Amazonia arrasada.
La deforestación creció 25% en el primer semestre y hay más presión sobre Bolsonaro.
La deforestación de la Amazonía brasileña registró un récord semestral de 3.070 km2 entre enero y junio, según datos oficiales que aumentan la presión sobre el gobierno de Jair Bolsonaro para abandonar sus proyectos de apertura económica de la mayor selva tropical del planeta.
El área devastada marca un aumento de 25% respecto a los 2.446 km2 deforestados en el mismo periodo del año pasado, según el informe hecho con observaciones satelitales del sistema Deter del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).
En junio, el área deforestada llegó a 1.034,4 km2, frente a 934,81 km2 del mismo mes en 2019, convirtiéndose en el peor junio desde 2015.
La extracción ilegal de madera, la minería y la ganadería en áreas protegidas son las principales causas de la destrucción.
La deforestación parece proseguir imparable pese a la presencia militar incorporada a la vigilancia ambiental y la presión internacional y empresarial. Además, en junio se inicia la temporada seca.
La temporada seca es también la de los incendios de las áreas deforestadas, que provocan una doble preocupación, tanto por su impacto ambiental como porque las humaredas suelen provocar un aumento de las enfermedades respiratorias, que este año se darán en plena pandemia de coronavirus.
“Fuera de la curva”. El año pasado fue (en deforestación) un período fuera de la curva que no se debería repetir. Pero no sólo se repite, sino que está empeorando a pesar de tener acción militar en la región”, dijo Mariana Napolitano, gerente de ciencias del Fondo Mundial para la Naturaleza-brasil (Wwf-brasil).
A fines de junio, fondos de inversión de Europa, Asia y Sudamérica que administran colectivamente cerca de 4 billones de dólares en activos pidieron al gobierno de Bolsonaro, en una carta abierta, que detenga proyectos que amenazan con acelerar la destrucción de la mayor selva tropical del planeta.
El vicepresidente Hamilton Mourao, que encabeza el Consejo Nacional de Amazonía, se reunió virtualmente con representantes de esos fondos y con empresarios preocupados por el daño a a la imagen internacional de Brasil.
El portavoz del Ministerio de la Defensa, el vicealmirante Carlos Chagas, sostiene que el envío en mayo de militares a la región “fue exactamente una muestra de que Brasil se preocupa por la selva amazónica” y destacó innovaciones como el desarrollo de una aplicación para colectar denuncias anónimas de crímenes ambientales.
Sin embargo, organizaciones no gubernamentales destacan que el discurso a favor de la explotación comercial de la Amazonía del gobierno Bolsonaro va a contramano de las acciones militares de vigilancia y represión.
“La perspectiva no puede ser controlar la deforestación con una enorme operación militar. Lo que estamos viendo es la presión del sector privado por la construcción de un plan diferente para la Amazonía”, dijo Napolitano.