DEMETRIO LÓPEZ

Existen una serie de novedosas palabras que la pandemia nos trajo -“cuarentena” “hisopado” y otras igual de horribles-, a las que nos estamos malacostumbrando de a poco, porque si antes existía el “Todo por 2 pesos”, ahora se impone el “Todos a 2 metros”. La pregunta en definitiva es si podremos recuperar otras o finalmente deberemos meterlas en un nuevo museo de todas aquellas cosas que, sin Clark Gable de por medio, “lo que la pandemia se llevó”.

O¿qué contendría este museo? No más entrar, habría un salón al frente con el ítem “Viajes”. Allí habría vouchers, cámaras de fotos (verdadera antiguedad), valijas de distintos modelos, y dentro de vitrinas, un botones de hotel, la dentadura de un agente de viajes y otros especímenes extinguidos.

A un costado, otro salón: “Recitales”. Allí podremos admirar la imagen de un montón de gente -increíble: están todos tan apretados que entran en la foto- haciendo pogo, práctica ancestral que habrá que explicarles a los más chicos, acostumbrados hoy a no ver más de dos personas juntas a la vez. También habrá réplica de tickets de entradas, y en un salón contiguo, uno dedicado al Fútbol, con pelotas en vitrinas, referís escupidos e hinchas también realizados en cera asumiendo poses características.

Más allá, el salón dedicado al “Tráfico urbano”. No es que alguien lo extrañe, pero sin dudas es un fenómeno para colocar junto a la extinción de los dinosaurios, los cassettes y las máquinas de escribir.

En fin, habría muchos más salones: “Cine y teatro”, “Juntarse”, “Asados familiares”, “Cumpleaños”, “Acampar”, “Paso por tu casa y comemos una pizza”, “Conocí a alguien y me parece que hoy consumamos”, y otras.

¿Será realmente así o definitivamente deberemos fundar este museo? Ojalá que no. Porque el problema con este lugar es que será otro de los museos que tampoco podremos visitar.