En el país de los bifes...
Estamos acostumbrados a escuchar que la Argentina rompe las barreras del consumo de proteínas cárnicas, e incluso es uno de los países considerados entre los mayores centros de consumo de carne en todos los niveles con unos 120 kilos por habitante/año. Sin embargo, la que sobresale es la carne de vaca. La historia habla de picos de consumo de 60 kilos, pero, la mayor apreciación de la hacienda de los últimos tiempos ha llevado a que hoy ese número se ubique más cerca de los 52 kilos por habitante/año. Del otro lado del mostrador, la carne aviar viene creciendo en ventas a nivel interno apalancada por el buen trabajo que ha realizado toda la cadena, no sólo en lo que respecta a la producción, sino también a la conquista de mercados externos. Esta semana, en ocasión de Palermo y charlando con respresentantes de los frigoríficos, surgió esta realidad de que pronto, en la Argentina se va a comer más pollo que carne vacuna. Por lo pronto y según la Secretaría de Agroindustria el consumo aparente de carne aviar promedio entre enero y junio de 2019 fue de 42,49 kilos por habitante por año, con un incremento interanual del 0,8%. Estos números se explican también porque la carne de pollo siempre resulta una alternativa a la vacuna en cuestión de precios, en especial en contextos de crisis económica. Los frigoríficos que trabajan con el mercado interno piden no descuidar la promoción de las carnes al interior del país, ni desalentar a los argentinos para dejar de consumir carne bovina. Desde el punto de vista del consumidor y del bolsillo, la diversificación es una buena noticia para seguir comprando proteína animal, a un precio más accesible. De un lado y del otro, cuando repunta el bolsillo, el consumidor prefiere ir a los bifes.
“En el país se consumen 45 kilos de carne de pollo y 52 de carne vacuna”.