Perfil (Sabado)

Cine cuadrado que celebra el patrioteri­smo

- J.M.D.

Pegarle la etiqueta de “patrioteri­smo” al cine bélico norteameri­cano ha sido un deporte bastante vago, casi un reflejo de cierta pereza todo-lo-etiqueta que tanto adora su vagancia cultural pero adora pretende entender el funcionami­ento actual de ciertos objetos. Ataque en altamar como producto bélico, descarado, que apenas simula su chauvinism­o lleno de estrellas quizás es un blanco fácil en ese sentido. Pero el problema no es tanto celebrar un país o camuflar en falso clasicismo las ganas de ponerse mentecato a la hora de pensar una guerra como la Segunda

Guerra Mundial (la nobleza de determinad­os personajes esta ahí, incluso basada en hechos reales, solo para ser metáfora crayonada de una nación que debería, como el resto del planeta, sentarse un rato largo frente al espejo o un psicólogo).

El real problema es la patria del cine enorme, bobalicón, que tiene más de pirotecnia fláccida que de recursos humanos (bueno, hay mucho actor con más actitud de caricatura que debe representa­r tal o cual casillero del cine de guerra). En un instante donde se confunde lo que Marvel cuenta y genera, posicionán­dolo como castillo a derribar por el cine de autor, con lo que Disney/Marvel (o Netflix) representa­n, o buscan representa­r, en términos de dominio cultural brutal, que todo lo pisa, compra o busca cooptar, es bueno ver cómo Marvel relato ha generado un marco de expectativ­as que no permite que el consumo de Midway sea más un gesto rancio de patrioteri­smo en offside (tal su éxito reciente en Estados Unidos) antes que un evento cinematogr­áfico.

Aquí detrás del volante está Roland Emmerich, un experto en Scanias de cine que ha visto mejores impulsos o formas de generar cosagolda sin más razón de ser que jugar con el cine cuando es elefantiás­ico y digno de carpa de circo (y ha sabido ser genial, como en 2012). El resto está más cerca de usar a los actores como apps (ni hablar de actrices: en términos de “la esposa del soldado” esta película no atrasa, es una ameba de ideas), y a la hora de la espectacul­aridad, Emmerich sabe, y todo lo que podría haber sido la película se ve en sus poderosas secuencias de batalla aérea, que dejan en claro su mejor nervio y sus mejores impulsos.

 ?? DIAMOND ?? GIGANTE. Roland Emmerich vuelve al cine enorme de Hollywood.
DIAMOND GIGANTE. Roland Emmerich vuelve al cine enorme de Hollywood.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina