EL TOQUE ARGENTINO
A metros de la Piazza San Marco, un argentino convirtió un palazzo del siglo XV en un hotel para vivir experiencias artísticas impensadas. Allí vivió Mozart.
El Palazzo Marcello, a 250 metros de la Piazza San Marco, en el corazón de Venecia, fue comprado por la familia del compositor clásico Gasparo Marcello en el siglo XV. De estilo gótico y aún hoy impecable, fue una usina artística de la música clásica porque los amigos de la familia italiana, como Wolfgang Mozart, pasaban meses en la propiedad bebiendo, tocando el piano y componiendo. Desde 2016, el artista plástico argentino Aaron Nachtailer es el director artístico de Random Art Project, una fundación neoyorquina radicada en Venecia que adquirió los derechos del Pallazzo Marcello para convertirlo en algo más superador que un histórico hospedaje: es un encuentro entre el arte, la historia y una hotelería exclusiva. En las tres galerías principales, Nachtailer expone su muestra
Love Me de 15 pinturas que se refieren al tiempo y la naturaleza, aspectos centrales en el Palazzo Marcello. El Salón Dorado, con vista al canal, donde Mozart pasó sus días en el siglo XVIII, se restauró a modo de homenaje al austríaco, ambientándolo con un mueble de su misma época, decorado con libros antiguos sobre los viajes de Marco Polo a China. El toque “mainstream” siglo XXI es una lámpara de bronce circular apoyada en el suelo que, según el ángulo con que se la mire, muestra los diferentes pasos de la Luna. “Las galerías de exhibición quedaron en el tiempo, hay que ofrecer otros procesos creativos a los turistas, otras experiencias”, analiza Nachtailer. El Salón de los Pájaros, el más extenso, está decorado con máscaras africanas de rituales y ceremonias, materiales de tribus antiguas y mármoles de Carrara que imitan un cielo nítido. En un rincón, La Cocina, es el punto de encuentro para beber, con Dj’s en vivo y la gastronomía elaborada en cinco o siete pasos (la recomendación es pato con chocolate salado), servicios muy requeridos durante la Bienal de Arte y Arquitectura de Venecia. Un párrafo aparte es “Encontrémonos”. Así se llama una experiencia artística única en el mundo en materia de hospedajes. Apenas se ingresa al establecimiento, puede vivirse una escena de Narnia, atravesando la puerta de un armario con espejos, rodeada de cuatro esculturas. Sin cámaras ni celular, propone transportarse a un bosque nocturno. Lo que sigue es un secreto que aguarda a los visitantes. “Vivimos a las corridas, pero aquí invitamos al huésped a reencontrarse cinco minutos consigo mismo”, explica Aaron Nachtailer quien sueña con llevar la experiencia a Buenos Aires: “Hacerlo dentro de un banco del Microcentro, para que cada persona vuelva a respirar; porque eso es lo que le pasa a los visitantes que eligen Pallazzo Marcello”.