SIEMPRE CERCA DEL AGUA
Por estar sobre un río y con salida al mar, dos productos hicieronde esta ciudad de la región de Nueva Aquitania la niña mimada de la gastronomía francesa: las ostras y el vino. Probarlo cuesta € 20 por persona; recorrer las bodegas, € 450.
Todavía hoy Burdeos –Bordeaux, en su nombre francés– queda rezagado en el plan de viaje de los turistas que lo excluyen del circuito París-Provenza. Sin embargo, Burdeos es una región muy verde gracias a la producción de vides y, enclavada sobre la orilla del río Garona, suma un puerto que la convierte en una de las más importantes zonas marítimas de Francia en la producción de ostras. Además, gracias al servicio de trenes de gran velocidad que se inauguró en 2017, solo se requieren dos horas desde París para llegar a esta ciudad moderna y a la vez agrícola sobre el sudoeste del país hexagonal. Dentro de la ciudad, por su parte, un buen servicio de tranvías garantiza la buena conectividad.
Día 1. Desde el río
Una buena manera de comenzar a reconocer el lugar es tomar un barco por el río Garona, que atraviesa Burdeos antes de desembocar en el Atlántico. La travesía de 90 minutos a bordo del Sardane deja varias instantáneas: la majestuosa arquitectura del siglo XVIII en torno a la Plaza de la Bolsa, con la fuente de bronce y la escultura de mármol de las Tres Gracias; los almacenes en el Quai de Bacalan, ahora renovados; el impresionante museo de la Cité du Vin (Ciudad del Vino); y la maravilla de ingeniería civil que es el puente de elevación vertical Jacques ChabanDelmas. Mientras tanto, irá templando la sangre con la degustación de dos o tres vinos de la región, acompañados de quesos y carnes frías. Adultos; € 28. Tome el tranvía A en el Puente de Piedra y cruce a la ribera derecha, donde encontrará Rocher de Palmer, una sala de artes escénicas y conciertos que van desde el jazz a la música clásica. Por lo general, los precios de los tickets oscilan entre los € 17 y €
27. Después, regrese a la calle Notre Dame y de ahí a Chez Dupont (requiere reserva previa), en el distrito de moda Chartrons, para disfrutar una cena con platos clásicos de la cocina francesa, como el bife con papas fritas, el confit de pato o el lenguado con limón y manteca. La cena para dos personas con maridaje de vino, € 100.
Día 2. Por las dos orillas
Conozca la ciudad a bordo de una cómoda bicicleta eléctrica en un recorrido privado guiado (dos horas,
€ 50). Comienza temprano para evitar la hora pico y pasa por la monumental Catedral de San Andrés y da vuelta hacia el norte por la Plaza de Quinconces. Tome la pendiente del Puente Jacques ChabanDelmas y cruce hacia la ribera derecha, menos desarrollada. Tome un descanso en Darwin, un proyecto de renovación
urbana en un antiguo cuartel militar que alberga por ahora un parque de patinetas, tiendas temporales, patios cerveceros y huertos urbanos. Cruce el río nuevamente por el Puente de Piedra hacia la instalación del Espejo de Agua, que con su profundidad de 2,5 cm refleja el paisaje y el cielo antes de borrarlos en una nube de rocío.
Puede recuperar energía comprando canelés (€ 1 cada uno), unos pequeños bizcochos con ron y bañados con caramelo que son la especialidad de Burdeos. Puede encontrarlos en muchas pastelerías, pero en Auguste K., una boutique de canelés, rompieron con el molde tradicional para incorporar otros sabores como limón, naranja, cereza negra y chocolate, además del tradicional sabor vainilla. También tienen opciones libres de gluten. Disfrútelos con café francés en alguna cafetería con vista al Palacio del Parlamento.
El lugar para hacer compras vendrá luego, en una caminata por la calle Notre Dame, donde están Lily Blake y Zazie Rousseau, que ofrecen prendas prêtà-porter y Shoes Art, que
vende zapatos de diseñador y elegantes bufandas. Aprenda las técnicas francesas para hacer una exquisita comida rápida en un curso exprés (€ 17) en el Atelier des Chefs. El horario de las clases varía y allí podrá aprender por ejemplo cómo hacer el risotto de castañas en un caldo con azafrán.
Para familiarizarse con los aclamados vinos de Burdeos, en las primeras horas de la tarde puede tomar una excursión por los viñedos preparada por Wine Cab, cuyos taxis negros estilo Londres con un chofer/guía bilingüe lo esperan al lado de la Opera. Deténgase en viñedos grand cru, pequeños y grandes, con siglos de antigüedad (como el elegante y modernizado Château La Gaffelière o el más rústico, pero encantador, Château Coutet). Un recorrido de cuatro horas para dos personas, con una escala en el pueblo medieval de Saint-Emilion, cuesta € 450.
Invierta en una experiencia gastronómica de manteles blancos y candelabros en el restaurante nte con dos estrellas Michelin helin de La Grande Maison, on, ubicado en el interior de esta mansión neoclásica. La a degustación de cuatro tiempos mpos y el atento servicio cuestan an € 145 por persona. Si desea esea maridar con algún vino, o, sume otros
€ 95. Si prefiere re una manera divertida de saborear aborear uno o dos vinos caros os grand cru sin comprar toda oda la botella, vaya a Le Vertige, tige, en el bullicioso barrio arrio de St. Pierre. Este moderno bar de vinos tiene buena atmósfera y un inteligente sistema para ordenar a la carta, arta, que permite elegir pequeñas cantidades de vinos en una elegante máquina expendedora en la que paga su consumo.
Día 3. Al mercado de pulgas
Los mercados de barrio, las tiendas de segunda mano (brocantes) de la ciudad y la Plaza San Miguel son maravillosos para encontrar recuerdos reciclados. Por € 5, suba los 230 escalones del campanario de la Basílica de San Miguel para disfrutar de la vista del ajetreo circundante.
Hay bastante para ver en el impresionante museo La Cité du Vin, que abrió en 2016 y ofrece una serie de visitas autoguiadas de una hora de duración por los lugares más importantes, para despertar la curiosidad de adultos y niños por igual, con ayuda de prácticos gráficos y traducciones al inglés. El recorrido “The Essentials” (lo fundamental), por ejemplo, incluye un repaso de la historia de la vitivinicultura y de cómo Burdeos, donde este proceso se remonta a los antiguos romanos, entró en ella. La ruta para niños de 7 a 12 años, “Juniors”, incluye un video en animación en el que se puede ver a los romanos transportando vino en barcos y un “bufé para los cinco sentidos”, en el que los pequeños hacen pruebas olfativas para identificar los aromas y los sabores que se encuentran en el vino. La entrada de € 20 también da acceso al elevador para llegar al observatorio Belvedere en el octavo piso y para irse no antes de haber saboreado una copa de vino. Al otro lado de las vías del tranvía, frente al museo del vino, se encuentra Halles de Bacalan, una zona de restaurantes y tiendas al aire libre, pero bajo techo, donde más de veinte vendedores ofrecen productos gourmet de la región. Por ejemplo, ostras recién desbulladas y una copa de vino blanco; o trufas y foie gras con un tinto de mucho cuerpo; o un plato de quesos; o una mousse de chocolate intenso. Los precios varían, pero por ejemplo pagará € 20 por una docena de ostras con vino.