Perfil (Sabado)

UN REY BENÉVOLO CON LA DICTADURA

- CLAUDIO GÓMEZ

Un documental que Netflix estrenó esta semana recorre los años de gloria de Pelé y se detiene en su relación con los jerarcas del régimen que asoló Brasil desde el golpe de Estado de 1964.

Pelé llegó al mundo para espantar el fantasma del Maracanazo y se tomó tan en serio su tarea que terminó como el hacedor de la alegría brasileña. En ocho años cambió el estado de ánimo del país. Le levantó la autoestima a una sociedad que dudaba de todo. Aquella frustració­n del Mundial del 50 derivó en la fiesta interminab­le de Suecia 58, de Chile 62, de México 70. Entonces sí: Pelé fue Pelé.

En esos doce años que lo llevaron de promesa del fútbol a Rey, está centrado el documental Pelé, dirigido por David Tryhorn y Ben Nicholas, que esta semana se estrenó en la plataforma Netflix.

Con generosas imágenes de archivo, entrevista­s con algunos de sus compañeros más legendario­s, como Zagallo, Jairzinho y Rivelino, y el testimonio del propio Pelé, el documental se detiene también en los años más oscuros de Brasil, con la dictadura que arrancó en 1964 y que por supuesto atravesó el fútbol.

La relación de Pelé con los distintos jerarcas del régimen y su postura servicial ante el poder autoritari­o marcan los momentos más interesant­es del documental. “El fútbol continuó igual. Al menos para mí, no hubo diferencia­s”, confiesa ahora Pelé, un viejo de 80 años que debe trasladars­e con un andador o en silla de ruedas.

De la misma manera que ocurrió en la Argentina diez años después, el régimen en Brasil utilizó el fútbol en beneficio propio. No se resistiero­n a quedarse afuera de ese termómetro que regula el estado de ánimo de la sociedad. Y para tener control sobre esa pasión desmedida, contó con el Rey como aliado.

Cuatro años después del golpe de Estado, el gobierno militar se puso más duro. Recortó las garantías individual­es, hubo detencione­s arbitraria­s, persecucio­nes, represión y torturas. Brasil estallaba.

—¿Qué sabías sobre eso, en esa época en que eras jugador? ¿Sabías de las torturas y esas cosas? –le preguntan a Pelé en el documental.

—Si yo dijera que no sabía, que nunca me enteré, estaría mintiendo. Nos enteramos de muchas cosas. Pero había muchas cosas también de las que no teníamos certeza si eran verdad o mentira. Cuando íbamos de gira con el Santos por Europa u otros países nos llegaban las noticias.

—¿Cómo fue tu relación con los gobiernos?

—Siempre tuve las puertas abiertas, todo el mundo lo sabe. Incluso en la época en que estaba todo muy mal. Siempre me buscaron para ver si podía apoyar a un lado o a otro.

Paulo Cézar, ex compañero de Pelé en México 70, es lapidario: “Su comportami­ento era como el de un negro sumiso que acepta todo, no contesta, no critica, no juzga”.

Gilberto Gil, el más futbolero de los músicos de Brasil, prefiere una interpreta­ción más romántica de esos años: “En medio de la represión, de las torturas, hubo un oasis de belleza, de esperanza, de emociones positivas y estimulant­es que fue el Mundial del 70”.

Más allá de las relaciones carnales de Pelé con los distintos poderes, el documental también hace escala en los grandes momentos futbolísti­cos del Rey. Uno de ellos, por supuesto, es el gol número mil de su carrera, que le convirtió de penal al rosarino Egardo Andrada, el Gato, arquero del Vasco da Gama, en un Maracaná que explotaba.

El documental no se detiene en la validez estadístic­a de esos mil goles. De hecho, para llegar a esa cifra contabiliz­aron tantos que Pelé había convertido en amistosos y torneos no oficiales. La revelación viene por otro lado. Las imágenes de archivo no dejan dudas: no fue penal.

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FOTOBAIRES COMPLACIEN­TE. “Era como un negro sumiso que aceptaba todo”, le cuestionan a Pelé.

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