Desde el kirchnerismo prefieren no confrontar con el líder brasileño
Lejos de las encendidas protestas contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, el kirchnerismo eligió no confrontar abiertamente como espacio con el mandatario vecino y sus rezos a Dios para que Mauricio Macri sea reelegido en octubre. Saben que, de ganar en octubre, deberán convivir con el bolsonarismo, mínimo, hasta enero de 2023 y esto significa ser prudentes para no entorpecer un futuro nexo con Brasil.
“Los insultos fueron en una sola dirección, de allá para acá”, describió un referente del espacio en diálogo con PERFIL, en alusión a las múltiples referencias de Bolsonaro sobre la senadora Cristina Kirchner y un posible regreso K al poder. En la conferencia conjunta con Macri, en Casa de Gobierno, retomó esa línea aunque con un tono más mesurado: llamó a votar con la razón y no con la emoción.
“Para nosotros, los argentinos, no solo el peronismo, Brasil es la prioridad estratégica número uno. No importa quién lo gobierne”, ratificó a este medio uno de los internacionalistas a los que más escucha Alberto Fernández.
Curiosamente, el mismo pragmatismo debió ensayar Cambiemos cuando se encontró en el Planalto con un vecino con el que no tenía contacto. Entonces, los puentes se tendieron a través del ala militar, y de un hombre en particular, el ex general Augusto Heleno, cuyo pasado en Haití con los cascos azules argentinos le permitió a la Casa Rosada tener una voz familiar al otro lado de la línea.
Hoy no existe quien le atienda el teléfono al kirchnerismo ya que las fuerzas que rodean a Bolsonaro encarnan todo lo opuesto en materia de ideas políticas. Eso no significa que no pueda haber algún tipo de contacto a fuerza de necesidad en el futuro, tal como reconoció una tercera especialista en la agenda exterior al ser consultada por este medio.
De ganar en octubre, no dudan que podrían surgir ciertas fricciones y hasta una suerte de impasse en el vínculo presidencial. Entonces, la coordinación bilateral podría relegarse al ámbito de los ministerios o incluso de las comisiones técnicas.
En el núcleo bolsonarista no piensan tan distinto, más allá del favoritismo. Basta recordar que fue Eduardo Bolsonaro, hijo del líder brasileño y pseudo canciller en las sombras, quien manifestó durante una sesión privada del CARI en su paso por Buenos Aires hace unas semanas que están dispuestos a gobernar con el que gane.