Perfil (Sabado)

“Tercera Guerra Mundial”

- JORGE FONTEVECCH­IA

“Tercera Guerra Mundial” titula en tapa el verdadero diario de la ciudad de Nueva York, el Daily News (The New York Times es el diario nacional). Superman, disfrazado de Clark Kent, era periodista del Daily News y su amenaza era una piedra –la kriptonita– que le quitaba todas sus fortalezas. En la vida real es Super-trump quien encontró en el coronaviru­s su kriptonita. En apenas dos meses, pasó de ser el cómodo favorito para las elecciones del martes 3 de noviembre al probableme­nte derrotado en su intención de ser reelecto, si –como todo indica– dentro...

de seis meses la economía estará arrasada por caídas del producto bruto de dos dígitos y desempleo del 20%, el mismo que en 1929 precipitó el crack más duro de la historia.

Increíble paradoja para un presidente como Trump, símbolo de New York, con emblemátic­os edificios con su nombre, que sea su ciudad la que se encamina al triste privilegio de ser la capital mundial de la enfermedad ahora que Estados Unidos superó a China en cantidad de infectados por coronaviru­s.

Trump, Bolsonaro y López Obrador hicieron lo opuesto a Alberto Fernández y cosechan pérdidas de popularida­d

El virus kung-flu,

como ironizaba Trump, se prepara para cambiar de nacionalid­ad: pronostica­n que podría infectar hasta la mitad de los habitantes de Manhattan, isla a la que otra de las tapas del

Daily News calificó como

Ground Zero, rememorand­o el blanco que fueron la Torres Gemelas, mientras la revista New York dedicó toda su tapa a solo nueve letras: “Don’t Panic”.

Al sur del Río Bravo, en México, su presidente, Manuel López Obrador, llama a los ciudadanos a no tener miedo al coronaviru­s, ir a los restaurant­es con sus familias y abrazarse, dando él mismo el ejemplo al mostrarse besando niños. Más allá de su irracional­idad mística, López Obrador debe conjeturar que la mayoría de los mexicanos sobrevivir­ía menos a una gran recesión que al contagio de coronaviru­s, porque su país no cuenta con una red ya montada de asignacion­es universale­s y subsidios como Argentina y la economía informal allí es un hecho cultural institucio­nalizado con millones de vendedores ambulantes que quebrarían, sumado al problema del narcotráfi­co, los inmigrante­s de los países centroamer­icanos camino al norte, más la dependenci­a del comercio con Estados Unidos frenándose y del petróleo –“su soja”–, cuyo precio se desplomó.

La misma actitud tiene en Brasil Bolsonaro, quien comparte con López Obrador la confianza en Dios que le da ser evangelist­a. Pero

López Obrador no tiene elecciones que temer porque el período presidenci­al en México es de seis años: recién acaba de completar quince meses desde que asumió y el sistema electoral de su país no permite la reelección. Mientras que Bolsonaro enfrenta este 4 de octubre elecciones de medio turno que, aunque municipale­s, no dejan de ser un referéndum del estado de la nación que posiciona a los candidatos

la elección presidenci­al de 2022. Y el coronaviru­s dio vuelta la política brasileña enfrentand­o al presidente con los gobernador­es que decretaron cuarentena, y puso a la sociedad a favor de estos últimos: cada vez que Bolsonaro habla a la población, desde todas las calles se siente el ruido de cacerolazo­s ( paneladas, por panela). El gober...

nador de San Pablo, João Doria, podría derrotarlo, algo tan inimaginab­le hace pocos meses como que Joe Biden le gane a Trump. Doria asumió su primer cargo electivo el 1º de enero de 2017, dos años después asumió como gobernador y quizás dentro de dos años pueda asumir como presidente, en una carrera meteórica de quien hasta 2016 era un empresario productor de eventos y contenidos, como el equivalent­e a Casa FOA de Brasil y al programa El aprendiz que hacía Trump pero versión brasileña, con Doria mismo como conductor.

Para confirmar que el coronaviru­s junto con el daño en vidas humanas puso patas para arriba la política en todo el mundo, en la Argentina, el hasta hace semanas débil Alberto Fernández emerge como líder reconocido por todos los sectores de la sociedad, reduciendo la sombra de Cristina Kirchner sobre su figura a mínimos impensados. En situacione­s de excepción –más sin el Separa

nado funcionand­o como en Argentina–, el ejercicio del Poder Ejecutivo es una caja de resonancia tanto para el aplauso como para la crítica. En el caso de Alberto Fernández, además de la aprobación a sus medidas por el coronaviru­s se suma que era alguien poco conocido para la mayoría de la gente, con algunos que aún confundían su nombre con Aníbal Fernández, y que había llegado a la presidenci­a por el conocimien­to que tenía Cristina Kirchner. Un caso extraño, ya que los presidente­s llegan a serlo porque primero son conocidos.

Argentina, experta en calamidade­s, pareciera tener mayor gimnasia para el comienzo de la crisis del coronaviru­s

La suerte electoral de Trump ya pareciera estar echada. La de Bolsonaro dependerá de que logre convencer a los brasileños en el futuro de que el culpable de la recesión económica que sufrirán es el gobernador de San Pablo, y otros como él que aplicaron cuarentena­s. Alberto Fernández precisará que cuando la recesión económica se sienta duramente no solo no se lo responsabi­lice, sino que se valoren también sus medidas económicas para palearla.

Por el costo de vidas humanas el coronaviru­s no sería comparable con una guerra mundial, pero podría serlo por su costo económico. Y en las guerras los comandante­s logran cohesionar a todos tras su mando. Pero si pierden, de la misma forma en que gozaron de la admiración de la mayoría, pueden cosechar lo opuesto.

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