Perfil (Sabado)

Back to school

- MÁXIMO PAZ* *Decano de la Facultad Ciencia de la Educación y de la Comunicaci­ón Social de USAL.

Cuidado con lo que deseas. Porque puede cumplirse. Este viejo adagio que se atribuye tanto a Oscar Wilde como a la sabiduría popular china, sigue describien­do nuestro presente en forma certera. ¿Cuántos niños, a través de la historia del mundo, habrán implorado con la cabeza hundida en la almohada que las clases se suspendier­an para no tener que levantarse de la cama? ¿Cuántos adultos, habrán deseado que una catástrofe mundial detuviera el ritmo de las cosas, con tal de quedarse un rato más en casa y no ir a la oficina?

Hasta que un día, eso sucedió. En algunas semanas, el virus de la discordia interrumpi­ó el orden global, y se llevó por delante todo lo que conocíamos: poniendo en cuestión la estructura de aquello que comprendía­mos y aceptábamo­s como lo cotidiano. Las institucio­nes clásicas –estado, familia, escuela- que ya venían cuestionad­as en su vigencia; crujieron bajo el yugo invisible de la pandemia. Por eso hoy, como formadores de la educación superior, analizamos lo que nos pasó en el último año y todo lo que estamos viendo durante esta semana tan especial: la que fue la semana del regreso a clases.

Primera observació­n: ir a la escuela no era en realidad un pesar. Las sonrisas de felicidad dibujadas en los alumnos de educación inicial, primario y secundario delatan el placer de regresar a las aulas. La práctica docente lo confirmó durante 2020: la comodidad de la virtualida­d no fue suficiente para anular la relevancia de la presencial­idad en ese hecho que conocemos como relación educador-educando.

La segunda observació­n, tiene que ver con el sentido de la escuela como organizaci­ón social. Un cierto pensamient­o cartesiano-decimonóni­co, ubicó durante bastante tiempo al colegio como un espacio de contenidos. El advenimien­to y ascenso de la tecnología computacio­nal/digital profundizó esta idea. Pero de repente, esta imagen parece desdibujar­se. Como decía el gran Eliseo Verón: toda elección de contenido implica siempre una relación subyacente. A la escuela se va a adquirir conocimien­tos, claro.

Pero también allí se aprender a compartir, a desafiar, a fracasar, a recuperar, a amar. A sufrir y a disfrutar. Y a veces, lamentable­mente, a comer. Y todo eso se ve limitado si sólo vemos la educación a través de la pantalla de una computador­a.

En una entrevista realizada en 2017 a un medio español, el orador motivacion­al Chris Gardner se preguntaba sobre el sentido de la educación. Y hacía preguntas importante­s: “¿por qué nos educamos? ¿Para conseguir un trabajo? ¿Para tener dinero? Tal vez eso sea parte del asunto, pero sospecho que hay algo más”.

Como Gardner, la pandemia nos pone frente al espejo. Obliga a los educadores a re-pensarse, a cuestionar nuestras motivacion­es más profundas. ¿Educarnos para ganar? ¿Qué? ¿Un trayecto educativo es una línea, un laberinto o un espacio sin movimiento, de introspecc­ión y búsqueda? ¿Cuál es el sentido de nuestro trabajo cotidiano?

Posiblemen­te no hay una respuesta única o definitiva para estas cuestiones. Pero podemos celebrar y reconocer el valor de la oportunida­d que nos ha dado la crisis. De tomarnos un “time-out” para poner las cosas en perspectiv­a y encontrar nuevas soluciones a las necesidade­s. Tercera observació­n: durante el año pasado, alumnos, docentes y autoridade­s de todas las institucio­nes educativas del país trabajaron juntos para salir adelante. Y en su gran mayoría lo lograron.

Por eso si podemos asegurar, que el regreso a clases presencial­es es positivo, siempre con recaudos y pautas de sanitizaci­ón adecuadas. Porque los alumnos, docentes y amigos pueden volver a mirarse a los ojos. A disfrutar y aprender de la mutua compañía. Y en algunos casos, a tener la única comida que van a disfrutar en el día.

Al final de su entrevista, Gardner decía: “creo que tenemos que educar para que las personas tengan una vida plena, auto-realizada. Y así puedan cumplir sus sueños”. Nada mal la idea. A seguir estudiando. Y como decía el director de mi escuela primaria: que tengan todos una buena semana.

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CEDOC PERFIL CONTACTO. La vuelta a clases presencial­es permite volverse a mirar a los ojos.

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