen­te fue Carrio.

- ANDRES FIDANZA

Muchos consideran que Stornelli juega al limite de lo legal buscando arrepentid­os

El Gobierno pretende hacer una carambola: que la investigac­ión del Gloria-gate siga su curso, en especial la parte que apunta contra el kirchneris­mo, sin la necesidad de bancar explícitam­ente al fiscal Carlos Stornelli. Con esa suerte de prescinden­cia aparente, el macrismo busca que el desbande de internas y carpetazos judiciales no lo salpique. Esa actitud potencia la sensación de desgobiern­o dentro de Comodoro Py. Especialme­nte tras el golpe palaciego realizado contra el ex presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti.

Los asesores más directos de Mauricio Macri directamen­te desconfían de Stornelli: lo perciben como una figura ligada a la corporació­n de jue- ces y fiscales que habita desde hace años en los tribunales de Retiro. Ese grupo está integrado por el consiglier­i presidenci­al José Torello; el secretario de Legal y Técnica Pablo Clusellas; y el diputado del Parlasur Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, ideólogo del decreto que intentó poner de forma exprés a Carlos Rosenkrant­z y Horacio Rosatti en la Corte Suprema.

“Es Py puro, es Lorenzetti. No es santo de mi devoción”, describe un allegado a los Newman. Archienemi­gos internos del presidente de Boca, Daniel “Tano” Angelici, representa­n el ala menos dispuesta a negociar con el establishm­ent de Comodoro Py. En lugar de pactar, promueven la creación de una especie de Justicia de diseño. Por ejem- plo, intentaron federaliza­r por la ventana cinco tribunales orales.

Stornelli a su vez es amigo y fue compañero del “Tano” Angelici en la comisión directiva de Boca Juniors. Pese a esa cercanía, el fiscal y ex minis- tro de Seguridad bonaerense de Daniel Scioli jura que el presidente xeneize “no se mete conmigo”.

Desde el Gobierno, nadie levantó la voz en defensa del Stornelli, denunciado de ha- ber mandado a extorsiona­r a un empresario en la causa de los cuadernos. Tampoco lo hizo el ministro de Justicia, Germán Garavano. Aun entre los que confían en la honestidad del fiscal, muchos consideran que juega al límite de lo legal en su búsqueda de arrepentid­os de corrupción kirchneris­ta. ¿Por ejemplo? Su involucram­iento con un personaje tan oscuro como Marcelo D’Alessio.

Ante el silencio cauteloso del núcleo PRO, Elisa Carrió se puso a la vanguardia del stornellis­mo. La jefa de la Coalición Cívica le dio crédito a la teoría de que los presos kirchneris­tas armaron una operación para embarrar la investigac­ión del dúo Stornelli y el juez Claudio Bonadio. Lo hizo basándose en pinchadu- ras telefónica­s de la cárcel de Ezeiza, tomadas en una causa ajena sobre narcotráfi­co. Según explicó la diputada, las transcripc­iones de las charlas le habrían llegado de forma anónima.

No fue la única dirigente que favoreció al fiscal. El procurador general de la Nación, Eduardo Casal, tomó un posición parecida. Con una línea por lo general amigable hacia la Casa Rosada, el sucesor de Alejandra Gils Carbó rechazó el inicio de una investigac­ión interna contra Stornelli. Casal negó el pedido que le había hecho el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla. “No es función del Procurador realizar las medidas que ordena”, le respondió Casal al juez que puso la lupa sobre Stornelli.

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 ??  ?? EQUIPO JUDICIAL JUDICIAL. Rodríguez Simón, Torello y Angelici, asesoran. Casal, el procurador, evitó abrir un sumario.
EQUIPO JUDICIAL JUDICIAL. Rodríguez Simón, Torello y Angelici, asesoran. Casal, el procurador, evitó abrir un sumario.
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