DOCENCIA Y CIFRA ALARMANTE
Antes de que Disney lo seleccione para convertirse en Carlos Monzón, Jorge Román daba clases de actuación en Corrientes capital. “En los últimos años me dediqué a entrenar actores, también en Paraguay y Brasil. Filmé acá una película, Un Gauchito Gil, de Joaquín Pedretti, y después en Paraguay filmé Matar a un muerto, de Hugo Giménez. Me apasiona la actuación, pero me gusta la docencia, y antes de ser actor estudié y me recibí en la carrera de Ciencias de la Educación entonces, la parte de la docencia me tira mucho” –afirma Román. —¿Qué le admiras a Monzón? ROMAN: Que haya salido del lugar donde estaba. Vivió una vida de 14 hermanos, de una pobreza absoluta. El tenía raquitismo cuando llega al boxeo. Cuando boxeaba era disciplinado, se levantaba temprano, iba a entrenar. Entonces, admiro esa capacidad de trabajo y de lucha. Al mismo tiempo, tener una familia, y la relación que tenía con sus hijos, sobre todo con su hija Silvia (fruto de la relación de Monzón con “Pelusa” García). Silvia y su hijo Agustín, vinieron al set justo mi último día de rodaje, teníamos una escena en un auto con Carla, una escena tensa en un auto, y fue emotivo el encuentro. Cuando me vio se generó un silencio, me saludó, y me abrazó, apoyó su cabeza en mi hombro y sentí algo muy fuerte. Carla Quevedo vive en Hollywood donde toma clases de actuación y concurre a castings. El jueves presentó su libro de poemas Me pelée a los gritos con el mánager del spa. El orador del lanzamiento fue Fito Páez. “Quise que me presentara alguien que haya encontrado en la literatura otro mundo, y fue un sueño que lo presentara Fito”, responde. —Carla, vivís en Estados Unidos, ¿la cantidad de femicidios es igual a la de la Argentina? QUEVEDO: No. Los números de la Argentina son realmente alarmantes. Femicidios hay en cualquier parte del mundo y me ha pasado, por ejemplo en las marchas que fui en Los Angeles, caso la del 8 de marzo, que hablando con una directora americana le comenté que cada 35 horas en la Argentina hay un femicidio y ese dato a ella la shockeó, se quedó helada, y comenzamos a pensar en un proyecto al respecto que se llame “35”.