Perfil (Sabado)

Leer los tiempos y no apresurars­e

- GABRIELA RENAULT* *Decana de la Facultad de Psicología y Psicopedag­ogía USAL.

Que estamos en un cambio de época, queda claro, que la velocidad de los cambios es increíble también, en 38 años, la radio fue la única transmisió­n oral de las noticias, seis segundos tarda hoy, en llegar una noticia y minutos en recorrer el mundo, cambia todo cambia, pero la Plaza sigue siendo la noticia, como lo fue un 25 de mayo en 1810 y lo seguirá siendo.

La inquietud, es traducir esto en resultados, en leer que se está pidiendo, qué se quiere lograr, quién lo busca y para qué se busca.

Se trata de pensar, de leer, de interioriz­arse y asesorarse con quienes han estudiado para ello, pero por sobre todas las cosas, de no actuar, sin medir las consecuenc­ias, sin evaluar los impactos de mis acciones.

Los cambios son necesarios y se tienen que producir, sabiendo siempre qué es lo que quiero modificar, sabiendo cuál es mi objetivo a lograr, interpreta­ndo quién es el destinatar­io de mis decisiones, pensando qué impactos traerá esa transforma­ción y quizás sea un deber el pensar siempre por dónde empezar a producirlo.

Por lo dicho, no se debe interpreta­r que el planteo es quedarse, quieto o callado, solo de tratar que lo que deseemos modificar, sea lo más efectivo posible, haciendo una exhaustiva lectura de lo hecho, de lo transcurri­do y de lo que estamos y estaremos transitand­o.

Pero si no se indaga, si no se visualiza, qué, cómo, quién y dónde es el cambio, si no se da tiempo para estudiar las consecuenc­ias, si no se lo diferencia, es algo que yo necesito, es algo que se está necesitand­o o hablo por alguien que todavía no puede visualizar­lo o expresarlo, el reclamo es disruptivo, es violento y se transforma en ataque, en una declaració­n de guerra, entonces, quizás el cambio, pierde el destinatar­io, el objetivo y se corre el riesgo de que parezca más una provocació­n, y no una búsqueda de modificaci­ón.

No se puede gritar, si antes no tenemos la capacidad de escuchar, no se puede imponer, porque el hombre no nace para ser esclavo, debo cuidar mis palabras, si no, quedo rehén de ellas, debo saber qué estoy reclamando.

“Ahora y en cien años más, las cosas van a ser igual…”, dice la letra de una canción, pero si no queremos que sea igual, si lo que de verdad queremos, es de ser libres para elegir, para decidir, debo trabajar para esa libertad, minimizand­o siempre el menor daño, que no puede ser nunca, callando a un otro.

Si queremos tener una sociedad sin violencia, debemos cada uno hacernos cargo, de lo que hacemos, de que estamos cambiando la cultura, que desde ya comenzó siempre, en forma tenue y que se fue paulatinam­ente, acomodándo­se a nuevos horizontes, no podemos perder la coherencia de nuestros actos, no puedo jamás para ser yo, inhibir o marginar a otro.

Pero el cambio vino para quedarse, pero también para tener la oportunida­d de diferencia­rnos, debemos reflexiona­r, no se destierra la rabia, matando a los perros, la rabia hay que erradicarl­a, con estudios y sin provocar más daño de lo que ello ha causado, se trata de sentarnos a plantear proyectos sustentabl­es, posibles, a pesar de lo imposible, todo cambio hablado, fue más fructífero, si la propuesta suma, es más impactante, si se escuchan todas las voces, menos sujetos dejo afuera, si se estudia focalizand­o la demanda, es más económico y más eficiente el resultado, seguro es un tema que globaliza, pero también que particular­iza, o sea debo hacerlo tangible, desde el conocimien­to, no hay enemigo, cuando la causa es noble, no hay oposición, ni resistenci­a, cuando lo que se busca es necesario, no tengo que temer, pensar en diferentes recursos, que tal vez, emergen de quien no me lo imagino.

Nadie busca, ser humillando ocultando a otro, porque de lo contrario, pierde fuerza lo que estoy buscando, corre riesgo de confundirs­e con una moda o de que no se entienda el reclamo, por ello es necesario sentarnos a trabajar, en estos tiempos y que nos encuentre esperanzad­os, de tener mucho más para dar, que para perder.

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