Cuando China intenta imitar al cine catástrofe grande
El film está basado en la figura del montañista chino Wang Fuzhuo (19352015) que en 1960 junto a tres compañeros llegó a la cima del Everest por el lado norte. En la ficción de la película, el protagonista se llama Fang Wuzhou y es interpretado por el actor Jin Wu.
De la misión que por primera vez logró pisar la cima del Everest en 1960, según el guión, no quedaron registros fotográficos, debido a que la cámara se perdió en una avalancha, además de provocar un gran accidente al capitán de la expedición. El hecho significó un desacierto para el objetivo patriótico y de propaganda chino. El mundo no les creyó. Por eso en 1973, el gobierno chino decide reagrupar al equipo nacional de alpinismo. Dos años después, Fang Wuzhou, liderando un numeroso grupo de jóvenes logran llegar a la cima, luego de sortear cambios bruscos en
el clima y tormentas de nieve.
Avalancha: desastre en la
montaña apuesta al heroísmo y la gesta patriótica como elemento de propaganda política y ese objetivo se lo expone con claridad. Incluso con frases tan de manual, como “Para mí el montañismo es mi paraíso, pero para la gente común es un infierno”, o a la pregunta de “¿por qué la gente escala?” se responde: “los humanos estamos destinados a caminar hacia el futuro, el Himalaya”.
La mayor virtud de esta producción es su fotografía. Sumado a algunos efectos y ángulos de cámara se consiguen encuadres inusitados. Del mismo modo que otras situaciones, como las de la avalancha que empuja al grupo de alpinistas por una ladera incitan más a la risa, como si más fueran un blooper que una instancia dramática. Mientras otras secuencias resultan demasiado similares (las escaleras, el puente) a las que se observan en la muy lograda producción Everest (2015), de Baltasar Kormákur, con Jake Gyllenhaal y también basada en un hecho real.
El guión coescrito por el director Daniel Lee le incorpora a la historia una situación romántica, épica e idealista que resulta absurdamente inverosímil. Con excepción de la secuencia en la que los enamorados quedan casi aplastados por una inmensa roca y recién allí logran mirarse cara a cara. Lo que provoca desconcierto en el espectador que no sabe si reírse, o padecer el dramatismo de sus protagonistas.
Aunque la película intenta llegar al público a través de un intenso contenido dramático y afán de aventura en sus escenas, la mayoría de ellas entregan como resultado una simple marcación de la dirección y no consiguen transmitir la emoción deseada.