Perfil (Sabado)

Cae la venta de alimentos saludables

Expertos cuentan cómo reemplazar­los sin resignar calidad en lo que se prepara y consume. Elegir ofertas, de estación o hacerlos en casa, las claves.

- CLARA FERNANDEZ ESCUDERO

Por la crisis, siete de cada diez hogares dejaron de comprar productos orgánicos. En junio la canasta básica bajó 15%.

En momentos de crisis, se sabe, los hábitos de consumo se modifican. Y en un contexto económico como el actual, con caídas sostenidas aun en los productos básicos de la canasta (ver aparte), quienes además intentan priorizar la alimentaci­ón saludable como forma de vida dicen que buscan la forma de mantenerla cambiando algunos de los alimentos que compran por otros que hacen en forma casera; priorizand­o la compra de estación, ofertas o determinan­do en qué de todo lo que consumían –orgánico o light, entre otros– deciden invertir y qué pueden reemplazar.

Romina Polnoroff (43) tiene cuatro hijos y múltiples actividade­s: de origen actriz, hoy es @mamasana en Instagram, donde da consejos de manera muy realista y práctica sobre cómo mantener – no importa el presupuest­o– la alimentaci­ón saludable

“como base y prioridad, pero sin fundamenta­lismos”, asegura: “No soy cocinera, soy una mamá que cocina”, explica, y da varias pautas para no dejar de lado el hábito saludable: “Saber la procedenci­a de los alimentos: por ejemplo, tratar de evitar el pollo de supermerca­do, que tiene más hormonas y agua; y buscar en granjas pollo de campo mejor alimentado, aunque no sea orgánico. En mi casa comemos muchísimas verduras, entonces voy balanceand­o lo que es orgánico y lo que no. Otra forma de ahorrar es comprar de estación. Y si uno lo olvida, el bolsillo nos lo recuerda. Hay que tratar de comprar local, y solo lo necesario, para no tirar. Hay maneras de cocinar y guardar lo más que se pueda”, agrega.

El 70% de los hogares argentinos afirma que la situación económica del país afectó su forma de alimentaci­ón. Estos datos se desprenden de un análisis que segmenta a la población en base a sus niveles de preocupaci­ón por la nutrición, realizado por la Worldpanel Division de la consultora Kantar. Tres de cada diez que priorizan la alimentaci­ón saludable prefieren recortar la cantidad o variedad de sus productos antes de cambiar de marca, y dos de cada diez dejan de consumirlo­s por su precio. En los hogares más preocupado­s, las opciones light representa­n casi un 25%

del desembolso en la canasta, frente a un 16% de la media del mercado, por lo que realmente es un segmento relevante.

Ana Laura Prein (36) cambió la forma de comer cuando a su hija Emma la diagnostic­aron celiaquía. “Descubrí que lo mejor es comer alimentos no procesados, reducir el azúcar y las harinas refinadas”. Con la crisis, además, cambié alimentos del súper por sueltos. Sale más barato comprar lentejas sueltas que en lata, y es más saludable. Hago masa para tartas con lino y batata. Ni sé cuánto sale un disco de pascualina ahora.

Los yogures se fueron por las nubes, yo hago el yogur y las leches vegetales”, asegura.

Para la influ en cerfit Agustina

D’A ndraia, “la comida saludable no necesita ningún agente de prensa. No vienen empaquetad­os ni con lista de ingredient­es: palta, coco, huevo, brócoli”, cita. “¿Cuesta más un alfajor o una banana? Claro que se puede hacer la leche de almendras en lugar de comprarla”, asegura la joven, que da también recetas en su instagram.

La nutricioni­sta Romina Pereiro, autora del libro ¡A comer! Sano, fácil y rico, señala: “Claramente hubo un impacto en la canasta familiar y en el menú que las familias planifican. Se redujo el consumo de carnes, de lácteos, más que nada de proteínas y aumentó el de hidratos de carbono, azúcar, harinas, es decir, pan y galletitas”.

Pereiro aconseja variar y suplantar los productos. Indica la incorporac­ión de legumbres, que son muy nutritivas y dan mucha saciedad por la cantidad de fibras que tienen.

En el caso de frutas y verduras, “en lo que insistimos es en incorporar colores a través de los alimentos. Por ejemplo, si voy a comprar tomate, para el ‘rojo’ de mi ensalada y el tomate está carísimo, comprar morrón. Más allá del producto, hay que lograr los colores para mi alimento, que es lo que tiene beneficios para la salud”, asegura.

Pendientes. El 30% de los hogares expresan que deberían consumir menos harinas y productos que contengan este ingredient­e. Para los más preocupado­s –el 29% de la población–, el informe detalla un recorte en el consumo de categorías derivadas de las harinas, siendo las principale­s afectadas: pastas, tapas de empanadas, y premezclas. “Un alimento tan clásico en la mesa de los argentinos como las pastas invita a la industria a pensar alternativ­as para no perder a este 29% que quiere cuidarse y que actúa en consecuenc­ia”, explica Lorena Calviño, ejecutiva senior LinkQ de Worldpanel Division.

Dentro de los productos que los hogares se sienten más interesado­s en incorporar están las leches vegetales, los orgánicos y las semillas, marcando una tendencia de consumo saludable, asegura el estudio de Kantar.

“Si voy a comprar tomate y está carísimo, busco otro vegetal rojo”, aconseja Pereiro

*Producción: Adriana Vanoli.

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JUAN OBREGON RECURSOS. Ana Laura Prein aprendió a cocinar sin TACC por su hija Emma. Elige alimentos sueltos y evita el super (izq.). Romina Polnoroff y su familia comen sano desde hace
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MARIELA DIAZ @MDIMAGE siempre. En @mamasana, enseña trucos.
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GZA PEREIRO

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