Perfil (Sabado)

SIEMPRE CERCA DEL AGUA

Por estar sobre un río y con salida al mar, dos productos hicieronde esta ciudad de la región de Nueva Aquitania la niña mimada de la gastronomí­a francesa: las ostras y el vino. Probarlo cuesta € 20 por persona; recorrer las bodegas, € 450.

- SUSANNE FOWLER*

Todavía hoy Burdeos –Bordeaux, en su nombre francés– queda rezagado en el plan de viaje de los turistas que lo excluyen del circuito París-Provenza. Sin embargo, Burdeos es una región muy verde gracias a la producción de vides y, enclavada sobre la orilla del río Garona, suma un puerto que la convierte en una de las más importante­s zonas marítimas de Francia en la producción de ostras. Además, gracias al servicio de trenes de gran velocidad que se inauguró en 2017, solo se requieren dos horas desde París para llegar a esta ciudad moderna y a la vez agrícola sobre el sudoeste del país hexagonal. Dentro de la ciudad, por su parte, un buen servicio de tranvías garantiza la buena conectivid­ad.

Día 1. Desde el río

Una buena manera de comenzar a reconocer el lugar es tomar un barco por el río Garona, que atraviesa Burdeos antes de desembocar en el Atlántico. La travesía de 90 minutos a bordo del Sardane deja varias instantáne­as: la majestuosa arquitectu­ra del siglo XVIII en torno a la Plaza de la Bolsa, con la fuente de bronce y la escultura de mármol de las Tres Gracias; los almacenes en el Quai de Bacalan, ahora renovados; el impresiona­nte museo de la Cité du Vin (Ciudad del Vino); y la maravilla de ingeniería civil que es el puente de elevación vertical Jacques ChabanDelm­as. Mientras tanto, irá templando la sangre con la degustació­n de dos o tres vinos de la región, acompañado­s de quesos y carnes frías. Adultos; € 28. Tome el tranvía A en el Puente de Piedra y cruce a la ribera derecha, donde encontrará Rocher de Palmer, una sala de artes escénicas y conciertos que van desde el jazz a la música clásica. Por lo general, los precios de los tickets oscilan entre los € 17 y €

27. Después, regrese a la calle Notre Dame y de ahí a Chez Dupont (requiere reserva previa), en el distrito de moda Chartrons, para disfrutar una cena con platos clásicos de la cocina francesa, como el bife con papas fritas, el confit de pato o el lenguado con limón y manteca. La cena para dos personas con maridaje de vino, € 100.

Día 2. Por las dos orillas

Conozca la ciudad a bordo de una cómoda bicicleta eléctrica en un recorrido privado guiado (dos horas,

€ 50). Comienza temprano para evitar la hora pico y pasa por la monumental Catedral de San Andrés y da vuelta hacia el norte por la Plaza de Quinconces. Tome la pendiente del Puente Jacques ChabanDelm­as y cruce hacia la ribera derecha, menos desarrolla­da. Tome un descanso en Darwin, un proyecto de renovación

urbana en un antiguo cuartel militar que alberga por ahora un parque de patinetas, tiendas temporales, patios cerveceros y huertos urbanos. Cruce el río nuevamente por el Puente de Piedra hacia la instalació­n del Espejo de Agua, que con su profundida­d de 2,5 cm refleja el paisaje y el cielo antes de borrarlos en una nube de rocío.

Puede recuperar energía comprando canelés (€ 1 cada uno), unos pequeños bizcochos con ron y bañados con caramelo que son la especialid­ad de Burdeos. Puede encontrarl­os en muchas pastelería­s, pero en Auguste K., una boutique de canelés, rompieron con el molde tradiciona­l para incorporar otros sabores como limón, naranja, cereza negra y chocolate, además del tradiciona­l sabor vainilla. También tienen opciones libres de gluten. Disfrútelo­s con café francés en alguna cafetería con vista al Palacio del Parlamento.

El lugar para hacer compras vendrá luego, en una caminata por la calle Notre Dame, donde están Lily Blake y Zazie Rousseau, que ofrecen prendas prêtà-porter y Shoes Art, que

vende zapatos de diseñador y elegantes bufandas. Aprenda las técnicas francesas para hacer una exquisita comida rápida en un curso exprés (€ 17) en el Atelier des Chefs. El horario de las clases varía y allí podrá aprender por ejemplo cómo hacer el risotto de castañas en un caldo con azafrán.

Para familiariz­arse con los aclamados vinos de Burdeos, en las primeras horas de la tarde puede tomar una excursión por los viñedos preparada por Wine Cab, cuyos taxis negros estilo Londres con un chofer/guía bilingüe lo esperan al lado de la Opera. Deténgase en viñedos grand cru, pequeños y grandes, con siglos de antigüedad (como el elegante y modernizad­o Château La Gaffelière o el más rústico, pero encantador, Château Coutet). Un recorrido de cuatro horas para dos personas, con una escala en el pueblo medieval de Saint-Emilion, cuesta € 450.

Invierta en una experienci­a gastronómi­ca de manteles blancos y candelabro­s en el restaurant­e nte con dos estrellas Michelin helin de La Grande Maison, on, ubicado en el interior de esta mansión neoclásica. La a degustació­n de cuatro tiempos mpos y el atento servicio cuestan an € 145 por persona. Si desea esea maridar con algún vino, o, sume otros

€ 95. Si prefiere re una manera divertida de saborear aborear uno o dos vinos caros os grand cru sin comprar toda oda la botella, vaya a Le Vertige, tige, en el bullicioso barrio arrio de St. Pierre. Este moderno bar de vinos tiene buena atmósfera y un inteligent­e sistema para ordenar a la carta, arta, que permite elegir pequeñas cantidades de vinos en una elegante máquina expendedor­a en la que paga su consumo.

Día 3. Al mercado de pulgas

Los mercados de barrio, las tiendas de segunda mano (brocantes) de la ciudad y la Plaza San Miguel son maravillos­os para encontrar recuerdos reciclados. Por € 5, suba los 230 escalones del campanario de la Basílica de San Miguel para disfrutar de la vista del ajetreo circundant­e.

Hay bastante para ver en el impresiona­nte museo La Cité du Vin, que abrió en 2016 y ofrece una serie de visitas autoguiada­s de una hora de duración por los lugares más importante­s, para despertar la curiosidad de adultos y niños por igual, con ayuda de prácticos gráficos y traduccion­es al inglés. El recorrido “The Essentials” (lo fundamenta­l), por ejemplo, incluye un repaso de la historia de la vitivinicu­ltura y de cómo Burdeos, donde este proceso se remonta a los antiguos romanos, entró en ella. La ruta para niños de 7 a 12 años, “Juniors”, incluye un video en animación en el que se puede ver a los romanos transporta­ndo vino en barcos y un “bufé para los cinco sentidos”, en el que los pequeños hacen pruebas olfativas para identifica­r los aromas y los sabores que se encuentran en el vino. La entrada de € 20 también da acceso al elevador para llegar al observator­io Belvedere en el octavo piso y para irse no antes de haber saboreado una copa de vino. Al otro lado de las vías del tranvía, frente al museo del vino, se encuentra Halles de Bacalan, una zona de restaurant­es y tiendas al aire libre, pero bajo techo, donde más de veinte vendedores ofrecen productos gourmet de la región. Por ejemplo, ostras recién desbullada­s y una copa de vino blanco; o trufas y foie gras con un tinto de mucho cuerpo; o un plato de quesos; o una mousse de chocolate intenso. Los precios varían, pero por ejemplo pagará € 20 por una docena de ostras con vino.

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DOS MUNDOS. (Arr.). El tranvía pasa por el distrito moderno de Mériadeck que lo conecta con el centro de la ciudad de Burdeos. Allí hay oficinas, espacios habitacion­ales, centros culturales y deportivos. (Der.). El Grand Theatre de Bordeax se disfruta día y noche.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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CITE DU VIN. (Arr.). Ultramoder­no museo que recorre la historia de la vitivinicu­ltura de Nueva Aquitania. Incluye muestras, videos, un mirador y degustacio­nes. (Izq.). Uno de los castillos que se visitan en los tours.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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 ??  ?? CONECTADOS CONECTADOS. El servicio de tranvías es moderno y eficiente. Los turistas pueden elegir un tour guiado de dos horas, por 50.
CONECTADOS CONECTADOS. El servicio de tranvías es moderno y eficiente. Los turistas pueden elegir un tour guiado de dos horas, por 50.
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MANJARES. Las ostras son uno de ellos; pueden comprarse en el Mercado o probarlas en Halles de Bacalan.

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