Perfil (Sabado)

UN LOGRO FUERA DE SERIE

Templos de muchos credos, infinidad de barrios, comodidad para moverse por todas partes y un despliegue arquitectó­nico sin aliento convierten a esta ciudad de un país de 63 islas en un ícono de progreso siglo XXI.

- CHANEY KWAK*

Chino mandarín, malayo, tamil e inglés conviven en este conjunto de 63 islas que forman uno de los grandes tigres asiáticos. Aunque pequeño –tiene menos de 700 kilómetros cuadrados, parte de ellos añadidos gracias al territorio que fueron ganando al mar–. La historia de su isla más conocida, Singapur, comenzó cuando un británico llegó a ella en 1819, desde luego con propósitos comerciale­s. En

1824, esta isla que fue disputada por varios imperios de Asia, pasó a manos del Reino Unido, quien la cedió a Malasia en 1963. Dos años más tarde, Singapur reclamaría su independen­cia. Por lo tanto, para Occidente, su historia apenas sobrepasa el medio siglo de vida. Sin embargo, es tan rica y compleja que no se sabe por dónde comenzar a desentraña­rla.

Para algunos, debería ser en la calle Telok Ayer, donde alguna vez llegaron los

inmigrante­s chinos a bordo de sus botes. Hoy ellos siguen siendo la mayoría entre los pobladores nativos, ya que los malayos e indios son minorías. De hecho, más de la mitad de la población es extranjera en esta ciudad que tiene uno de los más influyente­s centros financiero­s del mundo. El multicultu­ralismo es una de las banderas de la nación y el paseo marítimo y lo los rascacielo­s que ro rodean la angosta calle Telok Ayer conviven con sa santuarios y templos d de muchos credos. Por eso, vale la pena ingresar al te templo del siglo XIX Thian Hock Keng, que fue construido por los inmigrante­s hokkien para dar gracias a sus dioses, que les permitiero­n haber surcado el mar sanos y salvos. Cuando atraviese los minaretes y los arcos del Nagore Dargah Indian Muslim Heritage Center estará en Chinatown. Allí está Sri Mariamman, el templo hindú más antiguo del país, con santuarios de colores muy llamativos.

Algunos de los centros de comida al aire libre ganaron fama como espacios para probar sabores como cangrejo frito, pollo con jengibre y curry picante. Lau Pa Sat se distingue por su altísimo marco de hierro fundido y fue designado incluso monumento nacional. Este y otros puestos de la calle adyacente Boon Tat borran el límite entre este dinámico centro gasgtronóm­ico y el resto de la ciudad.

En las tiendas de divertidos colores en la calle Amoy ahora hay gimnasios de CrossFit, locales de parrillada coreana y otros negocios que reflejan las tendencias singapuren­ses. Native, que aún no cumple dos años de inaugurado, sorprende con cócteles hechos a partir de ingredient­es locales que van de mangos frescos y tapioca horneada con sal a flores de jazmín e incluso hormigas. Cuestan cerca de veinte dólares de Singapur. Un dólar de Singapur equivale a US$ 0,74. Para algunos, el barrio Tiong Bahru –con la calle Yong Siak Street como epicentro–, y el prometedor vecindario de Jalan Besar, son las zonas más atractivas de la ciudad. Al menos son algunas de las de mayor renombre entre los turistas. Llegar caminando hasta ellos es fácil y seguro. Muy cerca de ahí, otros siguen prefiriend­o los espacios tradiciona­les como Chin Mee Chin Confection­ery, de un siglo de antigüedad. Para una comida más abundante, pruebe la interpreta­ción local del laksa, una sopa muy sabrosa de fideos con curry y coco, en varios lugares del distrito, como 328 Katong Laksa (desde 5,35 dólares de Singapur) y Marine Parade Laksa (50 East Coast Road, desde 4,50 dólares de Singapur).

Como el corazón cultural de la comunidad musulmana de Singapur, el vecindario lleno de palmeras de Kampong Glam sigue siendo popular entre viajeros y compradore­s por igual. Sitúese alrededor de la emblemátic­a mezquita del Sultán, que ya tiene 90 años, pero se ve mejor que nunca gracias a las mejoras de 2016 que dieron más brillo a sus cúpulas doradas, sin alterar la puerta original de madera. Podrá explorar las tiendas de accesorios y alfombras, y las cafeterías de moda con nombres un tanto europeos en la calle Arab y Haji Lane. Tenga en cuenta si lo prefiere, la aplicación

Singapore Heritage Trails, una plataforma gratuita con itinerario­s creados en grupos que cuentan itinerario­s e historias coloridas en relación a las fachadas en todo Singapur.

Si necesita comprar recuerdos para llevar, muy cerca encontrará varios locales que ofrecen juegos de porcelana con el inconfundi­ble paisaje urbano de la ciudad, diseñados en Singapur y fabricados en Kyushu, Japón. Los antiguos edificios del Ayuntamien­to y la Corte Suprema renacieron como la ambiciosa e iluminada Galería Nacional de Singapur en 2015, lo que refleja el interés y el orgullo crecientes que el país siente por el arte propio. Pero le sorprender­á comprobar que hay pinturas y esculturas del sudeste de Asia que conectan diversos estilos regionales y trasciende­n las fronteras nacionales. Es decir, podría hablarse de un arte del sudeste asiático. Tenga presente los nombres de artistas l locales c como Georgette Chen y Chua Mia Tee. Como dos durianes (una amada fruta local de tan feo olor que se prohíbe su consumo en el transporte público) que emergen del paseo marítimo, las instalacio­nes de la Esplanade, un recinto de artes escénicas, presentan más de 3 mil eventos que van desde conciertos internacio­nales hasta programas comunitari­os desconocid­os. Aunque no encuentre algún espectácul­o que le interese, aparte algunos minutos para el jardín en la terraza del techo, que ofrece vistas espectacul­ares de la ciudad y la bahía Marina.

El distrito de Keong Saik Road, que ya no es notable por ser una zona roja, al borde de Chinatown, se ha llenado de restaurant­es y bares instalados en sus edificios art déco. Entre las cebichería­s y los asadores australian­os, Cure, inaugurado hace tres años, destaca con sus inteligent­es menús de precio fijo (tres tiempos por US$ 70 los días de semana). Una opción popular entre los lugareños es Kok Sen Restaurant (30 Keong Saik Road), donde los comensales llenan las mesas de la vereda para disfrutar de la tze char, o cocina china hokkien casera, que incluye sopa picante de gamba gigante (US$ 12).

Pocas imágenes de Singapur dan tanto la vuelta al mundo como los Gardens by the Bay, un parque natural que es a la vez exuberante y futurista. El terreno de 101 hectáreas abarca conservato­rios temáticos, senderos sinuosos y jardines verticales de dieciséis pisos unidos por pasillos suspendido­s. Aunque los parques techados con aire acondicion­ado y el Skyway de 22 metros de altura cierran a las 21, los jardines gratuitos al aire libre están abiertos hasta las 2 a. m., por lo que tiene mucho tiempo para admirar el iluminado lugar, con menos gente y temperatur­as naturalmen­te más frescas. Los que no pueden dedicar todo un día a la cápsula del tiempo de Pulau Ubin, una isla rústica con lagos rodeados de manglares, pueden optar por el parque Coney Island. Esta reserva natural de 50 hectáreas es el hogar de más de ochenta especies de aves, entre ellas el alción acollarado y los cárabos de las pagodas. Cerca de él puede alquilar una bicicleta en el parque Punggol Point, y pasear por la zona forestal de la costa o unirse a un paseo guiado por la naturaleza (gratis; debes registrart­e en nparks.gov.sg) que lo llevará hasta playas diminutas.

A unos pasos del muelle Pulau Ubin, la animada cervecería Little Island Brewing Co., sirve SPA (una versión singapuren­se de la India pale ale) y otras cervezas no pasteuriza­das y no filtradas. Puede probar alitas empanadas en tamarindo (US$ 6) y disfrutar la música en vivo. Los aviones Jumbo que despegan del adyacente aeropuerto de Changi van a destinos lejanos. Sin embargo, querrá alargar su fin de semana en Singapur tanto como pueda.

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THE NEW YORK TIMES / TRAVEL ULTRA MODERNO. (Der.). Los edificios recientes del distrito financiero trazan un skyline único en el mundo. (Arr.). Kampong Glam, el barrio musulmán de Singapur, con su famosa Mezquita del Sultán.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK ESPLENDOR. Hasta las 21 puede recorrerse Gardens by the Bay, con jardines verticales de 16 pisos, unidos por pasillos suspendido­s. (Der.). Parque Coney Island.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK EL ORIGEN. A este barrio arribaron los primeros inmigrante­s chinos de Singapur, que llegaron a conformar la mayor comunidad del país. Los otros países asiáticos presentes en este archipiéla­go y en esta ciudad son minorías. El lujo es omnipresen­te en todas las ciudades.
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THE NEW YORK TIMES / TRAVEL
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CALLEJEROS. La s esculturas que ilustran actividade­s de la vida cotidiana son multiprese­ntes.
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THE NEW YORK TIMES / TR TRAVEL

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