ARTE, ECONOMIA Y POLITICA
A.M. —Desde Re, propiciás el alivio que puede ser conectar con la música, con el arte, frente a las tensiones de la vida cotidiana. ¿Cómo articulás esto con una Argentina convulsionada políticamente como la que vivimos hoy? ¿Cómo llevás esa combinación? —La llevo como el orto. Pero trato de no aflojar. No voy a ver en la Argentina una muestra de Kandisnsky ni un show de Tom Waits. Ahora ni siquiera puedo juntar plata para ir a verlos afuera, pero sé que están… El arte está por sobre todo. Por encima de los partidos políticos y los partidos de fútbol. —¿También al director de Nacional Rock le llegan los efectos de la inflación? —Yo pertenezco a esa clase de funcionarios que llegan a la función pública y salen [de ella] más pobres. No tengo una casa quinta. Menos, una casa afuera. Hace dos años que no me tomo vacaciones. No tengo ni auto. Me lo robaron de la puerta de mi casa y no lo puedo reponer porque faltan unos papeles y el seguro tarda. Hace unos años desvalijaron mi casa [en 2014, en un asalto violento, en su casa en el barrio de Colegiales]. Sumado a esto: los sueldos de la función pública no son demasiado grandes. —¿Qué expectativas te generan las próximas elecciones? —Ya sobreviví a la dictadura, a la Triple A, a Onganía, a Perón, a Lanusse, a Menem, a la hiperinflación de Alfonsín, al desastre de De la Rúa… Que venga lo que venga, a ver cómo hago: soy argentino. No pongo esperanzas en la clase política y tampoco me desespera. En mi vida hay cosas mucho más importantes que eso.