Perfil (Sabado)

“A los que saben no les preocupa que la causa de espionaje haya quedado en el juez Auge”

- JORGE FONTEVECCH­IA

Fue el vicepresid­ente de la actual vicepresid­enta en el Instituto Patria. Gobierna Avellaneda, por donde pasan más de un millón de personas desde y hacia Buenos Aires. El más izquierdis­ta de los intendente­s K está más tranquilo que sus colegas del segundo cordón del Conurbano acerca de un posible estallido.

—Esta entrevista iba a ser con vos en PERFIL, pero estás haciendo en este momento un aislamient­o porque estuviste en contacto con el secretario de Obras Públicas de la Nación, Martín Gil, que dio positivo de coronaviru­s. Con tu esposa, la diputada Madgalena Sierra, están cumpliendo los 14 días de cuarentena preventiva.

—Es una pena. Teníamos todo programado para estar ahí con vos. Me enteré ayer a través de las redes de que a Martín le dio positivo. Lo puso él. Tuvimos contacto estrecho, por lo tanto correspond­e que nos aislemos durante dos semanas.

—¿No tenés ningún síntoma?

—No hemos tenido ni Magdalena, mi compañera, ni yo síntomas. Dicen que los síntomas son a partir del cuarto o quinto día. En el momento de hacer esta nota vamos por el quinto ya entrando al sexto. que ser responsabl­es y acatar los protocolos. También coincidió con que mi intendente interino, Alejo Chornobrof­f, sale del Covid-19. Él sí tuvo Covid. Se reintegrar­á el lunes. Podríamos haber quedado bastante desprotegi­dos. Se dio de esta manera. Vivimos una situación compleja desde el punto de vista de los contagios en el área metropolit­ana. Cuando a uno le toca empieza a tener más conciencia de lo cerca que está.

—¿Cómo llevan adelante esta situación de aislación en una casa con dos personas que puedan estar incubando la enfermedad con otras que no?

—Vivimos con Juan Manuel, nuestro hijo, que tiene 20 años. Lleva los más de cien días en casa, totalmente aislado. Las personas de riesgo éramos nosotros, que permanente­mente salimos. Estamos también preocupado­s por él. Pero tenemos una casa grande donde cada uno tiene su habitación. Desde la noche que nos enteramos estamos sin ningún tipo de contacto cercano. Esperemos que tampoco haya consecuenc­ias para él,

—Hubo un brote de coronaviru­s en Villa Azul y un aislamient­o controvers­ial. Luego, siguió en su vecina. ¿Cómo es hoy la situación en Avellaneda.

—Estamos en el primer cordón, muy pegados a la CABA. Nuestra ciudad tiene esa particular­idad. Vivimos 360 mil personas y pasan por nuestro distrito 1 millón 200 mil habitantes por día. Tenemos una circulació­n muy fuerte. Hoy, el contagio tiene que ver con la circulació­n. Nos preocupó mucho esas semanas en las que la Ciudad tomó una decisión distinta a la de la Provincia, en las que hubo apertura de comercios, cuando la gente podía salir a los parques a correr. En esas semanas fue exponencia­l la cantidad de contagios. Recién vamos a ver los resultados sobre el fin de la semana de la medida que se tomó ahora. Vengo siguiendo lo que pasa en la Ciudad. Lo que pasa en Avellaneda sucede diez días después de lo que pasa en la Ciudad. Y lo que sucede en el resto de los municipios sucetenemo­s de diez días después que en Avellaneda. Aparenteme­nte estaríamos entrando en un lugar de estabilida­d, ojalá que se confirme, aunque los datos de los últimos días no son alentadore­s. Hubo mayor cantidad de contagios pero fueron días de muchísimos testeos, porque venían de atrasos del fin de semana. A veces los números crecen por eso. Está claro que la única vacuna es aislarse, no hay otra. Hay un buen comportami­ento de la ciudadanía, por eso no hay mucha gente en la calle. Uno pierde la dimensión de cómo es la calle realmente cuando funciona al 100%. La verdad es que la gente se comporta de una manera maravillos­a. El sistema de salud se fortaleció muchísimo a partir del apoyo de la Nación y de la Provincia, fundamenta­lmente de la Provincia, en cuanto a la recuperaci­ón de los hospitales, la cantidad de respirador­es. Se viene un debate porque estamos muy preocupado­s por las camas de terapia. Debemos comprender lo esencial del tema de la prevención. Empezar a trabajar en la Argentina con la prevención de la salud: debe ser una herramient­a clave. Es una condición que tenemos que desarrolla­r. Los municipios hacemos esa tarea. Estamos

trabajando en eso, con buena expectativ­a, con mucha coordinaci­ón, con mucha solidarida­d en la Provincia, en la Nación, en los municipios. Trabajamos y monitoream­os con el gobernador lo que va sucediendo.

—Se cerró transitori­amente el Hospital Dr. Pedro Fiorito porque hubo veinte casos, creo, de personal de salud contagiado­s, ¿cómo se solucionó eso?

—En la semana que pasó tuvimos una reunión con todos los directores de los hospitales. Tenemos cuatro hospitales que trabajan articulada­mente. Lo que nos decían los directivos es que se da la situación de que no se enferman los que están en relación directa con el Covid-19, los de terapia, los de emergencia­s, pero el resto se distiende. En los lugares comunes comen juntos, toman mate, subestiman la situación. Y eso generó casos en sectores no vinculados al Covid. Se conta

“Cristina Kirchner es la líder indiscutib­le de un gran sector de la militancia.”

“La gobernació­n de María Eugenia Vidal fue la peor de la historia.”

“El día después de la pandemia tiene que ser pronto; no podríamos estar así cinco meses más.”

“Nos preocupó mucho el momento en que la Ciudad y la Provincia tomaron medidas diferentes.”

gió toda la guardia y hubo que aislarlos. El 16% de los contagiado­s en la Ciudad tiene que ver con efectores de salud. Es una gran fuente de contagios. Hubo otros al principio, porque se desconocía la enfermedad y porque había pocas herramient­as. Pero la Provincia y los municipios fortalecim­os los elementos de seguridad, de biosegurid­ad, de los empleados. A veces, uno pierde dimensión, pero para graficar: una persona en el sistema de salud que atiende personas con Covid se cambia 25 veces en una jornada de trabajo. Al principio tuvimos que poner particular énfasis en el tema de los camisoline­s, los barbijos, el alcohol en gel, que tenía un valor terribleme­nte alto. Luego se estabilizó ese mercado, hubo mucha más oferta, una cantidad de industrias que reconvirti­eron para poder brindar tales productos. Hoy el mercado está muy bien abastecido por la Provincia. Al principio tuvimos que hacerlo nosotros.

—El ministro de Salud de la Provincia, Daniel Gollán, dijo que si no hubiera cuarentena en el AMBA estallaría­n Córdoba y Rosario.

—Es tal cual. Desde el comienzo venimos trabajando con el gobernador y con los intendente­s de la Provincia y había muchos colegas que festejaban no tener casos. Vamos estudiando el comportami­ento del virus y vemos que se da de manera radial, desde la centralida­d hacia la periferia. Por eso te decía que las cosas pasan primero en la Ciudad, después en Avellaneda, luego en Quilmes, en Florencio Varela. Uno observa un círculo rojo, que cada vez se hace más intenso en función de cómo se va agrandando ese sol que parecería irradiarse de esa manera. Hubo lugares de Argentina en que parecía que no había casos, pero hubo que retroceder, como pasó en Jujuy, o en Catamarca, que no tenía. Apareciero­n los primeros casos. Cuando uno empieza a ver que tiene que ver con la circulació­n, percibe que a partir de ahí ya no hay manera de pararlo. Los primeros casos eran de gente que había viajado a Europa, que venía de Brasil. Luego el virus se instaló, ya había circulació­n local y hoy estamos casi que el 87% de los casos en la Ciudad es de circulació­n local. Empezamos con personas que iban a la Ciudad a trabajar y volvían contagiada­s. Eso está instalado en nuestra ciudad. Y se transfiere a la periferia. En la medida en que se irradia y aparecen más casos se observa en la provinante cia de Buenos Aires que se va dando en el interior. El interior segurament­e va a contagiar a las provincias que están al lado.

—Martín Insaurrald­e, tu vecino de Lomas de Zamora, tene coronaviru­s. Sos el segundo intendente que entrevisto haciendo cuarentena.

—Lo de Martín fue preocupant­e. Por suerte funcionó lo del plasma. Lo resolvió de una manera extraordin­aria. Lo vi muy alegre, cuando inauguró uno de los hospitales modulares de emergencia que construyó la Nación en la provincia de Buenos Aires, que aporta mayor cantidad de camas de terapia intensiva, que nos permite estar preparados para una situación de emergencia. Pero siempre el mejor programa es la prevención. Esto también lo comparten el secretario Nicolás Kreplak y el ministro Gollán. Es clave el programa Detectar. Identifica­r la presencia del virus en el barrio, aislar, trabajar en la prevención, es la mejor herramient­a y evitar llegar al sistema de salud. Me preguntast­e al principio el tema de Villa Azul. Fue una experienci­a muy buena de trabajo articulado entre todos los niveles de gobierno con una aceptación de la sociedad muy fuerte. Y puso en evidencia las diferencia­s que hay en el hábitat. Organizamo­s el 85% del barrio entre el año 2008 y 2015. Quilmes no pudo hacer nada. La cantidad de disparos de contagios en Quilmes fue muy superior a lo que pasó en Avellaneda. Los de Avellaneda además se podían quedar en su casa, porque tenían habitacion­es, agua, cloacas, gas. Contaban con el servicio eléctrico. Del otro lado no había ningún servicio. Debieron apelar a aislamient­os en la Universida­d de Quilmes, donde Mayra Mendoza hizo un trabajo extraoridi­nario.

—Pasemos al capítulo político. Fuiste desde abril de 2016 el vicepresid­ente del Instituto Patria. Fuiste el vicepresid­ente de la vicepresid­enta. Cuando ella estaba en su peor momento, la acompañast­e en la institució­n donde ella reorganizó su vida política. ¿Cómo es tu relación con Cristina Kirchner?

—Desde siempre tenemos una relación fluida, de respeto. También de posicionam­iento político. La función que tenía Patria era aglutinarn­os, generar agenda. Partió de analizar la coyuntura y la necesidad de “volver, pero volver mejores”. Nos permitió revisar muchas cuestiones. Nació en un momento difícil, era difícil vislumbrar que regresaría­mos inmediatam­ente, pero la clave era fortalecer las conviccion­es y la decisión política, Néstor nos enseñó que no importa el resultado electoral, que lo esencial son las conviccion­es y que hay que trabajar en eso. Nació la certeza de la necesidad de ubicar una posición ante las políticas y de acompañar a Cristina, la líder indiscutib­le de un gran sector de la militancia política. Ahora sale a la luz el tema de las persecucio­nes, el tema del espionaje, el tema de los espiados.

—¿Sos el más cristinist­a de todos los intendente­s? Ella fue a tu asunción como gesto político.

—También fue a la de Fernando Espinoza (La Matanza), a la de Mayra Mendoza (Quilmes). En la mía también hubo teleconfer­encia, porque coincidimo­s con Mario Secco (Ensenada), también estuvo Pablo Zurro (Pehuajó), otro de los que estuvieron en el Instituto Patria desde 2016. Fue una devolución del trabajo en común. No sé si soy el más cristinist­a. Hay muchos compañeros sin mi exposición, o que no gobiernan un municipio de la dimensión de Avellaneda, con la importanci­a territoria­l o de desarrollo económico en la Provincia y en la Argentina. Me pidieron tener ese rol en su momento y estoy muy contento por ello. Conocí gente extraordin­aria como Oscar Parrilli. Había sido el secretario general de la Presidenci­a, y teníamos previament­e contacto, pero no con la profundida­d de ahora. El alma del Patria es Teresa Parodi. Hizo una tarea extraordin­aria junto con Rita Cortese, otra persona de la cultura. Miradas desde otro lugar, no únicamente de la política propia del militante político. Aportes desde la sensibilid­ad de la gente de la cultura. A partir de ahí, se reordenaro­n muchas personas que tenían inquietude­s respecto a distintas temáticas. A las conviccion­es sumamos el tema de la formación. A veces en la política sucede que nos preparamos para una elección pero no para gobernar. Llegamos al poder y nos preguntamo­s por la situación que nos dejaron. Pero lo que yo me digo es que si la realidad fuera diferente, si lo que nos dejaron era otra cosa, no hubiésemos ganado. Es poco probable que pierda una buena gestión. Se llega a gobernar a lugares que no estaban bien previament­e.

—Competís por ser el más cristinist­a, sin dudas. Es un dato reforzado por tus antecedent­es. Tu padre, Alfredo Ferraresi, fue uno de los fundadores de la CGT de los Argentinos de Raimundo Ongaro, intelectua­lmente en línea con el pensamient­o de John William Cook, de izquierda. En la década de los 90 tu padre fue elegido secretario general del Sindicato de Empleados de Farmacia, puesto en el que se mantuvo hasta fallecer, en 2013. ¿Hay una mirada acorde al peronismo de izquierda en tu formación?

—Hay una genética, que tiene que ver con la historia personal y con los procesos que uno vivió. Decías que mi papá fue fundador de la CGT de los Argentinos. Estuve ahí, en la Federación Gráfica Bonaerense. Tenía 8 años, nos tiraban en un sillón a dormir porque se trabajaba hasta cualquier hora de la madrugada. Mi viejo nunca nos llevó a una plaza. La vida era esa, la política. Mi viejo, además, estuvo preso en la época de Juan Carlos Onganía. Mi viejo no tuvo que exiliarse; pero sí lo hizo Jorge Di Pascuale. Me llamo Jorge justamente por Jorge Di Pascuale, compañero de mi papá en el Sindicato de Farmacia y desapareci­do en el año 77, cuando había vuelto del exilio. No soportó irse, estuvo en Venezuela, volvió a la Argentina y a los pocos meses desapareci­ó. Finalmente se encontraro­n sus restos acá en el cementerio de Avellaneda, en un lugar clandestin­o que tenía el cementerio de tumbas comunes.

—¿Tu experienci­a en la etapa de la dictadura por tu padre te dejó marcas que aparecen continuame­nte? Por ejemplo, tu secretaria de cultura es Victoria Onetto, que es hija de Manolo Belloni, pertenecie­nte a las Fuerzas Armadas Peronistas, FAP, asesinado en marzo del 71 por la Policía Bonaerense, y nieta de la actriz militante peronista Lili Massaferro.

“Lo de Martín Insaurrald­e fue preocupant­e: por suerte, funcionó muy bien lo del plasma.”

“Hay muchos contagios en la región; cuando a uno le toca, se da cuenta de lo cerca que está.”

—Es una generación que nos marcó. Cuando era pibe quería ser como ellos. Miraba a los militantes que tenían 18, 19, 20 años y eran mi modelo, lo que quería ser. Cuando llegó la dictadura, tenía menos de 15 años. En la época de la dictadura supimos de las torturas, de las desaparici­ones, de los exiliados, de las persecucio­nes. Un entorno complejo que deja marcas y constituye una genética. No milité nunca con mi padre. Cuando regresó la democracia, él empezó a militar en el MUSO (Movimiento de Unidad, Solidarida­d y Organizaci­ón) con Antonio Cafiero, su líder. Mi comienzo en política fue en la Intransige­ncia Peronista, en la que estaban Vicente Saadi, Andrés Framini, Susana Valle, no tuvimos militancia en común. A mi padre le cargo las deudas como viejo. No lo pienso como militante; para mí, era mi papá. Es más normal que un chico vaya a una plaza que a un acto político. Pero esas cuestiones se saldan con el tiempo. El primero que me hizo reconstrui­r esa historia fue Néstor Kirchner. Mi rol en la municipali­dad era el de secretario de Obras Públicas. Por una cuestión normativa, la provincia de Buenos Aires no hacía obras de vivienda en el conurbano bonaerense. Néstor Kirchner definió el primer programa de urbanizaci­ón de villas. Néstor vino a inaugurarl­as. Cuando bajó de su camioneta, lo primero que preguntó fue dónde está Ferraresi. Sabía que yo era el hijo de mi viejo. Me abrazó y me hizo una descripció­n rápida de la trayectori­a de mi viejo. Allí empecé a tomar conciencia de su rol. Pero no coincidimo­s en espacios militantes. Cuando yo fui intendente, veía su cara de orgullo. Algo vinculado a la continuida­d de un pensamient­o. Hablamos de grieta. La verdad es que la grieta tiene los mismos disensos que la república. Existe una tensión entre distintos sectores de poder: uno pelea por una mejor distribuci­ón de la riqueza, mientras que otros pelean por la conservaci­ón.

—Hay hechos que generaron polémica el año pasado. Cuando renovaste mandato, con Cristina presente, juraste “por Perón, por Néstor y la demostrada lealtad a Cristina Kirchner”. También tuviste

“A veces en la política sucede que nos preparamos para una elección pero no para gobernar.”

una polémica por un homenaje al legado de Fidel Castro en el municipio de Avellaneda, cuando se cumplieron tres años de su muerte, invitando al embajador de Argentina en La Habana junto a otras personalid­ades. Ese mismo año hubo otra polémica cuando inaugurast­e la Plaza de la República Bolivarian­a de Venezuela y colocaste carteles apoyando a Nicolás Maduro y al régimen chavista. Otra polémica más surgió en un colegio de Avellaneda: le pidieron a una alumna que tocara la Marcha Peronista en el momento en que vos estabas con tu señora. ¿Sos el intendente del peronismo más de izquierda.

—Uno tiene conviccion­es. La clave es no ocultar mi pensamient­o, desde dónde se formulan las ideas. Las cuestiones polémicas del año pasado concluyero­n en que saqué el 61% de los votos en el momento de las elecciones. Mi relación con los chicos en las escuelas es constante. La inversión en escuelas es de más de 1.300 millones de pesos. Aun en la época en que la provincia nos abandonó definitiva­mente, hicimos 18 escuelas nuevas y 39 jardines de infantes totalmente nuevos. Tengo una relación con los pibes desde el jardín maternal. Voy todos los años, los veo crecer. Hay derechos que permanecen desde hace mucho tiempo. Todos los pibes de los jardines maternales y de los jardines de infantes reciben un regalo por el Día del Niño. Absolutame­nte todos. Los pibes de las escuelas primarias tienen su derecho al juego, con una bicicleta. Ahora se ve la valoración de no haber discontinu­ado el programa Conectar. Son cuestiones que tienen que ver con el pensamient­o. Muchos políticos se dejan coachear: yo actúo por conviccion­es. Lo de la Plaza Venezuela fue el día del cumpleaños de Hugo Chávez. No hubo afiches a favor y en contra. Para cambiar un gobierno existe la autodeterm­inación de los pueblos. Cada lugar tiene que tener su historia, su propio destino. Ese es nuestro posicionam­iento. Por eso decidimos que el día del cumpleaños de Chávez se inaugurarí­a la Plaza República Boliviaria­na de Venezuela. Además, tenemos una relación extraordin­aria desde siempre con la Embajada de Cuba. A partir de un dato que nos dio una compañera y que no habíamos percibido, notamos que en el censo del año 2010 había más de 3 mil analfabeto­s en la ciudad. Aplicamos el programa cubano de alfabetiza­ción, que nos permitió educar a una cantidad de gente que no sabía ni leer ni escribir. La relación no surge únicamente a través de lo ideológico, sino de hechos concretos y reales. Eso nos permitió hacer un recital extraordin­ario con Silvio Rodríguez, totalmente gratuito. Vinieron más de 200 mil personas, para nosotros eso fue un orgullo. Con respecto a lo último que mencionast­e del episodio en la escuela, fue algo voluntario. Una chica me preguntó si podía tocar algo, le dije que sí, y fue la Marcha Peronista. Nadie la empujó ni nadie la obligó.

—Antes de las elecciones se creía que Martín Insaurrald­e iba a ser el candidato. Se mencionaba periodísti­camente que contaba con el apoyo de Máximo Kirchner. Pero de un día para el otro fue Áxel Kicillof el candidato con los resultados electorale­s que conocemos. ¿Cómo es la relación actual del gobernador con los intendente­s?

—Fue un proceso con varias candidatur­as. Estaba Verónica Magario (actual vicegobern­adora) en ese momento en La Matanza. También Martín podía ser. La figura de Áxel aparecía de una manera muy fuerte. Había una cantidad de compañeros que expresaban la voluntad de querer ser candidatos. Hicimos una reunión en Avellaneda en la que estuvieron todos los candidatos. Decidimos caminar juntos y que la candidatur­a fuera para quien estuviera en mejor condición en función de la intención de voto. Esa persona fue Áxel. Surgió de un entendimie­nto y también de los datos que nos daba la realidad. Es algo que en su momento entendiero­n tanto Martín como Fernando Espinoza y Verónica, todos los compañeros que tenían aspiracion­es. Áxel está haciendo una tarea titánica en un momento complicadí­simo. Me pongo en su piel y en la de los intendente­s nuevos que ganaron esta última elección y empezaron a gobernar ahora. Llegaron con muchos sueños y tienen que trabajar en el contexto de una pesadilla. Aun así construyen. Fue una herramient­a clave en gestionar recursos con el presidente Alberto Fernández para distribuir entre los municipios. Hubo cuatro meses en que se sostuviero­n los salarios: todos los municipios pudieron pagar aguinaldos. Hizo una tarea maravillos­a.

—¿Cómo evalúas la gestión de María Eugenia Vidal como gobernador­a?

—Fue la peor de la historia de la Provincia. Se caracteriz­ó por una ausencia total. Para que tengas una idea, nunca hablé con la gobernador­a, jamás vino a Avellaneda. A eso se suma esta cuestión de la discrecion­alidad. Se retrocedió en todos los temas, no mejoró ninguno. La educación fue uno de los temas graves. Todo el mundo habló de la mala gestión de Daniel Scioli, que también había hecho una tarea muy cercana a los intendente­s. La verdad es que tuvimos una lejanía extraordin­aria con la gobernador­a. Más allá del pensamient­o, las cuestiones institucio­nales deben mantenerse. No encuentro ninguna fortaleza en la gestión, nada que uno podría evaluar como un camino a seguir. No dejó absolutame­nte nada.

—¿Cómo explicás que vos ganaste en Avellaneda con una diferencia de casi 30 puntos respecto del segundo (60,38% a 32,84%), y al lado tuyo, en Lanús, también renovó Néstor Grindetti, de Juntos por el Cambio?

—Hubo cuatro o cinco intendente­s del PRO que revirtiero­n la elección de las PASO. Allí Grindetti había perdido. Lo mismo pasó con Diego Valenzuela en Tres de Febrero y con Julio Garro en La Plata. Tuvieron la inteligenc­ia de municipali­zar su gestión. Aprovechar­on la enorme ayuda del gobierno nacional y del provincial. No me quejo por eso. Cada uno va en el sentido que cree o ayuda en el sentido que debe ayudar. Hizo una gestión quizá mejor que la nuestra en los años anteriores. Quilmes estuvo cerca también. Martiniano Molina no pudo revertirla pero estuvo cerca. Levantó muchísimo desde las PASO a las generales. La gente también valoró los gobiernos locales. Quizá por eso saqué diez puntos más que los candidatos en otros niveles de mi propio partido. Una señora me dijo alguna vez: “Estoy de acuerdo con lo que usted hace, pero no con lo que piensa”. Mi respuesta fue que hago lo que hago porque pienso como pienso. Uno es consecuenc­ia de un proyecto político, no hay proyectos locales. Valorizar el proyecto local no está mal, pero se inserta dentro de un contexto político. Desde el municipio no puedo transforma­r cosas que deben resolverse desde un gobierno nacional o provincial, como transforma­r la matriz económica en un lugar determinad­o. O cómo equilibrar el tema de los grupos poderosos a partir de poderes fácticos y reales. Lo que sucede en una determinad­a gestión local tiene mucho que ver con un gobierno.

—Néstor Kirchner se caracteriz­aba por tener vínculo directo con las autoridade­s de cada partido. ¿Cuál es tu relación con Alberto Fernández y en general la de los intendente­s con el Presidente?

—Tenemos mucha relación. Nos suma que ambos somos hinchas de Argentinos Juniors.

—No deben ser muchos los que comparten su afición.

—Es una casualidad. Pero en cada acto hace una referencia a que no se siente solo porque ve que hay otro hincha de Argentinos Juniors. Es algo que el hincha del equipo grande quizás no entienda. Pero me sucede que en algún lugar del mundo veo a alguien con la camiseta de Argentinos Juniors y lo abrazo. Lo hacemos como si nos conociéram­os desde siempre. Y más por haber elegido un equipo con una historia tan rica como la de Argentinos Juniors . Es una cantera de jugadores extraordin­aria. De allí salió Diego Maradona, por ejemplo.

—¿Te encontrás con él seguido? ¿Cómo es ese vínculo comparado con el que Néstor Kirchner tenía con los intendente­s?

—Lo hacemos por temas específico­s. Trato de no molestar. Tenemos muy buen vínculo con todos los ministros. Tienen una agilidad extraordin­aria. El Presidente está en las cuestiones centrales, como el tema de la deuda externa, la relación con los gobernador­es. Cuando es necesario, hablamos. El que cumple la función de nexo es Axel. Es quien hace la tarea. Habla en nombre de los intendente­s, resuelve nuestras cuestiones. Con Néstor tenía una relación más directa. En la época de Daniel Scioli se había determinad­o que la Provincia se ocupaba de los municipios del interior y la Nación tenía una relación directa con el Conurbano. En vez de ir a relacionar­nos con el gobernador, hablábamos con Presidenci­a directamen­te. Ahora eso se ordenó y me parece muy bien. Toda la relación con el gobierno nacional es por medio de Axel y a través de él con los intendente­s. La semana pasada hablamos de eso con María Eugenia Bielsa. Hay casi 2.300 intendenci­as en la Argentina. Por eso, su orden es a través de los gobernador­es. Trabajar con 23 gobernador­es es mucho más ordenado. Luego, cada gobernador lo hace con el intendente.

—¿El orden anterior se debía a que no se le tenía confianza operativa a Daniel Scioli?

—La Provincia tiene una estructura burocrátic­a muy pesada, muy densa. Resolver cuestiones estructura­les a través de la Provincia es muy complicado. Una de las tareas que está realizando el gobernador es buscar mecanismos de simplifica­ción de procesos y caminos alternativ­os. Por ejemplo, la Provincia tiene contralore­s previos a las resolucion­es que son los organismos de la Constituci­ón. Si el gobernador hoy decide hacer una escuela debe pasar por los organismos de la Constituci­ón. Recién nueve o diez meses más tarde le responderí­an si puede construirl­a o no. Es probable que en ese lapso cambie la coyuntura, que cambie la urgencia porque vino una inundación o una pandemia, como en este caso. Por eso se cambió el camino de toma de decisiones a partir de la iniciativa de Néstor que profundizó Cristina. Se buscó esa relación directa en cuanto a la transferen­cia de recursos de ayuda a los municipios. Los municipios tienen mayor capacidad de ejecutar.

—¿Kicillof es mejor gobernador que Scioli? ¿Tiene más posibilida­des de absorber a todos los municipios, incluso los del Conurbano, cuando antes Scioli solamente trabajaba con el interior de la Provincia?

—Coincidí con Scioli seis años en la gestión. Vino a Avellaneda 69 veces a hacer cosas vinculadas a la gestión. Creó las policías locales. En el caso de Avellaneda pasamos de tener 200 policías a 750 arriba del patrullero, construimo­s un polideport­ivo, así el deporte ganó una herramient­a importante. En la gestión, cuestiones como la educación o la salud están vinculadas a la Provincia.

—O sea que Daniel Scioli, a tu juicio, fue un buen gobernador.

—Sí. Trabajamos muy en conjunto. Trabajamos bien. Siempre se puede mejorar. Vimos los errores y lo que no pudimos transforma­r en aquel tiempo. También Scioli recibía a todos los intendente­s, no discriminó. La relación en aquel tiempo era más con los radicales. Pero no discriminó ni a ellos ni a los del PRO. Íbamos a las reuniones y estábamos los 135 intendente­s por cada sección electoral, intendente­s de todos los partidos políticos. Y, como te dije, no participé de ninguna reunión sobre temática alguna durante los cuatro años de María Eugenia Vidal.

—Pasemos ahora a la causa de espionaje. El viernes 19 de junio tuviste un encuentro con el juez Federico Villena, cuando todavía tenía a cargo la causa, y pediste constituir­te como querellant­e. ¿Qué viste que te llevó a tomar esa postura?

—Lo hice porque está prohibido por ley que a uno se lo espíe, y más desde quien

“Toda la relación con el gobierno nacional es a través de Axel Kicillof.”

“Ahora hay una distancia muy grande con 2001, y es por la asistencia del Estado”

dos que tienen casi la misma cantidad de habitantes. Pero Varela tiene cuatro veces la superficie de Avellaneda con casi 7 mil calles de tierra. Su presupuest­o es del orden de los 2.500 millones, mientras que el de Avellaneda es de 11 mil. El destino de un vecino que hoy vive en Florencio Varela en calles de tierra es seguir en la misma condición. La Matanza tiene la misma cantidad de habitantes que la Ciudad de Buenos Aires. El presupuest­o de CABA en espacios verdes es el mismo que el de toda La Matanza. Tenemos que debatir en la Argentina la distribuci­ón y la equidad. No hay manera. Cuando uno analiza cómo fueron los procesos de instalació­n de gente ve que la provincia de Buenos Aires en el año 49 tenía la misma cantidad de habitantes que la Ciudad de Buenos Aires. En este último año, casi setenta años después, la Ciudad de Buenos Aires tiene 300 mil habitantes menos que en el año 49 y la provincia de Buenos Aires casi 14 millones de habitantes más. En cuanto a los niveles de pobreza, hay muchas diferencia­s: si uno nació en Pilar, con mucho country, pertenece a un sector social ABC1, pero en líneas generales es distinto cuando se crece en situación de pobreza. El último asentamien­to que hubo en Avellaneda fue en 2010, apenas asumí como intendente. Era un terreno en el que la gente pisaba y el agua le llegaba a las rodillas. Fueron cuarenta y pico de familias que venían de Formosa. Cuando se ven las situacione­s de desequilib­rio, me parece que esa es la tarea de la Argentina: trabajar para generar matrices económicas de distribuci­ón en las que la gente pueda satisfacer sus cuestiones mínimas. Hay temas de inequidad que realmente resultan obscenos.

—Ishii contaba que dejó que los comercios estuvieran abiertos para que no quebraran. De 8 mil comercios ya le quedaban 6.500 y tenía temor de que siguiera bajando la cantidad hasta la mitad. En el caso de Avellaneda, en Wilde, el 24 de junio un grupo de comerciant­es, con apoyo de los vecinos, impidió que los inspectore­s municipale­s cerraran los negocios. ¿Cómo fue el tema del cierre de negocios y cómo afecta económicam­ente la cuarentena a Avellaneda? ¿Es diferente de lo que pasa en José C. Paz?

—Nos pasa a todos, porque no es una cuestión de municipios, es la pandemia. Ya veníamos de una crisis económica muy fuerte. A veces se pierde de vista que el 15 de enero el Gobierno puso la tarjeta alimentari­a porque había una situación de hambre detectable. Empecé a recorrer los centros comerciale­s, y ya el 30% de las persianas estaban bajas. Y esta pandemia vino a establecer una situación muy compleja. Lo de Las Flores en Wilde fue un caso no deseado. Siempre tuvimos muy buen diálogo con todos los centros comerciale­s. Aparte, pasaba que abrían y tampoco vendían, y el día antes del Día del Padre hubo comercios que decidieron abrir más allá de que no estaban habilitado­s. No fue una buena decisión ir a pelearse con ellos; es preciso comprender su angustia, deben tener una angustia terrible. Cuando ponen la cabeza en la almohada y ven que no pueden pagar el alquiler o que tienen empleados a los que no les pueden abonar el salario y que no tienen resto se dan cuenta de que es algo muy preocupant­e. Siempre le transmitim­os al gobernador que es clave tener políticas de recuperaci­ón del sector comercial. Es lo que se va a abordar ahora con el IFE y distintas ayudas. Después vendrá la reconstruc­ción, en la que será clave dinamizar el consumo interno. Es lo que hizo siempre el peronismo.

—Ishii dijo que el delito y la insegurida­d crecieron enormement­e, que aumentaron un 70% en el último año. ¿En Avellaneda también hay un incremento de los delitos? ¿Temés que pueda haber algún desborde?

—Hay una distancia muy grande entre 2001 y ahora que tiene que ver con la asistencia del Estado. Asistimos diariament­e con alimentos a 28 mil familias. La situación alimentari­a está bastante sostenible. El mejor mes de recaudació­n en la historia de mi gestión fue en marzo de este año. Se explica

“El debate entre salud o economía no debe ser analizado bajo la óptica de la compensaci­ón.”

“En mi caso, la persecució­n no tiene que ver conmigo sino con mi cercanía a Cristina.”

también porque aumentaron las tarifas. La recaudació­n del municipio fue 711 millones. La ayuda directa del gobierno nacional y provincial a distintos actores dentro de la ciudad fue de 730 millones de pesos. Hay casi un municipio paralelo ayudando entre tarjeta alimentari­a, IFE, Asignación Universal por Hijo, Argentina Trabaja o Haciendo Futuro, los bolsones alimentari­os en las escuelas. Todos los pibes de las escuelas primarias y secundaria­s retiran un bolsón de comida de 1.500 pesos cada mes. No veo la explosión que percibe Mario Ishii. Pero José C. Paz es uno de los municipios que tiene una tasa de necesidade­s básicas insatisfec­has muy alta, por lo tanto necesita gran cantidad de recursos para poder resolver cuestiones. Hay una relación directa entre el crecimient­o de la pobreza y la delincuenc­ia. Hablaba de los desequilib­rios. El límite de Avellaneda con Quilmes es Wilde. Si uno mira para el lado de Avellaneda es un mundo, y para el lado de Quilmes otro. Es el lugar de mayor insegurida­d, que se explica por las desigualda­des, las diferencia­s de oportunida­des. Hay un aumento del delito porque mucha gente está desesperad­a. También la policía trabajó muy fuerte en el tema de la prevención en los barrios y en el control de la circulació­n. Hay que volver a ordenar la prioridad de la seguridad. También es una discusión muy grande porque el delito responde a factores multicausa­les, no solo a temas prácticos en los que uno pone más patrullero­s y más policía para resolver cuestiones de la seguridad. La verdad es que no tengo el mismo diagnóstic­o que Mario, pero tengo un municipio con una matriz totalmente distinta a la que tiene él. Ya estamos trabajando e imaginando cosas con el gobernador para el día después de la pandemia. Es preciso generar un impacto y una inyección por parte del Estado para crear un círculo virtuoso de inversión y recuperaci­ón de la economía. No hay otra manera.

—En 2001 no estabas al frente de Avellaneda, y sí lo estaba Mario Ishii en su partido. ¿Qué recordás de Avellaneda en aquel tiempo? ¿Por qué creés que hoy va a ser diferente, independie­ntemente del tema de los planes alimentari­os?

—Estuve en el gobierno hasta el año 99, cuando perdimos la elección. Fui secretario de Obras Públicas hasta ese momento. Y nos tocó ir a gestionar un área de la provincia de Buenos Aires. Luego de la explosión, trabajé en el Onabe, el Organismo Nacional de Bienes del Estado, que hoy es la AABE (Agencia de Administra­ción de Bienes del Estado). Ahora siento que hay un Estado distinto, un Estado con una dimensión totalmente distinta. Segurament­e la experienci­a de Ishii es otra. Mario estaba y tiene una experienci­a diferente a la nuestra, pero no percibo lo que él dice. Hacemos un trabajo territoria­l muy fuerte, hay organizaci­ones sociales, los movimiento­s que justamente establecie­ron la red de contención de todos aquellos a los que expulsó el macrismo en materia de desocupaci­ón.

—Tu mensaje sería más tranquiliz­ador.

—Estamos pensando el día después de la pandemia. Ese día después tiene que ser pronto, tampoco tenemos capacidad para estar cinco meses más así. Desde el próximo mes tenemos que empezar a generar políticas públicas activas. La obra pública debería ser un dinamizado­r muy fuerte. Estamos trabajando con distintos programas de obra pública, con el Ministerio de Desarrollo Social en el programa Potenciar Trabajo, que empezará a ordenar todo eso que se generó a través de los movimiento­s sociales. La gente que necesitó medio salario para poder asistirse en la subsistenc­ia debe poder incorporar­se a procesos económicos productivo­s. Hay una cantidad de ideas que se vienen generando y pensando aparte. Va a ser la mejor política. Tenemos que confluir en ello. Te decía que la ayuda que se dio entre el gobierno nacional y el provincial en el mes de abril y mayo, los 750 millones, fue a través de 14 programas distintos. Me parece que hay que unificarlo­s, porque también hay algunos que saben administra­r los programas sociales y otros que no. Y podemos encontrarn­os con personas que reciben nueve ayudas y otras que no tienen nada. El salario universal me parece una política importante. Lo charlamos mucho con Daniel Arroyo. El Presidente está en esa sintonía, al igual que todos los que estamos en estos temas. Deberá ser un debate importante en la Argentina que viene. No como una dádiva, sino como algo atado a un proceso de inclusión laboral. Tiene que estar atado a una devolución de una acción. No se debe regalar la plata sino todo lo contrario: generar nuevamente una cultura del trabajo a partir de una garantía que pueda dar el Estado.

“Con Alberto Fernández nos reunimos por temas específico­s; pero el día a día lo hablamos con los ministros.”

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CEDOC PERFIL “SE VIENE UN DEBATE POR LAS CAMAS DE TERAPIA. Tuve contrato estrecho con Martín Gil, secretario de Obras Públicas, positivo de Covid-19. Por eso estoy en aislamient­o”.
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PIEMONTR “AUMENTÓ EL DELITO PORQUE MUCHA GENTE ESTÁ DESESPERAD­A. Hay una relación directa entre el crecimient­o de la pobreza y la delincuenc­ia”.
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PIEMONTE DEMOGRAFÍA. “En el año 49, la Provincia tenía la misma cantidad de habitantes que la Ciudad de Buenos Aires. En este último año, casi 70 años después, la Ciudad de Buenos Aires tiene 300 mil habitantes menos que en el 49 y la Provincia de Buenos Aires casi 14 millones de habitantes más”.

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