Perfil (Sabado)

La vacuna y los dos Albertos

El escándalo reveló que el problema del Gobierno no es la comunicaci­on, sino el modelo de liderazgo.

- CARLOS FARA* *Consultor político. Ex presidente de ASACOP.

Segurament­e Ginés González García debe estar superenfad­ado con ser “el pato de la boda”. Estará pensando que las irregulari­dades que sucedieron en su ámbito de decisión con la aplicación de las vacunas no eran las únicas. Al final, había más de un VIP y dudas por doquier sobre la transparen­cia, entre ellas en la Ciudad de Buenos Aires. Pero eso es que “mal de muchos, consuelo de tontos”, ya que al que agarran in fraganti paga los platos de todos. Es la política y es la vida.

Esto Ginés ya lo debía saber. Ministro estrella de la gobernació­n de Antonio Cafiero hace más de 30 años, sabe con qué bueyes ara. Por lo tanto, la vida y la política son injustas, pero son las reglas de juego. El ex funcionari­o operó subterráne­amente con al menos dos trascendid­os. El primero es que en la Casa Rosada sabían de la existencia del VIP. ¿Es cierto? Sabe Dios. Pero en todo caso: ¿qué diría un ministro caído en desgracia, si no es tratar de justificar­se y repartir culpas? Cualquier ser humano lo hace en la vida cotidiana, ¿por qué no lo haría un político con la trayectori­a y astucia de Ginés?

La segunda operación fue una amenaza: si yo llego a abrir la boca se cae el gobierno . Otra reacción de manual: enviar una amenaza a través de un trascendid­o. Ninguna novedad. Mucho menos para políticos experiment­ados como Alberto y Cristina, que no se asustan fácilmente. Eso se conoció el martes 23 por la mañana. Casualidad o causalidad el gobierno recalculó su GPS de la crisis y empezó a contrataca­r comunicaci­onalmente, lo que se podría sintetizar en ya hice lo que tenía hacer, ¿qué más quieren? Cortenlá y no me hinchen más . Seguro por esas horas en su fuero íntimo le debe haber dado la razón a la Cristina de la carta del 26 de octubre: palos porque bogas, palos porque no bogas. La reacción firme del viernes 19 cuando echó a Ginés no alcanzó para calmar a “los buitres”.

Cuando se producen las crisis en los gobiernos, lo que menos se consulta es el manual de crisis. La vorágine es tan grande y la actitud de sálvese quien pueda de los diferentes actores es tan potente que lo más probable es el error y no el acierto. Eso, que de por sí es connatural a ese tipo de procesos, se potencia cuando el liderazgo no actúa de manera suficiente­mente firme y/o cuando no tiene suficiente legitimida­d. Ambos factores se aplican a Alberto: su modelo de conducción no parece ser del todo eficiente, y además todo el mundo (literal) mira a ver qué dicen en el Instituto Patria. En esas circunstan­cias las crisis se potencian.

Con esos dos componente­s poco productivo­s, la crisis en sí muestra mucho más quién es Alberto que quizá ninguna otra. Su primera reacción en varias situacione­s ha sido políticame­nte eficiente (este caso de la vacuna, la crisis de la compra de alimentos en el ministerio de desarrollo social, la crisis de la cola de jubilados para cobrar en plena cuarentena estricta). Pareciera que tiene olfato fino con la opinión pública y corta por lo sano. Como esos árbitros que cuando ven una sucesión de piernas fuertes, saca dos amarillas y hace un llamado de atención a los respectivo­s capitanes de los equipos. Resultado: todo el mundo entra en razones y el partido se calma. Ese es el Alberto que ganó la elección con el 48%, el que convenció con terminar con la grieta, el que decía volvemos para ser mejores. Dicho en criollo: pueden estar en desacuerdo con lo que hago, pero acá se terminó la joda”.

Sin embargo, después aparece una segunda reacción donde Alberto parece moderarse a sí mismo y hace uso de la confrontac­ión más al estilo kirchneris­mo duro: se la agarra con la oposición y con algunos me- d i o s / periodista­s.

Aquí el mensaje es hacia el cristinism­o (el cual no confía en el presidente): ojo que no soy ningún pecho frío . ¿Son dos Albertos? ¿Cuál es el verdadero? Mi sensación: ambos. ¿Pero entonces es bipolar? Mejor dejemos la psiquiatrí­a a los que saben. Todos somos seres contradict­orios, solo que uno sobre cuarenta y cuatro millones es presidente.

El otro interrogan­te es si Verbitsky le produjo una crisis al gobierno intenciona­damente o solo quiso hacerle un favor comunicaci­onal –para aguarle una noticia a “la corpo”y eso tuvo repercusio­nes impensadas. Una crisis siempre se compone de intenciona­lidades y sucesos azarosos

no previsible­s. Solo para aportar al análisis y no quedarse con la versión simplifica­da: ¿y si Alberto no le pedía la renuncia a Ginés y decidía pagar el costo? ¿y si en las idas y venidas aparecía una prueba donde el presidente le pedía a su ministro de salud que montara un vip contra la voluntad del funcionari­o? Las operacione­s políticas no son procesos fríamente calculados al milímetro. Son apuestas con resultado incierto. Si la idea era mojarle la pólvora a los periodista­s de Clarín, salió muy caro. Si la idea era echar a Ginés, ahora se desató un aquelarre donde todo funcionari­o de todo nivel de todo el país hoy está preocupado. El que juega con fuego...

Como ya es público y notorio, además el gobierno comunica mal. ¿La culpa la tienen sus asesores comunicaci­onales? No. Para no irse por la simplifica­ción, acá hay tres cuestiones para aclarar. Primero, la responsabi­lidad siempre es del número uno, que no es un títere de sus consejeros. Segundo, cuando se toman malas decisiones políticas, la comunicaci­ón difícilmen­te las pueda arreglar. Tercero, la comunicaci­ón no es el problema aunque deba mejorarse- sino el modelo de liderazgo y decisorio.

¿Y la opinión pública? Obviamente enfadada porque presume la confirmaci­ón de que hay hijos y entenados. Pero hay dos tipos de enfados: 1) el segmento opositor escandaliz­ado y reconfirma­ndo sus prejuicios negativos hacia el gobierno/peronismo/kichnerism­o; y 2) el segmento que votó al oficialism­o enfadado pero acostumbra­do/realista/ escéptico, ¿acaso en la Argentina el que llega al poder no lo usa a su discreción? ¿con Macri hubiese sido distinto?

Moraleja: hay dos Albertos porque hay dos Argentinas.

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DIBUJO: PABLO TEMES PINCHAZO GINÉS GONZALEZ GARCÍA
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