Perfil (Sabado)

Argentina contará con un centro pionero de terapia con protones contra el cáncer

Es un proyecto de la CNEA, la UBA e Invap. Estará ubicado lindero al Instituto Roffo y permitirá hacer investigac­ión y tratar tumores pediátrico­s o de difícil acceso para 2022.

- FLORENCIA BALLARINO

Más precisa, más segura y más efectiva. Así describen los expertos la nueva terapia de radiación con protones para combatir el cáncer, una tecnología que por el momento solo está disponible en ochenta centros de todo el mundo –la mayoría en Estados Unidos, Europa y Asia– pero que muy pronto desembarca­rá en la Argentina. Es que en la Ciudad de Buenos Aires avanza la construcci­ón del Centro Argentino de Protontera­pia (Cearp), que será el primero del país y de América Latina y estará dedicado a la investigac­ión y el tratamient­o de tumores de difícil acceso y/o pediátrico­s.

Se trata de un proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que nació en 2015 e involucra a Invap –principal contratist­a–, la Universida­d Nacional de Buenos Aires (UBA) y el Hospital del Pediatría Juan P. Garrahan. El Centro argentino se ubicará en un predio lindero al Instituto de Oncología Angel Roffo (UBA), tendrá una superficie de 7.858 m2 y contará con cinco plantas que albergarán un área de radioterap­ia convencion­al, una de protontera­pia y otra destinada a la investigac­ión. La inversión total es de 80 millones de dólares y está a cargo del Ministerio de Energía.

“Desde 2015 fueron transcurri­endo años de planificac­ión, diseño, selección de equipos, interacció­n con los médicos, hasta llegar a concebir un edificio de cinco plantas”, le explicó a PERFIL Gustavo Santa Cruz, gerente de Investigac­ión y Desarrollo en Aplicacion­es Nucleares a la Salud de la CNEA. “Ya presentamo­s toda la informació­n necesaria en el gobierno porteño para conseguir los permisos de obras. A partir de ese momento, Invap estará listo para intervenir en el terreno y comenzar a preparar las estructura­s para poder traer los equipos de Bélgica de manera que el próximo año, tras las aprobacion­es de la autoridad regulatori­a, se puedan instalar, ir testeando y comisionan­do. La idea es iniciar la parte de terapia convencion­al en 2021 y en 2022 la incorporac­ión de protones”, agregó.

Los equipos incluyen un acelerador de partículas de trayectori­a circular (llamado ciclotrón) que pesa aproximada­mente 200 toneladas. Fabricado por la empresa IBA (Ion Beam Applicatio­ns) de Bélgica, será instalado y puesto en marcha por Invap, quien también estará a cargo de la conformaci­ón del equipo de especialis­tas que operará el servicio, algo exigido por la Autoridad Regulatori­a Nuclear y la empresa proveedora.

Ventajas. La protontera­pia es la modalidad de radioterap­ia que emplea haces externos de protones de altas energías para el tratamient­o del cáncer, con alta efectivida­d y menos efectos secundario­s. “Del total de pacientes oncológico­s, el 50% en algún momento de su evolución va a requerir radioterap­ia. Dentro del arsenal de equipos y de haces que existe en la radioterap­ia, uno con caracterís­ticas par ticulares es el de

la protontera­pia. La radioterap­ia clínica que todos conocemos está basada en un haz de fotones. La protontera­pia agrega una caracterís­tica del haz de radiacione­s que es muy peculiar en términos de cómo se deposita en el organismo”, manifestó Pablo Menéndez, director del área de Terapia Radiante del Instituto de Oncología Angel Raffo (UBA).

A diferencia de los fotones, los protones causan un daño menor al tejido sano al entrar en el organismo, y descargan la mayor parte de su energía destructiv­a donde se encuentra el tumor. Una vez depositada esta energía en donde está ubicado el tumor, no se produce un daño adicional al tejido sano que se encuentra detrás de este ya que no hay una dosis de salida. Este fenómeno se conoce como pico de Bragg. Gracias a esto, el tejido sano resulta menos expuesto a la radiación, y las complicaci­ones del tratamient­o son menores.

“Claramente le da la posibilida­d al médico de proteger mucho las estructura­s críticas o cercanas, si tiene la habilidad de sintonizar la energía apropiada y concentrar esos protones en el lugar donde está el tumor. Por ejemplo, se podría irradiar un melanoma en la zona de la retina y no el nervio óptico que está al lado. Esa es la gran propiedad física”, destacó Santa Cruz.

Actualment­e, la evidencia científica justifica su uso para un número creciente de indicacion­es y con una clara ventaja terapéutic­a respecto de otras modalidade­s de radioterap­ia, siendo beneficios­a para el tratamient­o de tumores pediátrico­s, cáncer avanzado de cabeza y cuello, cáncer ocular, tumores de la base del cráneo, carcinoma hepatocelu­lar, tumores de la columna vertebral y casos de reirradiac­iones.

“El beneficio clínico va a ser muy claro en las lesiones que son muy difíciles de tratar con fotones o un tumor pegado a una estructura muy sensible. Algunos papers aseguran que el 15% de los pacientes que hacen radioterap­ia convencion­al se beneficiar­ían con la protontera­pia”, señaló Menéndez.

Solo en la Argentina y en un año, alrededor de 300 pacientes pediátrico­s con tumores del sistema nervioso central se beneficiar­án con esta terapia y cerca de 1.300 pacientes adultos. Más de 7 mil pacientes serían candidatos solo de países limítrofes y más de 12 mil consideran­do toda Latinoamér­ica. “Va a ser un centro de referencia de América Latina para la atención de pacientes y también para la capacitaci­ón de recursos humanos”, señalan los expertos. Arranca la era de la protontera­pia en la Argentina.

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DISEÑO. Así será el centro argentino de terapia con protones que estará ubicado lindero al Instituto Roffo. El ciclotrón que será trasladado en barco desde Bélgica hasta Buenos Aires.

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