VENEZOLANOS CON BANDERA PERUANA
Atrás quedaron los suyos, Venezuela y el béisbol. Jesús no ha vuelto porque la debacle no termina, pero logró renacer para el deporte con otra bandera, la de un país que paradójicamente no bateaba. Veintiún años. Lanzador derecho. País por el que compite en los Juegos Panamericanos de Lima 2019: Perú. Jesús, para no morir como beisbolista, se hizo peruano.
Como ocurre con atletas de Cuba, los venezolanos comienzan a migrar de bandera, forzados por la peor crisis económica y política en tiempos modernos. Jesús Vargas, junto con sus paisanos José Herrera y Jonathan Farías, integra la selección de béisbol de Perú.
El país anfitrión se estrena en este deporte en los Panamericanos con el impulso de la diáspora venezolana, que solo en Perú está representada por 800 mil personas, la más grande después de la de Colombia.
“Para nadie es un secreto lo que pasa en Venezuela. Vine acá a trabajar para poder ayudar a mi familia en Venezuela. ¿Béisbol? Yo vine con otra mentalidad: trabajar, trabajar y trabajar”, dice Jesús.
Exilios. Unos 3,3 millones de venezolanos migraron en los últimos tres años huyendo de la hiperinflación, la escasez de productos básicos y la conflictividad política, según la ONU. Y el deporte no escapa a la crisis, explica el periodista especializado Juan José Sayago, representante de prensa del campeón olímpico venezolano en esgrima Rubén Limardo.
“Empezó a pasar con los entrenadores, después con los atletas y después vendrán los hijos de esos entrenadores y esos atletas”, subrayó Sayago.
Además del béisbol, el fútbol ya es un ejemplo vivo de ello. Pero también están casos como el de la yudoca venezolana Yuliana Bolívar. Había sido una atleta exitosa con Venezuela, con medallas de plata en los Juegos Bolivarianos de 2009 y de bronce en los Juegos Sudamericanos de 2014. Después de esa última presea, cansada de la crisis, emigró a Lima.
Ahora, Bolívar representa a Perú. “Quiero hacer algo bueno por este país que me ha dado tanto”, dijo la atleta, de 29 años, a la prensa local. No había una yudoca en su peso (+78 kg) y ella cubrió el vacío.
Los deportistas adoptados por otras delegaciones combinan el talento y la añoranza. Aunque a Jesús lo que más le gusta de Perú es que, después todo, “hay béisbol”, también aprendió a llevar con picardía el éxodo.