Los cambios más significativos del proyecto
Abrirse al mercado, a la propiedad privada y a la inversión extranjera, pero sin renunciar al comunismo. Esta es la esencia de los principales cambios en la nueva Constitución cubana, que también limita el mandato presidencial y deja abierta una hendija al matrimonio homosexual. Sus aspectos clave:
Sí a propiedad privada.
La nueva Constitución reconoce el mercado, y la inversión privada y extranjera como elementos necesarios para impulsar el crecimiento de la economía de la isla, y dan legalidad a los ajustes iniciados desde 2008 por Raúl Castro, que permitieron a los cubanos emprender negocios privados. Hoy suman 580 mil personas, lo que equivale al 13% de la fuerza laboral del país.
Comunismo.
El nuevo texto reafirma “el carácter socialista” del sistema político cubano y el papel rector del gobernante y único Partido Comunista (PCC), cuyo primer secretario es Raúl Castro, “en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”.
Presidente y primer ministro.
Actualmente, Miguel Díaz-Canel es presidente de los consejos de Estado y de Ministros. Según la nueva Constitución, será el presidente de la República y tendrá a su lado un primer ministro. La elección seguirá siendo indirecta, a cargo de los diputados.
Dos mandatos de cinco años.
Después de 60 años de poder de Fidel y Raúl Castro, ahora el mandato presidencial será de cinco años con opción a una reelección inmediata. La edad mínima para tentar la presidencia será de 35 años y la máxima de 60 cuando sea la primera postulación.
Matrimonio homosexual.
Tras el triunfo de la revolución, en 1959, los homosexuales fueron perseguidos y marginados. La nueva Constitución define al matrimonio como “una institución social y jurídica”, retirando la exclusividad de que sea solo entre un hombre y una mujer, como establece la vigente. Esto ampara “las uniones de hecho, sin atarlas a género alguno”, dijo la diputada Mariela Castro, hija de Raúl Castro y principal promotora de la iniciativa en favor de las minorías sexuales. De todos modos, el tema queda en manos del Código de Familia.