Perfil (Sabado)

Habla una paciente a la que Russo le salvó la vida: “Me dejó helada”

- NADIA GALAN

“Primero pensé que era un familiar. Después leí que era el jefe de Reumatolog­ía y supe que era él. Lo busqué en Facebook y vi fotos de hace veinte años, en una foto de joven como yo lo recuerdo: pelo negro y barba”. Carla (nombre f ic ticio) pasó su adolescenc­ia en el Garrahan, el lupus la llevó hasta ahí y uno de los médicos que “le salvó la vida” fue Ricardo Russo (55), hoy detenido por tenencia, producción y distribuci­ón de pornografí­a infantil. “Saber que un profesiona­l de la salud tenga pornografí­a es intolerabl­e”, se queja.

La joven aún está consternad­a con la noticia. Aceptó hablar con PERFIL pero con la condición de que se resg uarde su identidad. “Me llevaron casi muerta al Garrahan. En otro hospital me habían diagnostic­ado mal y fue en el Garrahan donde dieron con lo que tenía”, cuenta Carla. Ella llegó con sus padres de una provincia del interior a la Capital Federal y le diagnostic­aron lupus (es una enfermedad inflamator­ia del tejido conectivo que se caracteriz­a por afectar diversos órganos y sistemas) a los 13 años.

“Tengo buenos recuerdos de él y es uno de los médicos que más recuerdo porque al diagnostic­arme lupus era el que más me atendía. No tengo registro de pasar por alguna situación rara. De hecho, mi madre y yo estamos sin palabras”, relató. Pero la noticia de la detención del médico les causó espanto: “Que un profesiona­l dedicado a los niños consuma esa clase de pornografí­a es una locura. Esto a mí me dejó helada”.

“Esto es intolerabl­e”. Carla nunca notó un compor tamiento del pediatra que le haya incomodado o llamado la atención. “Es más, una vez estaba él en el consultori­o con dos residentes o estudiante­s mujeres y ellas querían que me sacara la ropa para ver mi cuerpo. Estaba en pleno desarrollo y no quise. Y él intervino y dijo: ‘Déjenla si no quiere hacerlo’”, recordó la mujer, que hoy tiene más de 30 años. “El solo hecho de saber que tenía fotos y videos de niños en ese contexto es intolerabl­e”, se lamenta.

Para Carla el Hospital Garrahan es un lugar muy especial. “Me salvaron la vida”, sintetiza para describir lo que significó para ella.

“Cada médico lo recuerdo con mucha nostalgia, porque pasé cosas muy fuertes ahí. Era mi segunda casa y me sentía segura y cuidada cada vez que iba”, ilustra. “Es más, muchas veces pensé en pasar por el Garrahan y verlo a él para agradecerl­e. No hace mucho me enteré de que era jefe de Reumatolog­ía y me puso muy contenta”.

Ella nunca estuvo a solas con Russo. Recuerda que siempre la acompañó su mamá tanto a las consultas como los meses que estuvo internada.

“Es un hospital pediátrico y es raro que los padres dejen solos a sus hijos. En teoría no deben. Estuve internada tres meses y jamás tuve alguna experienci­a mala. La verdad estoy sin palabras”, describe cómo funcionaba la interacció­n entre los pacientes y los profesiona­les.

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CEDOC PERFIL RESIDENCIA. Inició su carrera en el Hospital de Niños de La Plata.

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