Del corazón de Dublín a la avenida Corrientes
Los jóvenes protagonistas de Una vez en la vida, adaptación del film irlandés Once, defienden la comedia musical ante quienes la califican de frívola.
No tengan miedo de soñar y de tener esper a n za s”, d ijo v i siblemente emocionada Markéta Irglová el día que le tocó recibir el Oscar que la Academia de Hollywood le otorgó a la canción Falling Slowly, parte de la banda sonora de Once. De esa manera, la hasta ese momento casi desconocida actriz checa resumía el espíritu de una modesta película irlandesa dirigida por John Carney, filmada en video con apenas 150 mil dólares y transformada sorpresivamente en un éxito global que recaudó 20 millones de la misma moneda. Con ese mensaje simple y universal, la historia de Once conquistó corazones a granel y lle
gó a Broadway como musical. Ganó nada menos que ocho premios Tony, un dato que obviamente despertó interés en otros lugares, entre ellos la Argentina, que ya tiene su propia versión, titulada Una vez en la vida y protagonizada por Paula Reca (en el rol que interpretó Irglová en el film) y Eliseo Barrionuevo (en el mismo papel del dublinés Glen Hansard).
Con 14 artistas en escena, Julio Panno a cargo de la dirección general y Tomás Mayer-Wolf como director musical, la obra se puede ver en el Metropolitan Sura (Corrientes 1343) los viernes y sábados a Aliados, Mamma mia. Una vez en la vida.
“Cuando empecé a estudiar en Nueva York, era todo Tennessee Williams.” (Reca)
las 22,30, y los domingos a las 20,45. La historia de esta versión teatral se desarrolla enteramente en un bar de Dublín, “donde se respira todo el tiempo esa idiosincrasia tan especial de los irlandeses”, señala Barrionuevo. “Pero podría ocurrir en cualquier parte, porque lo que cuenta es algo que conmueve a todos: una historia de amor muy verdadera entre dos personas que se conectan a través de la música”, aporta Reca.
Actriz, cantante y guionista, Paula Reca participó en los musicales La novicia rebelde y Mamma
mia. En televisión fue Luna Vorg, la seductora joven que enamoró a Thiago Bedoya Agüero (Peter Lanzani) en la última temporada de Ca
si ángeles. Cuando allá por 2007 vio Once en el cine, confiesa ahora, quedó fascinada. “La película cuenta una historia muy emotiva de la manera que a mí más me gusta”, dice.
Formada en la Escuela de Artes Dramáticas de Nueva York, Reca empezó a pensar en vivir en el exterior a los 14 años. “Vos tendrías que haber sido hija de un embajador”, le decía su propio padre. “Cuando empecé a estudiar allá –rememora–, era todo Tennessee Williams, Oscar Wilde y Arthur Miller. Después, todo Shakespeare. Y recién sobre el final vimos algo de teatro musical, que es lo más difícil de todo porque i mpl ica el dom inio de muchas herramientas”. La explicación viene a cuenta de ciertos prejuicios en torno al género que Ba r r ionuevo ta mbién se ocupa de desarmar: “Alguna gente relaciona al musical con lo frívolo, lo superficial –afirma–. Pero lo cierto es que a los actores y las actrices que no tienen cierto roce con el género les cuesta bastante hacerlo. Un musica l te exige mucha precisión, mucho timing, no hay margen para el er ror. Y al mismo tiempo, eso que está muy ajustado también tiene que lucir vivo, no mecanizado. Hay que entrenar mucho para actuar y cantar bien, y además, no descuidar ningún detalle del relato. Yo me formé para actuar en teatro, y cuando empecé a hacer televisión (fue parte de los elencos de las tiras Viudas e
hijos del rock and roll y Esperanza mía) me di cuenta de dos cosas: que son palos muy distintos y que no vale la pena comparar. Esa es una pulseada ridícula”.
“Un musical exige mucha precisión, no hay margen para el error.” (Barrionuevo)