La particularidad de los cuerpos
En Breve historia del planeta verde, el director genera una película de ciencia ficción que replantea la idea del género. La preocupación de pasar desapercibido en la cartelera.
Santiago Loza ha logrado construir a través de su cine, sus obras de teatro y sus libros una obra que llega a su mejor pulsión en el film que ganó el premio Teddy en la última edición del Festival de Berlín: Breve historia del planeta verde, recientemente estrenada. La película plantea una idea de ciencia ficción trans, que decide reescribir la idea del género desde un sentimiento humanista de igualdad y diversidad. Y eso lo hace sin ser didáctica, sino apelando a su actores, Romi
na Escobar, Paula Grinszpan y Luis Soda, y a un descaro bienvenido para con estándares del cine argentino (y, como bien dejó en claro Berlín, mundial también).
—¿Cómo aparece la idea de jugar con el género y en ese tipo de marco y de construcción de determinada idiosincrasia?
—Creo que tenía ganas desde hace mucho tiempo de hacer una película ligada al cine que veía y disfrutaba en los 80, pero también tenía pudor. Ese cine me había marcado, pero poco tenía que ver con el cine que pude hacer. En Breve historia del planeta verde aparece la aventura vista desde la mirada de alguien del interior. Me resulta inevitable pensar esa travesía como un recuerdo distorsionado de caminatas en las sierras a la hora de la siesta, en la otra vida, la idea de la pandilla soñada. También eso, el sentimiento del bicho raro que desea encontrarse con otros que tampoco encajan. Desde ese recuerdo lejano que todavía insiste, con esa ternura y dolor que tenía que crecer y sentirse diferente al resto. Creo que de ahí viene la película, y también de la necesidad de celebrar la amistad como pacto de salvataje.
—Pocas veces se ha visto a lo fantástico servir de una forma tan sentida a la política de los cuerpos en el cine argentino: ¿qué sentís que representa la película en ese sentido?
—En el Bafici alguien preguntó si se había usado maquillaje. Me pareció una pregunta rarísima y respondí que no, que solo Romina se había maquillado porque lo hace siempre. Parece trivial el comentario, pero en ella el maquillaje es parte de su identidad. Pienso que la película trabaja sobre la particularidad de los cuerpos. La diversidad, cuerpos que bailan, que se desplazan, cuerpos no humanos, cuer pos agotados, cuerpos unidos y en tránsito. La aventura, lo fantástico, solía ser dominio de lo masculino, Breve historia… es una película donde les héroes de la historia son disidentes. Atravesar esa fantasía es exigir su derecho a existir, a ser escuchados y a la dignidad. Hacer la película fue para mí tomarme la atribución de hacer lo que quería sin saber qué podía pasar, intentar el gesto más libre y primitivo. Creo que la película se planta con firmeza y con humor y muestra bellezas que no son hegemónicas. El derecho a ser marciano, como dijo alguien de la película.
—¿Cómo ves el panorama actual del cine argentino?
—Complicado, en lo económico, laberíntico. En otros aspectos también, creo que hay mucha gente talentosa, hay diversidad, fuerza, creatividad siempre. Pero también siento que todavía no hay un recambio generacional y tiene que ocurrir. Supongo que es un momento tenso y transitorio, y quiero creer en los que están por venir. No sé si puedo analizar desde el presente al panorama. Estoy algo desconcertado .—
¿Cuál es la preocupación de estrenar en este momento del país?
—Me preocupa que un potencial publico no se entere que la película se está dando, que los medios con los que contamos para informar un estreno no sean suficientes. Que la película no se encuentre con sus interlocutores. Por falta de espacios y difusión. Porque creo que es una película que puede dialogar con gente de distintas edades y quizás alguien pueda sentir amparo al verla. La verdad es que a las películas, los que las hacemos llegan tan cansados y complicados por lo económico que el estreno suele ser decepcionante.
“El panorama del cine nacional es complicado en lo económico, laberíntico.”