La empresa que crece por la inseguridad
En el país existe actualmente una sola productora nacional dedicada exclusivamente a la producción de armas para uso civil, se trata de la fábrica Bersa SA. Es la firma que en 2018 cumplió 60 años y fue fundada por Benso Bonadinami en la Argentina de posguerra. Según datos fuentes de la empresa, en Bersa se producen alrededor de 100 mil pistolas por año, de las cuales el 70% va dirigido al mercado externo, siendo Estados Unidos uno de sus principales compradores.
A nivel local, el 24% de la producción de Bersa representa la comercialización destinada a fuerzas de seguridad provincial y municipal. En 2018 Bersa vendió más de 24 mil pistolas a diferentes fuerzas de seguridad de gobiernos provinciales a través de licitaciones públicas. Entre las principales ventas realizadas por Bersa se encuentra a las fuerzas de seguridad de Córdoba (3.500), Policía Federal (7 mil), Santa Fe (5.150), Buenos Aires (7.500), Neuquén (500), San Juan (300), Río Negro (223) y Tierra del Fuego (200).
Solo el 6% de las ventas realizadas por Bersa tienen destino a casas especializadas donde luego las adquieren los civiles que tienen sus registros de portación de armas en regla. El costo de cada arma varía según sus características, pero rondan desde los 10 mil pesos hasta los 24 mil pesos. Mientras que la empresa había anunciado la compra de 200 pistolas Jericho para comercializadas en el mercado civil en el primer trimestre de 2019, a un costo de 15.010 pesos cada una.
A 2018, la facturación estimada de Bersa fue de 345 millones de pesos con 89 mil pistolas vendidas. El caso de Bersa es diferente al resto de las empresas argentinas: sus ingresos aumentan a medida que crece la inseguridad.