Perfil (Sabado)

Pedofilia y perfiles criminales

- ENRIQUE DE ROSA *

La noticia impacta. Un médico, pediatra, jefe de servicio y de uno de los hospitales de mayor prestigio en el país, es detenido. No esperamos que un médico cometa un delito, y que la Justicia lo detenga, y que eventualme­nte si lo hace y ya genera sorpresa y rechazo, sea por una “mala praxis”, ¿qué pasa si la noticia nos dice que ese médico, pediatra, es más, es detenido luego de una extensa investigac­ión de meses y con informació­n del exterior, y que es parte de un anillo de pornografí­a infantil? Nuestras presuncion­es sobre el mundo y los demás se ponen en crisis. Esperamos que el mundo sea un lugar donde al menos, la informació­n que tenemos nos permita detectar situacione­s adversas y anticipar el peligro. De allí nace la idea de perfiles psicológic­os, de la necesidad de imaginar que habrá líneas que nos lleven a detectar tempraname­nte, de manera anticipada, que alguien puede ser ése, de quien hay que cuidarse. Evidenteme­nte, en la lógica, en el sentido común, no entra, todas estas expresione­s entrecomil­ladas, la posibilida­d que el perpetrado­r sea alguien que ha dado muestras de excelencia profesiona­l y que el objeto de su vida sean los niños. Todo lo contrario, protegerlo­s.

Sin embargo, la realidad en éste y muchos casos es justamente esa otra cara perversa y cruel. Los anillos, las redes de pornografí­a infantil están compuestas por individuos que no solo son consumidor­es, en su goce perverso de ese tipo de material, sino, y esto es más preocupant­e, son productore­s del mismo material. Es decir, usan su lugar de acción, para poder generar imágenes, que luego podrán intercambi­ar con otros y así lograr mayor excitación, mayor estímulo. Es una mercancía, un objeto de intercambi­o, de venta ya que no olvidemos que la pornografí­a infantil es uno de los más fabulosos negocios en la red. Aquí es donde entra el papel de quiénes son, en muchos casos, estos sujetos que llevan una doble vida opuesta una faceta a la otra en la que el educador, el clérigo, el médico, el entrenador, es decir las profesione­s que tienen que ver con el cuidado del otro, del vulnerable, del que ha sido puesto a su cuidado y confianza es utilizada, y utilizan esa asimetría, esa situación de poder, para victimizar­los, para convertirl­os en objeto, en cosas y sacarlos de su subjetivid­ad y claro está, el mínimo respeto por la vida del otro.

En algunos casos se llega a situacione­s de abuso sexual explícitam­ente presentada­s en esos videos, o situacione­s de sometimien­to a la servidumbr­e o de torturas. Obviamente estos sujetos padecen de un trastorno de personalid­ad, pero es claro y eso anticipémo­slo, no los hace en nada “enfermos” en el sentido médico, y menos en el jurídico, es decir no son inimputabl­es. Sí claro en el social. El tema de tratarse de una estructura de personalid­ad hace que salvo casos extremos no solo sea difícil detectar anomalías, sino que todo lo contrario gran parte de su habilidad consista en ocultarla y ser como en éste y en diversos casos de la historia criminal argentina, todo lo opuesto. * Psiquiatra Forense-Médico Legista Pres. Asoc. Arg. de Victimolog­ía M.N. 63.406.

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