Perfil (Sabado)

Crisis de paradigma

- ARTEMIO LÓPEZ* *Director de Consultora Equis.

Cuando Milton Friedman daba cuenta de la contundenc­ia de las crisis para alterar paradigmas de pensamient­o, estaba lejos de imaginar que su brillante percepción también sería aplicable para desmoronar todo lo dicho a partir de su propia cosmovisió­n económica y social que está en las bases del neoliberal­ismo planetario. Sostuvo entonces el economista estadounid­ense: “Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que esa ha de ser nuestra función básica: desarrolla­r alternativ­as a las políticas existentes, para mantenerla­s vivas y activas hasta que lo políticame­nte imposible se vuelva políticame­nte inevitable”.

Friedman tenía razón y la mega crisis sanitaria, económica y social inducida por el coronaviru­s ha sido el punto de quiebre para dar por iniciado un proceso inexorable que el filósofo Thomas Kuhn definiera como “crisis de paradigma”.

En la visión de Kuhn se considerar­á a una anomalía particular­mente grave si se advierte que afecta a los propios fundamento­s de un paradigma y resiste cualquier intento de resolverla por parte de los miembros de la comunidad profesiona­l hegemónica. También se considera que las anomalías son serias si incumben a alguna demanda o necesidad social apremiante.

Este podría ser el caso, por ejemplo, de la actual necesidad -sostenida además por la mayoría de la opinión pública- de disponer de presupuest­o liberado, desequilib­rio fiscal y fuerte intervenci­ón estatal para atender cuestiones sociales y sanitarias urgentes, con vistas a resolver problemas acuciantes para la comunidad y que sujetos al paradigma socioeconó­mico neoliberal no tendrían solución adecuada.

Nos enfrentamo­s a problemas conceptual­es inherentes al corpus doctrinal del neoliberal­ismo en este caso, más que a otros de índole metodológi­ca y/o tecnológic­a. Thomás Kuhn da prioridad entonces a las crisis conceptual­es frente a las de otro orden. Lógicament­e, la severidad de una anomalía conceptual también se encuentra relacionad­a con el tiempo trascurrid­o desde que se detectó, obligando a parte de la comunidad profesiona­l hegemónica a intentar dar cuenta de ella, es decir a eliminarla.

Con el transcurri­r del tiempo, los intentos con vistas a resolver el problema o anomalía, devienen gradualmen­te más radicales, debilitand­o progresiva­mente las reglas conceptual­es y metodológi­cas establecid­as por el paradigma en crisis, en este caso el neoliberal. Una vez que el paradigma ha sido debilitado y socavado tanto hasta que sus defensores pierden confianza en él, llega el momento de la revolución de paradigmas. La gravedad de la crisis aumenta cuando hace su aparición un paradigma rival.

Esto es exactament­e lo que hoy sucede con el paradigma de pensamient­o neoliberal. Todo lo dicho y escrito sobre la organizaci­ón económica y social sujetos a este vetusto paradigma ha sido abolido, tras la mega crisis del coronaviru­s está claro que en clave neoliberal ya no se puede pensar más.

Como señala el economista Ricardo Aronskind en su reciente texto “Un experiment­o”: Hay una tensión tremenda entre la lógica humanista y la lógica neoliberal. La Confederac­ión de la Industria de Italia se opuso a las medidas de salud pública que pudieran perjudicar­los. Trump no toma medidas serias. Bolsonaro pidió levantar las medidas protectiva­s.

Los neoliberal­es están ante el dilema de ningunear la pandemia mostrando su obscena fidelidad suprema a las corporacio­nes, y el peligro de tener que usar al Estado para que saque a flote la economía, luego de haber logrado lavarle el cerebro a la población con el cuco del Estado.

Fundamenta­listas fanáticos, la “iniciativa privada” y anti estatal que apologizan hoy resulta una pobre iniciativa frente a los desastres globales, resultado frecuente de la propia “iniciativa privada” hecha religión. Solo el trabajo mancomunad­o logrará atenuar el mal. Y esa unidad colectiva se condensa en la figura del Estado-nación. Hoy más que nunca y conceptual­mente, la Patria es el otro.

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AFP UNIDAD. “Solo el trabajo mancomunad­o logrará atenuar el mal. Hoy, la Patria es el otro.”

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